🍥Prólogo🍥

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Una noche pacífica como cualquiera, testigo de todo lo que pasaba. 

Los casos de asesinatos crecían, también se perdían personas y niños a altas horas de la noche. Esa vez no fue la excepción. 

La hija del presidente había escapado, nadie sabía el porqué una niña tan pequeña haría eso. 

La sirena de las patrullas se escuchaba entre las calles, no descansarán hasta encontrar a la pequeña. 

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Una niña de alrededor de cuatro años de edad, cabello castaño hasta los hombros y un bello vestido rosa, caminaba y jugaba por las calles de la gran ciudad, tarareando una canción que se le era cantada en las noches por uno de sus tres hermanos mayores. 

Al caminar, saltaba esquivando las líneas del pavimento ya destrozado mientras seguía las huellas de las enlodadas patas de un perrito, llegando así a la entrada de una bodega oscura y mal oliente que se encontraba en lo oscuro de un callejón. 

–¿Imin-ssi?–pronunció la niña como pudo el nombre de su hermano más pequeño de estatura, pensando que lo encontraría debido a las palabras que se escuchaban en ese lugar, palabras que obviamente no entendía del todo. 

–Llegaremos por atrás Jung y yo, esperaremos a que ustedes den la señal en el momento justo y... Vaciaremos el Banco–habló una voz gruesa, con un tono serio notable. 

–¿Hyun-Oppa?–la pequeña Marnie, al escuchar aquella voz gruesa y desconocida, entró en la bodega creyendo encontrar a su hermano menor de los otros dos, pero en vez de eso, se encontró con cuatro hombres de no más de veintiséis años hablando de quien sabe que cosa. 

El chico con cabello de color rojo notó que no se encontraban solos, llamó la atención de sus compañeros levantando en brazos a la pequeña intrusa. 

–¡Oye Nam! ¿Esta niña no es la hermana de aquel idiota?–comentó obteniendo una expresión de sorpresa del mencionado, quién vió a la niña que cargaba Seok en ese momento. 

–¿Acaso no es la niña perdida? ¿La de las noticias?–preguntó el menor de los cuatro, apuntando a la televisión robada que se encontraba prendida, en el canal de las noticias informando sobre el caso de la niña Marnie.–¿Y si nos quedamos con ella? Podemos extorsionar al presidente para que nos dé una buena recompensa por ella–

–Me gusta como piensas Jeon... Pero podemos ir a la cárcel con pena de muerte antes de hacer eso–dijo por primera vez el mayor de los presentes en el lugar, razonando ante la inteligente e imprudente idea del menor.–Y si vamos a cuidarla no puede ser en este lugar, tiene que ser en una de nuestras casas–dijo para sentarse y esperar a que dijeran algo. 

–YoonGi Hyung no soporta los niños–empezó el moreno, apuntando al de piel blanquecina.–JungKook no sabe ni cuidarse a sí mismo–el mencionado sonrió al recordar que no es bueno con los niños, era peligroso hasta cierto punto. 

–¿Porqué no la cuidas tú Nam?–preguntó el apodado Hobi algo cansado de cargar a la niña rebelde de corta edad. 

–Es capaz de lastimarla con tan sólo respirar–se burló Jeon, dándole gracia lo rebelde e inquieta que era la niña fugitiva. 

–No creo poder con ella... No me llevo bien con esa familia después de lo que pasó... Pero todo sea por esa recompensa–dijo decidido el líder de ese pequeño grupo de maleantes. 

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El joven de veinticinco años entró a su departamento algo cansado después de aquella reunión, se despojó de sus zapatos y se acostó en el desgastado pero cómodo sofá que tenía. 

–Oye... Necesito ropa–dijo Marnie subiéndose al pequeño espacio que quedó del mueble debido a lo angosto que era.

–Déjame dormir... Busca algo que hacer y no molestes–

Marnie hizo un pequeño puchero pero decidió dejarlo sólo y buscar algo para quitarse ese molesto vestido color rosa de gala. 

Caminó a una habitación oscura, supuso que era dónde dormía el mayor. Subió como pudo a la cama, encontrándose con una camisa bastante grande de color negro, con un estampado de calavera y una frase que no entendía que iniciaba de la manga derecha a la izquierda. 

Se quitó el vestido y se puso la camisa dejando ver los hombros y clavículas de su pequeño cuerpo, le quedaba como vestido, pero era más cómodo. 

Estaba aburrida, no podía despertar a Nam, de cierta forma le daba miedo su semblante serio y cansado. Así que decidió curiosear por la habitación. 

Buscaba algo con la mirada, algo que fuera de su interés en esa oscura habitación. Pudo divisar algo brillante en una esquina de la cama. Gateó hasta la esquina tropezando con la camisa. 

Al llegar donde el objeto pudo ver que era un marco plateado, agarró el objeto y fue a donde diera la luz para ver la foto que tenía. 

Ya con luz para ver la foto, vió a dos hombres, uno parecido al que descansaba en el sofá y otro que le resultaba muy familiar. 

–¿Qué se supone que estas haciendo?–preguntó una voz detrás de ella, asustandola. 

La castaña lo volteó a ver y le enseñó el marco con la foto. 

–¿Quién es él?–preguntó apuntando al chico de tez morena. 

–Soy yo, cuando era más joven–

–¿Y él?–apuntó al otro chico. 

–¡Ya dame eso!–evadió la pregunta arrebatándole el marco de las manos, llevándolo a su respectivo lugar. 

–¡Eres un grosero! ¡Jinnie Hyun dice que es malo no responder!–

–¡No quiero responderte!–rugió enojado NamJoon viéndola con furia. 

La pequeña se asustó por la acción del mayor y se abrazó a sí misma para intentar evitar llorar. 

Nam, al ver lo que la niña había hecho, suspiró y se acercó a ella arrepentido de su reacción. La cargó y la abrazó intentando calmarla. 

–Lo siento pequeña... Sólo no quiero recordar el pasado–

–E-entiendo... Lo siento–se disculpó con una mueca triste. 

–Tranquila, no sabías... ¿Tienes hambre?–cambió de tema rápidamente intentando animar el ambiente. 

–No... Tengo sueño–bostezó para después acostar su mejilla derecha en el hombro del joven y así dormir profundamente. 

Joon decidió que no quiso despertarla, así que se acostó en la cama y se durmió aún abrazando a la niña. 

Mañana las cosas se complicarían. 

¡Joonie Appa! [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora