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Día 3 de 7

―Sunmi, por favor, regresa de una vez que te necesito aquí conmigo ―chillo en el teléfono― necesito a mi mejor amiga alimentándome de helado y buscándome citas por internet.

― ¿Tan mal han estado las cosas con el innombrable?

―Es que no me va contártelo por teléfono, ya te necesito aquí, te juro que si alguien no me detiene iré yo misma a matar a ese estúpido― me recuesto en la cama y cierro los ojos sintiendo el ardor en ellos. No sé cuánto tiempo llevo llorando.

―Sabes que me encantaría estar contigo y más en estos momentos, pero no puedo ir sola, ¿ósea? Recuerda que Jimin es quién conduce, a no ser que le diga a él como estás y tal vez me lleve de regreso.

El peso de la culpa me invade y no había pensado en lo egoísta que estaba siendo, no quería arruinarles el viaje a mis mejores amigos, de seguro ellos están disfrutando de las vacaciones y yo llego con mis dramas a joderles la existencia. La culpa la tengo yo, si hubiese ido, no estaría pasando por esto.

― ¿Sabes qué? Olvídalo, sigue disfrutando junto con los chicos, perdona Sunmi. Estaré bien, seré paciente a que regresen y te contaré todo.

― ¿Segura? Me preocupas.

―Que si, hablamos luego.

―Está bien, cualquier cosa me hablas. Te quiero.

―Yo más.

La llamada se termina y tiro el celular en cualquier parte de la habitación. Necesitaba despejarme urgentemente.

Me levanto de la cama y recuerdo el bar al que me llevó Jimin esa vez que lo quise acompañar junto con el pálido. Aún son las seis de la tarde, pero teniendo en cuenta el tiempo que invierto en arreglarme, saldría de aquí a las siete, así que manos a la obra.

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El ambiente de solo entrar es meramente cálido, hay regular de personas bebiendo o socializando, lo que la gente hace en un bar comúnmente.

Había optado por unos pitillos negros y un top blanco, bastante sencilla en ropa pero invertí un poco más en el maquillaje, para lucir mayor de lo que soy.

Tienen de música sonando la última de Dua Lipa, One Kiss y me entran ganas de bailar pero no aquí no sé bailar y además que soy tímida.

Voy directo a la barra y tomo asiento, el barrista me observa curioso y recarga ambos brazos en la superficie que nos divide.

― ¿Qué te ofrezco dulzura?

Qué bien, está en modo ligue, genial. Arrugo la nariz y me quedo pensando sobre que ordenar, recuerda Yun que viniste sola y no te puedes ir e estado de ebriedad hasta la casa.

―Un shot por favor.

Él barrista asiente y comienza con el "difícil" trabajo de verter alcohol en un vaso pequeño, vaya, si gana buen dinero hasta yo podría hacer su trabajo. Me lo sirve y cuento hasta 3 mentalmente, para así tragarme el contenido de un solo golpe.

El chico se ríe tal vez por las miles de expresiones que estoy haciendo en este momento, es que esta porquería quema mi garganta y lo siento pero no puedo no fingir que no me afecta. ¿Por qué no hacen shots más suaves? Uno que te ponga igual de borracha pero que no sea tan difícil de digerir.

Más personas se han acercado a la barra y por suerte me libro del sujeto. Bajo de la silla y busco una mesa, creo no fue buena idea venir sola.

― ¡Yun! ―gritan mi nombre y rezo porque en este momento se abra algún hueco en el suelo y me trague― ¡Hey!

Bad Boy. M YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora