Capítulo 8

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Narra Ana

Me desperté por el sonido de un exprimidor. Abrí un poco los ojos, pero no veía nada, todo estaba oscuro. Me di la vuelta, exactamente hacia el lado por el que estaba Miriam. Intenté abrazarla, pero no la encontraba. Entonces abrí los ojos y me di cuenta de que no estaba. Me tumbé boca arriba y pasé mis manos por mis ojos.

Esta noche había pasado algo muy extraño. Me pareció escuchar a Miriam decirme "Te quiero" a media noche. No lo sabía realmente, estaba dormida, asi que creo que lo soñé.

Me senté en el borde de la cama y miré mi camiseta. Seguía llevando la camiseta del pijama de Miriam. Me abracé a mi misma y el aroma de Miriam me invadió. Sonreí tontamente y decidí salir de la habitación.

Cuando iba por el pasillo, seguía escuchando el exprimidor. Me asomé por la puerta de la cocina y sonreí al ver la espalda de Miriam, se había quitado mi top y se había puesto una camiseta de manga corta. Estaba haciendo un zumo de naranja y vi que la mesa estaba llena de tostadas con diferentes embutidos, mermeladas y mantequillas para untar. También vi un plato lleno de todo tipo de frutas diferentes.

Me acerqué a Miriam lentamente, sin hacer nada de ruido. Cuando estuve enfrente de ella, colé mis brazos por debajo de su camiseta y abracé su abdomen. Coloqué mi cabeza en su hombro y le di un sonoro beso en la mejilla.

-Buenos días, amor. - dije con una sonrisa tonta.

-¡Ay, joder! - dijo dando un pequeño brinco, lo que provocó mi risa y la abracé más fuerte. - Qué susto me has dado, tonta.

Reí y le di un beso en el cuello.

-¿Qué haces? - dije mirando cómo seguía exprimiendo la naranja.

-El desayuno, ¿no lo ves?

-Sí. ¿Sabes si hay alguien más en casa?

-No, la verdad es que no. Nada más levantarme me he venido a hacer el desayuno para todos.

-¿Y qué pasa si solo estamos nosotras dos?

Miriam dejó la naranja a un lado y se giró en mi abrazo. Me miró con una sonrisa divertida y pasó sus brazos por alrededor de mi cintura, pegándome más a ella.

-Pues si solo estuviéramos nosotras dos solas haría esto. - dijo bajando sus manos a mi culo y apretándolo con fuerza. Hizo un pequeño impulso hacia arriba haciendo que me subiera a ella y pasara mis piernas por su cintura. - Y esto. - dijo sentándome en la encimera y poniéndose entre mis piernas. - Te besaría. - acercó su cara a la mía y colocó sus manos en mis piernas. - Acariciaría cada parte de tu cuerpo. - acarició mis piernas lentamente, hacercándolas a una zona peligrosa. - Te desnudaría lentamente mientras dejo besos por tus zonas favoritas. - subió sus manos a mis costados y las coló por debajo de mi camiseta. - Y te haría mía en esta misma encimera.

Rozó mis pechos con sus pulgares y acercó sus labios a los míos, rozándolos. Mi respiración estaba agitada desde que Miriam se había dado la vuelta y me había mirado con aquella sonrisa. Bajó sus labios a mi cuello y me dio un pequeño beso. Suspiré y entonces puso su boca en mi oído.

-¿Qué te parece, canaria? - susurró con una voz ronca. - ¿Lo hacemos?

¿¡Que qué me parecía!? ¡Me parecía la mejor idea del mundo! Qué me hiciera lo que quisiera ahora mismo.

Sentimientos Encontrados | WariamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora