La Melodía del Amor 2: Los Acordes del Olvido

Capítulo XXII: Por Todo Aquello Que Amo

1

Continuo a no sé cuántos pies de altura, encarando a mi hermano a punto de comenzar a luchar contra él, Megan termina de desatar a mi padre y se colocan junto a mí, los observo brevemente y regreso mi mirada a Aaron, luego les digo – Lo siento, pero les pido que me dejen hacer esto solo – Megan voltea a verme y dice – Estás loco, no podrás con él – la miro a los ojos y digo – Tomen el avión mientras que me encargo de él, por favor no pueden permitir que la ciudad se vea destruida por los caprichos de mi hermano – Megan frunce el ceño y me dice – No puedo hacerlo – mi padre coloca la mano en su hombro y le dice – Estará bien, hagamos lo que él dice, tomemos el avión y desviémoslo al océano – Megan se queda observándome unos segundos en silencio y luego mi padre la toma del brazo y la lleva con él, vuelvo a observar a mi hermano quien me dice – Morirás como todo un héroe – sin responderle lanzo un fuerte gancho izquierdo a su cara, él lo detiene con su brazo derecho y me pega con una patada en la cintura.

Después del golpe, me vuelve a pegar, pero esta vez con un poderoso gancho izquierdo, luego me jala hacia él tomándome de los hombros y golpea mi abdomen con un rodillazo, sacándome el aire, me doblo mientras sujeto con mis manos el abdomen y aprovecha para tomar mi nuca con sus manos y golpearme la cara con otro rodillazo, intento caer de rodillas, pero jala de mi pelo y me mantiene de pie para golpearme con un cabezazo en la frente, esto hace que yo retroceda dejándole el espacio suficiente para que salte y me golpeé con un puño de Superman en el rostro, doy dos pasos hacia atrás mientras intento no perder el balance, lo consigo e intento contraatacar con un gancho derecho, pero él detiene mi puño sosteniendo mi muñeca, luego me jala hacia él y me golpea con el codo en la nariz acto seguido un tercer rodillazo, pero a las costillas haciendo que vuelva a encorvarme, posteriormente me toma por el suéter y me lanza hacia las cajas de explosivos, me golpeo la cabeza fuertemente y mi cuerpo rompe una de las cajas y paso a través de ella, cayendo en el suelo del avión bocabajo.

No siento la cara de tanto que me ha golpeado en ella, intento colocarme de pie colando mis manos en el suelo, mientras voy subiendo lentamente, observo una pequeña mancha de sangre en el suelo, me coloco de rodillas y paso la mano por mi frente, mi nariz y mi boca, de todos lados tengo sangre chorreando, escucho a mi hermano a mis espaldas hablándome – Deberías rendirte y quedarte en el suelo, así vivirás un poco más – aun de rodillas coloco un pie en el suelo y apoyándome con él me levanto en silencio, una vez de pie le respondo – Lo siento, pero personalmente tengo fuertes motivos para no rendirme – me giro hacia él y lo vuelvo a observar frente a frente - ¿ah sí? ¿Cómo cuáles? – pregunta, mi corazón late fuertemente y mi cuerpo cosquillea, la adrenalina está haciendo efecto en mí.

2

Katherine

Me encuentro en un silla de ruedas en la habitación del hospital contemplando por una ventana la oscura noche y la brillante luna que la ilumina, son las 1:30 AM y no puedo conciliar el sueño hay algo que me ha impedido dormir toda la noche, no sé lo que es, tampoco sé si es algo bueno o malo lo que siento, solo sé que es "algo", un presentimiento, algo que me hace sentir incómoda, no he tenido noticias de Andrés desde que se marchó a México con aquella pelirroja tengo miedo que la próxima vez que me toque verlo esté dentro de un ataúd, ese idiota si que sabe cómo hacerme perder el sueño, lo amo... pero no porque me guste, simplemente lo amo como un amigo o a un hermano, aunque ¿por qué no?, si él me lo pidiese quizás aceptaría ser su novia después de pensarlo mucho.

La prima de Andrés, la oficial María Martínez entra a la habitación - ¿Katherine? ¿Sigues despierta? – giro mi silla de ruedas para poder verla - ¿María? ¿Qué haces aquí a estas horas? – le pregunto mientras la detallo, está sucia, un poco golpeada y su ropa se ve algo húmeda – Estoy con el teniente Pimentel, están operándolo de un brazo, lo llevé a una clínica para que lo trataran, pero tenían todos los quirófanos llenos, solo pudieron parar la hemorragia y luego lo trasladaron hasta acá – me suena ese nombre - ¿Alberto está aquí? ¿ya es teniente? – detengo mi lluvia de pregunta para hacerle otra más importante - ¿Qué le ocurrió en el brazo? O espera mejor aún, ¿Qué hacían ustedes dos juntos? – Ella camina hacia mí y coloca su mano en mi hombro – Linda, la ciudad está bajo ataque por el Zodíaco, la Base Naval ya no existe, voló en mil pedazos, el teniente y yo fuimos los únicos que quedaron con vida, en cuanto a lo que le pasó, enfrentamos a uno de los hombres del Zodíaco y le cortó el brazo, perdió mucha sangre.