Capítulo XV: La Boda

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Medellín, Colombia

25 de noviembre de 2022

Me encuentro mirándome en un espejo mientras me acomodo la corbata, la pelirroja está en el fondo maquillándose en otro espejo vistiendo un vestido azul rey, yo voy vistiendo una camisa de vestir color rojo y sobre la cama está tirado el saco negro que me voy a poner para que haga fuego con la corbata y el pantalón que son del mismo color, termino de colocarme la corbata y me coloco el saco - ¿Cómo estoy? – ella deja de maquillarse y voltea a verme – Perfecto – regresa a maquillarse y yo le digo – Ya vamos tarde, no te maquilles mucho ya te he dicho antes que no necesitas eso – mientras se echa rímel en las pestañas me dice – Claro que si lo necesito – me cruzo de brazos – No lo necesitas, eres perfecta al natural mostrando tus pecas y demás – ella me sonríe – Está bien, espérame en el auto – antes de salir le vuelvo a recordar que se apresure – Está bien, pero no tardes mucho recuerda que soy el padrino de bodas, Leo ya me escribió que va en camino a la iglesia – se deja de maquillar un momento y me dice algo molesta - ¡Ya voy!

Vamos en el auto camino a una iglesia de Itagüí – Te tardaste demasiado – ella suspira – Solo me tardé media hora, no fue nada – volteo a verla de manera absurda – Fueron treinta minutos, ¿cómo no van a ser nada? – ella coloca una mirada tierna para pedirme perdón – Lo siento – yo echo un largo suspiro y le digo – Está bien, está bien, no voy a discutir por eso ahora – Sonríe y me besa la mejilla, el semáforo cambia de color y acelero perdiéndome del lugar. Llegamos a la iglesia, me estaciono rápidamente y entramos en la casa de Dios, para mi suerte Leo no ha llegado aún, me dirijo hacia el altar y me pongo a esperarlo mientras que la pelirroja se sienta junto a Katherine y Stefany, esta última me saluda desde lejos, después de todo no la veo desde hace seis meses y junto a ella están Diego, Isaac, David, Alex, Jackson, Felipe, Nicole, Gisela, Cristofer y Cheche. Al otro lado del altar, junto a mí, se encuentra la madrina de bodas, una mujer blanca de baja estatura y de cabellos enrulados negros.

Me quedo detallándola y ella a mí, parece que nos conocemos - ¿Andrés? – pregunta ella - ¿Patricia? – le pregunto, ella asiente con la cabeza, se trata de Patricia una buena amiga de Ysabel que estuvo con ella en la academia de baile a la cuál asistía antes de marcharse - ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí? – pregunta, de manera hilarante le responde – Soy el padrino de bodas de Leo – ella sonríe - ¡Qué cosas! No pensé que fueras amigo de Leo – bajando el tono digo – Y yo no pensé que fueses amiga de Rebeca – luego le sonrío – Antes de que lo preguntes, Ysabel está bien – me sorprenden sus palabras y le pregunto - ¿Cómo? – ella me mira y responde - ¡ah! Creo que no sabías que yo estaba con ella en Nueva York, me vine por la boda, pero regresaré dentro de una semana, así que si quieres decirle algo puedes hacerlo ahora o te daré su número, no sé – bajo la mirada – No hará falta – tras mis palabras ella me dice – Oye, ya sé que las cosas no terminaron muy bien entre ustedes dos, pero créeme ella tuvo sus razones para hacerlo – levanto mi mirada y le digo – Créeme, no hará falta.

Como caído del cielo, entra Leo por la puerta grande y Patricia regresa a su lugar, Leo llega hasta el altar y me saluda - ¿Trajiste el anillo? – me pregunta susurrándome y le respondo de igual manera mientras me toco el bolsillo del saco – Eso fue lo primero que metí en mi bolsillo – chocamos los puños mientras dice – Sabía que podía contar contigo – lo abrazo y le digo – Estoy tan orgulloso de ti – Su piel morena se pone algo colorada y me dice – No hace falta que hagas eso – lo termino de abrazar y él va a saludar a Patricia. La novia hace su entrada y comienza a sonar la música de bodas, llega al altar, Leo la toma de la mano recibiéndola de parte de su madre y comienza la ceremonia matrimonial.

Todo terminó bien para Leo, dieron sus votos, ambos aceptaron estar el uno con el otro hasta que la muerte los separe, no quiero profundizar mucho en lo que sucedió, fue un momento especial en el que me sentí feliz por mi mejor amigo. Luego estuvimos todos en la fiesta, se realizó en una discoteca de la ciudad, estoy bebiendo Whiskey en la barra y diviso a la pelirroja sentada en una mesa charlando con Kat y Stefany, ella voltea a verme y me guiña el ojo mientras bebe de su vaso de alcohol, yo le sonrío ella regresa a lo suyo. Una lenta y suave canción comienza a sonar, la pareja de recién casados destaca al bailar, me levanto de mi asiento y me acerco hasta donde están las muchachas y le extiendo la mano a Megan – Señorita, disculpe mi gran atrevimiento, pero quería saber si no es mucha molestia para usted concederme esta pieza y disfrutar de su grata compañía un momento – Ella toma mi mano – Para nada, total desconocido, esta canción es perfecta.

La llevo a la pista de baile y comienzo a bailar conella de un lado a otro en un perfecto momento – Te amo – le susurro al oído, alo que ella responde susurrándome también – Yo te amo mucho más, idiota –Observo a Leo bailando junto a mí, me levanta su pulgar y yo le levanto el mío,ambos sonreímos. Continúo bailando con ella mientras pienso que este es elfinal de la triste y decadente vida que llevaba, gracias a ella puedo ver mivida comenzando a surgir nuevamente de las cenizas de un perfecto amor fallido,ella fue el huracán que quitó el polvo de mi corazón y me permitió amar denuevo, me permitió amarla, me permitió ser feliz. Ahora que ya acabó lo delZodíaco, que mi hermano mayor murió, ya no creo que haya más problemas para míen el futuro, me limitaré a ser feliz, vivir, cantar y crecer como lo soñabadesde un principio, acompañado de la mujer que me hará feliz el resto de lo queme quede de vida, este es el final de mi aventura, aunque todavía me quedamucho por vivir.

La Melodía del Amor 2: Los Acordes del OlvidoWhere stories live. Discover now