¡Joonie Appa! [CANCELADA]

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Todo pasó tan rápido.

Marnie y Laybel jugaban en el patio de la casa presidencial, todo estaba bien, eran vigiladas por un guardia.

No supieron en qué momento se quedaron dormidas, no supieron lo que les esperaba.

Al despertar estaban en una cama desgastada, no era el cuarto de la menor, era muy oscuro y había rejas. Estaban encerradas.

–¿Y Jinnie? –Preguntó asustada y con voz ronca la menor. –No puedo estar aquí, mañana es mi cumpleaños, Appa Joonie va a dar-–fue interrumpida por un golpe en los barrotes de la celda.

–¡Silencio!–una voz masculina la mandó a callar, viendo con repudio a las niñas. Escupió a un lado y abrió la puerta de la celda. –Les daré de comer, se van a quedar calladas, no quiero ruidos mientras comen. Sin ruido–.

–¿Entonces no quiere que se escuche el golpetear de los cubiertos mientras comemos? Eso es casi imposible señor–dijo obvia la mayor de las niñas.

–No te pases de lista conmigo,¡Niña engreída! –agarró un tubo de metal y con el le golpeó en la cara.

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No comieron lo que se les prometió, Laybel estaba intacta, sin ningún rasguño en su cara o en su cuerpo. Los golpes los recibió Marnie, no dejaría que dañaran a su amiga.

–No debiste hacerlo pequeña... –Lloraba leve la pecosa, por su culpa dañaron a su menor.

–No te preocupes Laybel, estoy bien– sonrió tratando de calmarla.

Escucharon varios sollozos que no provenían de ellas, eran sollozos más graves que los suyos y eran muchos.

–¡Eres un hijo de puta! –gritó una mujer de quien sabe dónde mientras golpeaba la puerta de metal.

–No grites eso... Hay niñas en la otra celda... –dijo con voz apagada otra mujer.

–¿Disculpe? ¿Quienes son?–preguntó con miedo Laybel.

–Somos mujeres que fuimos secuestradas con el fin de satisfacer a ese hombre horrible–dijo una mujer diferente.

–¿Son mujeres que trabajan en el local de mayores? Las que se visten con faldas muy cortas y mucho maquillaje–.

–No, somos mujeres comunes, fuimos raptadas por ser delgadas–.

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Después de las presentaciones decidieron callar, no querían algún castigo mortal. Pero la curiosidad no pudo con las niñas.

En presencia de Ken, dijeron la bonita pareja que hacen Jin y Namjoon. Recibieron el peor castigo traumático para aquellas niñas inocentes de seis y cinco años.

Fueron sacadas a la fuerza de su celda, también sacó a una mujer que estaba sin ropa y llorando desconsolada. Jae Hwan empezó a tocar descaradamente a la mujer; del cuello, a los pechos, al vientre, hasta su zona íntima. Todo siendo vigilado por las menores.

El hombre introdujo se miembro dentro de la cavidad vaginal de la mujer y empezó a embestirla fuertemente.

Las niñas lloraban y veían estupefactas a la mujer siendo abusada sexualmente por ese hombre vil y despiadado. Veían ese pedazo grande de carne entrar y salir de esa zona que reconocían muy bien por ser también parte de su cuerpo.

–¡Basta Jae oppa! ¡No la lastimes! –gritó Marnie llorando a mares. Laybel le tapó la boca asustada.

Ken dejó de moverse para salir de la mujer, agarró otra vez el tubo de metal y se dirigió a las niñas.

–Si no quieres que te rompa la cabeza a golpes... Hazme una mamada–dijo con una sonrisa perversa mientras veía divertido a la niña.

–¿Una malvada? –preguntó la castaña claro.

–Significa chupar su pajarito–le susurró Laybel aún asustada.

Lo entendió a la primera y le dió asco, negó frenéticamente. Y antes de recibir un golpe en la cabeza una de las mujeres aún encerradas golpeó la puerta.

–¡Yo lo hago! ¡Déjeme hacerlo pero por favor, no le haga nada a esas niñas! –gritó llorando mientras intentaba sacar la cabeza para hacer un buen trabajo oral.

Laybel entendió la indirecta, en el momento en el que Lee se giró hacia la mujer, se levantó y corrió hacia las escaleras, rumbo a la puerta de salida. Hizo mucho ruido al subir que Hwan la siguió enojado, la castaña oscuro era rápida pero fue alcanzada al tropezar con una caja de herramientas.

La mujer que antes fue violada cargó a Marnie y la llevó hacia una habitación oculta que la llevaba lejos de aquel lugar.

–Vete, dile a las personas donde estamos–Le dijo.

–No puedo irme sin Laybel, ¡Prometí protegerla!–.

Se escuchó un gritó desgarrador de la parte de arriba, Marnie por alguna razón se sintió vacía y empezó a llorar más fuerte.

–¡Vete! ¡Dile a la policía donde estamos! –fue empujada hacia el fondo de la habitación y envuelta en la oscuridad.

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Jin estaba acostado en su cama, viendo a la pared con mirada melancólica. Desde hace un tiempo que no ha podido proteger a su hermana como quisiera, la perdió varias veces y ahora está secuestrada junto con Laybel.

Namjoon entró a la habitación viendo a su pareja tan apagado como hace años después de la muerte de su madre.
Se acercó a él y empezó a besar su cuello y hombros.

–Ahora no Namjoon, no estoy de humor–dijo Jin sin ganas de querer hablar.

–¿Qué dices? Cuando te deprimías te gustaba que te tocara–bajó sus manos hasta su cintura y tocó su entrepierna por sobre la tela–Te gustaba que te susurrara al oído lo mucho que me prendes y lo hermoso que eres–empezó a decir con una voz más grave, susurrando en su oído.

–Nam~–gimió bajo, se estaba excitando después de tanto tiempo sin tener algún contacto íntimo.

Se besaron, un beso lento y lleno de sentimientos que iba aumentando la intensidad y creando un ambiente candente y sofocado que a ambos les encantaba. La ropa estorbaba, cada vez quedaban como Dios los trajo al mundo.

Jin masturbaba a Namjoon mientras el otro le metía tres dedos dentro de su cavidad anal. A nada de volverse uno, la puerta fue abierta de golpe dejando ver a una pequeña niña de cinco años viendo con horror la escena. Cerró la puerta quedando ella fuera, y empezó a llorar.

Jin salió momentos después ya vestido y abrazó a su hermanita.

–Marnie, ya no llores... ¿Y Laybel? –Con esa pregunta volvió a desmoronarse, llorando con más intensidad, dolor y melancolía.

–¡F-fue Jae oppa! ¡Hizo que de-derrame líquido r-rojo! –.

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¡Hola! ¿Que tal?
Si, quiero hacerlas sufrir, fue lo que se me ocurrió. Perdón
No tengo nada que decir, nos vemos en la próxima actualización.

¡¡¡ANNYEONG!!!