Así sabe un Cinnamon Dolce Latte

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Malú POV

Me retiré del shopping más que feliz con el perfume de Vanesa en mano, ella seguiría jugando el juego que le impuse desde el día uno con las reglas que yo imponía. La temática jefa y empresaria despertaba un morbo más que excitante y la química de piel que teníamos con Vanesa resultaba el complemento perfecto para que el juego siguiera su curso.

La noche cayó encontrándome en la cocina ayudando a Amanda con la cena.

María Lucía ¿Que haces aquí? — La voz de mi padre se escuchó a una distancia no tan amplia mostrando un tono de incertidumbre.

Me voltee para divisarlo y lo encontré bajo el umbral con su ceño arrugado — Ayudo a Amanda con la cena — Luego de responder a su interrogatorio bajé la mirada nuevamente al corte juliana que le estaba aplicando a una cebolla.

¿Te encuentras constipada Amanda? — Amanda colocó sus labios como una línea, llevó sus ojos a un lado y me encontró observándola con el mismo gesto.

Si señor, ten...

¿Por qué debería estar mal Amanda para que yo pueda ayudarla? — Con furia clavé el extremo de la cuchilla sobre un tomate y me voltee intentando juntar todo el coraje posible para poder sostenerle la mirada luego de mi respuesta amenazante.

En primer lugar me cambias el tono a mi jovencita — En cuanto dio el primer paso en mi dirección sentí mi sangre helarse — Y en segundo lugar, la cocina es el labor de la empleada y tu no eres una —

Lo hago porque me gusta

¿La cocina? — Ladeó su cabeza como si aquellas palabras le resultaran tanto confusas como incomprensibles.

Si, la cocina — Manteniéndole la mirada como una campeona — Y lo sabes

A ti debería gustarte llevar una empresa millonaria adelante, vivir con los lujos que vives y los fines de semana salir de shopping — Se paró dejando pocos centímetros de distancia entre su rostro y el mío — Como también debería gustarte presentar al menos una vez en la vida un hombre a tus padres — Le dedicó una mirada desafiante a Amanda y rápidamente la volvió hacia mi — Ahora ve a tu cuarto a hacer algo que no implique ensuciar tus manos y perfumarlas con el desagradable aroma de una verdura —

Pero...

Ve a tu cuarto María Lucía — Señaló a su espalda donde se encontraba la puerta dedicándome una mirada que llevaba un silencioso < Si te atreves a decir algo más te arrepentirás >

Sin responderle me giré hacia Amanda — Lo siento Amanda —

Tu tranquila, ve a tu cuarto que en una hora te tendré tu comida favorita sobre la mesa — Me sonrió cálidamente mientras acariciaba mi mejilla con la palma de su mano.

O en mi cuarto — Lo dije disminuyendo el volumen de mi voz en cada palabra y me volví para retirarme, pero al pasar al lado de mi padre me tomó del brazo ejerciendo presión, más de la necesaria y susurró a mi oído sin mirarme.

¿Cuántas veces tengo que decirte que no me desautorices delante de los empleados? — Clavó sus ojos encendidos por la furia sobre mi volviéndome incapaz de retrucarle algo.

Le dediqué una mirada de disculpa y en cuanto sentí a los músculos de mi brazo extendiéndose y volviendo a la normalidad retome mi camino. Mientras subía las escaleras respire profundo intentando no soltar las lágrimas que querían escapar.

Hablarán De Ti Y De Mi (VALÚ AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora