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Estaba con Sunmi en la biblioteca, habíamos decidido empezar con el estudio del examen de la próxima semana. Se acercaban las pruebas más estresantes y con ello muchos trabajos, entre ellos proyectos, ensayos y otras cosas más. A pesar de cómo era, me mantenía con buenas calificaciones, no era la mejor del grupo pero tampoco la peor.

―iré por unos libros en la sección del fondo ―avisa mi amiga y solo gimo en respuesta.

Continúo leyendo sobre la mitosis y sinapsis, interesante el tema pero algo tedioso. Escribo las partes más importantes en mi cuaderno y subrayo palabras clave, aunque cuando me daba cuenta todo el texto terminaba con marca texto y es que para mi toda la lectura era importante.

El sonido de la puerta abriéndose suena y veo que es Jimin y jungkook quienes entran, levanto la mano para que me vean y dan conmigo, se acercan a la mesa y toman asiento.

―no pensé que conocieras la biblioteca Yun, nunca te había visto aquí.

Dice kook y doy una risa falsa, como si me hubiese contado el mejor chiste de la historia. Sunmi sale del último pasillo y se fija quienes están en la mesa. La veo ponerse nerviosa y un leve sonrojos en sus mejillas a aparecido. Sonrió con ternura y se cuál es la razón de su actitud.

La chica se acerca y toma asiento a mi lado. Veo que hace un intento de lectura pero no deja de tragar en seco y dirigir miradas cautelosas contra jeon.

―Por cierto Jimin ―corto el silencio― el viernes tienes una cita con Hye, a las siete, en el parque de diversiones, llega puntual.

Mi hermano abre sus ojos más de lo normal y cierra el libro de golpe. Me apunta con el dedo y frunce el ceño.

―Ni en un millón de años ―sentencia guardando sus cosas.

Le había prometido a Hye que le conseguiría cita con Jimin aunque sabía que él se negaría rotundamente. Bueno Yun, hora de negociar.

―Si aceptas haré tus tareas de la casa por dos semanas.

Ofrezco y veo como me mira de nuevo. Se lleva la mano a su mandíbula y pone una pose de estar meditando mi trato.

―Que sea un mes y limpiaras el coche.

Abro la boca indignada pero es un precio razonable. Extiende su mano y chasqueo una vez que damos el apretón de manos, cerrando oficialmente el trato.

Continuamos estudiando y al terminar nos despedimos de jungkook y Sunmi, quienes se van juntos a la estación del metro. Jimin cruza sus brazos en mis hombros y cruzo mi brazo por su cintura. Nos dirigimos al estacionamiento de la escuela y me extraña ver el coche de Tae aún en el establecimiento. El salió hace horas, ¿seguirá dentro de la escuela?

―Adelántate a la casa, creo Taehyung sigue aquí, iré por él, cualquier cosa te llamaré.

― ¿segura? Es un poco tarde para que estés aquí

Sujeta el volante y me mira preocupado pero le digo que estaré bien, deja de insistir y enciende el motor del vehículo para dar reversa y salir del estacionamiento.

Sujeto con fuerza la correa de mi mochila y me regreso al recinto. Saco el celular y marco el número de Tae, suena, suena y no responde.

―este imbécil― reviro los ojos y pienso en los posibles lugares en los que podría estar.

Recorro desde la cafetería, los baños, el área de artes y las partes de las canchas pero no doy con mi amigo. Harta de no encontrarlo, timbro una vez más y por fin me responde.

― ¿Dónde estás? He visto tu coche en el estacionamiento y te estoy buscando.

Escucho ruido de fondo, como el de la televisión. Que no me diga que está en casa, por favor.

―Yun el coche me lo ha pedido un amigo y se lo presté, estoy en casa. Perdona si te preocupé.

Llevo mis dedos al puente de mi nariz y suspiro. Me despido y termino la llamada. El cielo se ha nublado y desde lo lejos veo rayos caer junto con el sonido de los truenos. Perfecto, tendré que esperar que pase la lluvia para irme a casa.

No pasa mucho para que la gran tormenta desate su furia sobre Daegu. Me abrazo a mi misma para darme calor, ya que deje mi suéter en el coche de Jimin.

Me encamino al aula de música, donde tienen un sofá y una maquina de café. De hecho esa aula solo tenía de instrumento el piano negro que fue donado por el becario.

Camino cerrando los ojos y tapando mis oídos por los truenos que lamentablemente me ponen muy mal, tremenda fobia que le tenía. Así que corro hasta el salón sin detenerme al escuchar que alguien ocupada el aula. El sonido de una suave melodía se escucha y mis oídos son bendecidos.

No quería interrumpir pero necesitaba entrar si no quería morirme de frio, así que sin tocar abro la puerta y la tenue luz encendida alumbra la figura que estaba sentada en el banquillo. Sus dedos delgados y pálidos se han detenido sobre las teclas, gira su cabeza hacía mi y en ese momento cae un rayo que ilumina toda la pieza.

― ¿Qué haces aquí?

Pregunta Yoongi poniéndose de pie y acercándose a mí. Se quita su chaqueta y me la coloca por los hombros. Me sonrojo y le doy las gracias.

Entramos y nos sentamos en el mueble. Me comparte de su taza de café recién preparada y doy un sorbo,

―Estaba buscando a alguien pero ya está en casa.

Asiente y quedamos en silencio, disfrutando del sonido de la lluvia caer y lo estruendoso de los truenos. Por alguna razón no me daba tanto miedo como cuándo estoy sola, sin duda Yoongi me proporcionaba seguridad.

―No sabía que tocabas el piano.

Rompo el silencio. Me mira y relame sus labios.

―Es mi primer amor, el sonido que el piano deja salir siempre ha sido mi melodía favorita. Cuándo hago canciones o solo me dejo guiar por lo que siento, es el piano quién siempre está ahí para mí ―se pone de pie y va directo al instrumento― cura en definitiva todo lo malo en mi vida.

No digo nada y me ahogo en sus profundas palabras, viéndolo así Yoongi siempre ha sido alguien solitario. Nunca le conocí a sus padres, hermanos o novias. El es reservado, callado pero muy observador. Me di cuenta cuándo lo acechaba a escondidas, siempre fumando pero viendo a su alrededor, fijándose en el cielo o en sus zapatos. Sus ojos nunca dejaban de moverse y cuándo veía algo que le gustaba, dibujaba una pequeña sonrisa.

Eso es lo que me gusta de él, que se conforma con los pequeños placeres de la vida.

De pronto la luz se va y trago en seco. Me levanto y saco mi celular para alumbrar con la linterna. Reflejo hacía el piano pero no veo a Yoongi ahí, retrocedo y choco contra algo y pego un grito.

―Tranquila Yun, soy yo.

Me relajo y nos quedamos en silencio. Eran las ocho de la noche, y tal parece que esta lluvia no tiene pensado parar. ¿Por qué siempre me pasan estas cosas a mi? ¿Acaso tengo una maldición? Fracasar es mi segundo nombre.

―Tengo hambre ―confieso sacando una barrita de cereal― ¿quieres?

Por la luminosidad del flash, puedo ver como sus ojos se han puesto más brillosos. Asiente, así que le doy mi celular y abro la barrita, quitando la envoltura. Lo partiría en dos pero la mano de él me detiene. Sujeta mi muñeca y se lleva la barra entera a su boca, abre y da un mordisco sin quitarme la mirada de encima. Bien... así empiezan las pornos.


Bad Boy. M YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora