Capítulo 33 "Sin casa"

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POV Flor
La mañana siguiente fue maravillosa. Todos me felicitaban gracias a que acaban de publicar mi artículo y yo no podía estar más feliz. Daba brincos de alegría. Luego fui a tomar algo al bar con Miru y me volví a casa.
Eran las nueve de la noche cuando recibo el llamado de Virginia, cosa que me preocupó
-¿Vir?-
-Ay, menos mal que aún no duermes-
-¿Qué pasa?-
-Es que necesito que vayas a la oficina a por unas cosas que me dejé-
-¿A la oficina?-
-Sí, es que debía enviar un reportaje por e mail, pero ni siquiera lo llegué a pasar a mi computadora, está en la tuya-
-¿Estás de coña? Vir, son las nueve-
-Por fa, Flor. Yo no puedo porque estoy algo enredada acá en casa, pero vos vives cerca. Puede ir. Por fa, no me quiero meter en líos con mi viejo-
Rodé los ojos. Vir era buena en lo que hacía, aunque algo regada y olvidadiza
-OK- dije sin más remedio
-¿Vas a ir?-
-Sí, dale voy-
-Gracias, gracias, gracias- me comenzó a gritar por el teléfono
-Me debes mil una- le dije antes de colgar
Sin muchas ganas me vestí y fui a la oficina. Al llegar todo estaba apagado, y debo admitir que daba un tanto de miedo. Llegué al despacho de Vir y paseé los email. Cuando ya estaba por irme una música me hizo salir de mi estado de concentración. Miré hacia todos lados y no pude creer de donde provenía la música. Era del despacho de Jaz. Me acerqué de a poco y por una de las persianas que estaban entreabiertas pude ver como ella estaba en ropa interior bailando como si fuera una adolescente.
Me quedé muda ante esta imagen. Había poca luz y no podía ver bien, pero aún así podía apreciar sus deliciosas curvas, su delicada piel que solo era cubierta por una ropa interior de encaje negro.
La miré por un buen rato, hasta que un ladrido me hizo asustarme y tropezar con la mesa de Trini.
Las luces se encendieron… Mierda. Traté de hui pero me quedé en blanco… y ella me encontró
-¿Flor?- confundida -¿Qué haces acá?- cubriéndose con su camisa
Mis mejillas seguramente estaban más rojas que nunca
-¿Eh? Vir… Virginia que me mandó por unos documentos- tartamudeé -¿Y vos?-
Miró hacia el suelo esquivando mi pregunta, pero tras un rato me respondió –Me fui de casa-
-¿Qué?- debo admitir que me sorprendió -¿Te echó Elena?-
-No, no, me fui yo, por mi voluntad-
-¿Por?- enseguida me di cuenta de que me estaba metiendo donde no me llamaban –Ay, no, perdón, perdón, re metida-
Ella me hizo un gesto para que no preocupara –Diferencia de ideas, digamos- me dijo encogiéndose de hombros
-¿Y estás? ¿Estás viviendo acá?- dijo observando como todas sus cosas estaban sobre el sofá que tenía dentro su despacho
-¿Eh? Sí, traté de ir a un hotel, pero no me dejan entrar con Luna, así que…-
-Vives acá escondida- completé y ella asintió
-Igual, hace poco que estoy acá. Es solo mi segunda noche…- me dijo tímida
-Si, y veo que te pusiste cómoda- dije señalándola de arriba abajo y haciendo que sus cachetes se pusieran re colorados
-Ay, Dios, qué vergüenza. Báncame que me pongo algo – dijo entrando al despacho y buscando sus jeans –Es que pensaba que estaba sola-  mientras se los ponía
-No pasa nada-
-Por fa, Flor, no digas nada. Si Mario se entera que duermo acá… me mata-
-No voy a decir, nada… igual, es algo incómodo este lugar ¿No?-
-Un poco, pero estoy segura de que van a ser pocos días-
-¿Piensas volver?- no pude evitar preguntarle
Ella me miró y con una sonrisa algo nostálgica –No, no lo pienso hacer-
Traté de evitarlo, pero estoy seguro que alguna clase de brillo salió de mis ojos, pues su sonrisa aumentó
-Bueno, será mejor que me vaya y te deje acá- dije levantándome con torpeza
-Gracias, Flor-  me dijo y yo simplemente asentí
A la mañana siguiente me levanté re temprano y tras comprar dos capuchinos fui a su despacho. Ella aún estaba acostada en el sofá, pero ya vestida como si hubiera acabado de llegar. Toqué y entré sin dejarla responder
-Buen día- dije entrando –Pensé que a lo mejor te gustaría un café-
-Uy, gracias- dijo reincorporándose en el sofá y tomando el vaso que le daba –Mm, que rico. No tenías por qué, Flor-
-Quise. A parte, sé que debes necesitarlo-
-No lo sabes tú bien-
Miré a mi alrededor y me sorprendió no encontrar ni una sola pista de que ella hubiera dormido ahí
-Soy buena ¿Eh?- me dijo riéndose al darse cuenta de lo que pensaba
-Sí, muy buena… ¿Dónde metiste a… tú sabes quién?-
-¿Luna? La pobre está en el cuartito de la limpieza. Me da mucha pena dejarla ahí, pero es lo que hay. De vez en cuando paso y le dejo algo de comer-
-Jazmín, no podés seguir así- le dije sentándome a su lado
-Lo sé. Lo sé, pero no me queda a otra-
En ese momento la valentía se apoderó de mí –Ven a mi casa-
-¿Qué?- casi escupe su café
-Que vengas a mi casa…. Como amiga te lo digo. No creo que Lucía tenga problemas… y te podés quedar a dormir en el sofá cama-
-¿En serio me lo decís?-
-Sí, obvio. Al menos hasta que te organices-
-Ay, gracias, Flor. Pero no te quiero joder-
-Nunca lo harías-
-¿Estás segura? ¿No le molestará a tu compañera de piso?-
-¿A Lucía?- ¨seguramente¨ pensé –No, para nada. Le encantan las personas-
Jaz me miró por unos segundos. Tal parecía que analizaba la situación. Seguramente en su cabeza se estaba desatando una lucha por saber qué hacer. Mientras que yo la miraba ansiosa. Aún no me creía que había roto con Elena… todo era tan surrealista.
-Acepto- esa palabra rompió mis pensamientos trayéndome de vuelta a la realidad –Acepto, Flor. Acepto ir con vos-
-Bien- sonreí provocando que esta imitara mi acción –Después del trabajo te paso a buscar ¿Ok?-
-Ok- me dijo y yo entendí que era momento de irme
Estaba por salir por la puerta cuando volví a sentir su voz –Gracias-
Suspiré ante su palabra y me volteé con las más amplia sonrisa
-¿Por?-
-Por ayudarme- dijo algo tímida. Me encantaba ver los cambios en ella. Un día era una fría y calculadora, y al otro la mujer más adorable del mundo ¿Cómo podía ser posible?
-Siempre- contesté y salí de una vez de la oficina

Labios Compartidos (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora