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Mi celular vibra en el bolsillo trasero de mi pantalón pero no hago caso, debe ser una notificación o las típicas cadenas que mandan los familiares, igual muchas ganas no tenía de revisar mi celular ya que estaba muy entretenida conversando con Taehyung.

―Entonces Choi fue castigado por mi culpa ―confiesa mi amigo― debo admitir que me siento mal pero se lo recompensé invitándole unas galletitas.

Terminar de relatar su graciosa historia y deja ver su sonrisa cuadrada. Llegamos a mi casa y justo a tiempo. No veía el coche de mis padres, así que aún no habían llegado.

―Gracias por acompañarme y ayudarme con el pastel.

Se rasca la nuca incómodo y se sonroja notablemente. Dios, que adorable.

―Sabes que no es nada ―mira la hora en su reloj y abre un poco sorprendido los ojos― se me hace tarde, debo irme. Hablamos luego.

Con rapidez besa mi mejilla y sale huyendo dejándome sorprendida en la puerta de mi casa. Una sonrisa diminuta se escapa y solo veo como se aleja corriendo.

Sin embargo... la felicidad desaparece o al menos un poco de ella cuándo Yoongi viene caminando hacía mi casa, mantiene el mismo patrón de colores en su ropa... ósea negro. Sus dos manos escondidas en los bolsillos delanteros y con una mirada fija hacía el suelo. L

Levanta un poco la mirada y tiene fruncido el ceño una vez que me ve afuera y con un pastel en las manos. Cruza hacía el lado dónde me encuentro y llega a estar parado frente a mí.

― ¿Estabas con Taehyung? ―es lo primero que sale de sus labios. Me escanea de pies a cabeza deteniéndose de nuevo en mis ojos― me acabo de topar con él.

― ¿Qué haces aquí? ―ignoro las preguntas anteriores y reviro los ojos para darle ese toque de "me molesta tu presencia" ― ¿te invitó Jimin?

Suelta un suspiro y comienza con esa manía de rascarse el brazo y juguetear con su cuello, cosa que solo hace cuándo está nervioso o ansioso.

― ¿Acaso no has leído mi mensaje?

Así que era él que insistía tanto ―No he tenido tiempo de revisar mi teléfono.

Toco el timbre incesantes veces pero nadie abre, el cabrón de mi hermano debe estar durmiendo con los auriculares puestos. Saco las llaves de mi bolso aun sintiendo la pesada mirada de Min detrás de mí e intento no ponerme nerviosa.

Una vez que logro mi cometido, dejo la puerta abierta para que Yoongi entre. Ambos nos deshacemos de nuestros zapatos y nos colocamos las pantuflas. Voy directo a la cocina para guardar el pastel en el refrigerador y de paso hacerme algo de comer.

― ¿Para que el pastel, si es que puedo saber?

Toma asiento del lado contrario de la isleta apoyando su cabeza con su mano y esperando mi respuesta. Saco de la alacena un paquete de galletas y una lata de soda.

―Es el aniversario de mis padres ―sin disimulo miro el reloj que cuelga de la pared― y no deben tardar en llegar, así que deberías irte.

Abro la lata y suena ese sonido característico del gas, hago lo mismo con las galletas y me llevo una a la boca.

―Tus padres llegan dentro de dos horas, tengo tiempo de sobra.

― ¿Cómo sabes eso? ―pregunto asombrada por qué estaba en lo cierto― acaso te has robado el itinerario de mis padres, ¿verdad?

Suelta una risa sarcástica, más sin embargo no responde mis pregunta. Debí intuirlo, tiene sus métodos tétricos para saber todo lo que quiera. Igual y puede que le haya preguntado a Jimin y yo ya me estaba montando la película del siglo.

Bad Boy. M YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora