Parte 1

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Septiembre

Jimin

El sol estaba alto y el viento acariciaba mi pelo, el regreso a casa parecía más alegre de lo normal. Me sentía de muy buen humor y feliz de volver a ver a mi madre.

Como todos los años, desde que había comenzado a estudiar en Seúl, regresaba para el cumpleaños de mi madre unos días, y aprovechamos para ponernos al día.

Mi madre me tuvo producto de una relación con un hombre mayor, del que nunca quiso hablar, ella tenía 17 años cuando yo nací.

Por el hecho de ser madre soltera, fue difícil para ella conseguir trabajo, pero gracias a sus esfuerzos y noche de insomnio estudiando sin parar, logro terminar sus estudios y consiguió trabajo en una mediana empresa de bienes raíces. La empresa creció y ella con la empresa. Hoy tiene su propia oficina y capacita gente en mercado inmobiliario.

Desde que tengo memoria siempre fuimos ella y yo, como pan y mantequilla, amo a mi madre por ser quien es y porque ha sido mi mejor amiga.

Cuando tenía 13 años, descubrí que me gustaban los chicos, al enamorarme perdidamente de mi profesor de arte. Recuerdo haber llorado noches eternas por el miedo que me provocaba la situación. Una mañana mi madre se sentó junto a mi cama y me abrazo, y me dijo;

- Hijo, sea lo que sea sabes que siempre te querré-

 A los pocos días decidí contárselo. Mi madre me miro a los ojos y me dijo

- El amor siempre será amor, indistintamente de quien te enamores, no tienes que tener miedo, yo estaré para apoyarte, solo se tu mismo- desde ese día deje de castigarme y comencé a ver la vida de una manera diferente.

 Cuando cumplí 15 años, vacacionamos en Dong y conocí a un chico con el que tuve mis primeras experiencias amorosas. Mi madre fue la primera en enterarse y aconsejarme, también fue mi pañuelo de lagrimas, cuando llego el momento de la despedida de los mejores 20 días de mi vida.

Por otra parte nunca le conocí un hombre a mi madre, cuando fui lo suficiente mayor para comprender que con mi viaje a Seúl quedaría sola, comencé a insistir que saliera y buscara compañía, obviamente que sin éxito.

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Después de 2 horas en tren llegamos a la estación. La temperatura era cálida y agradable. Llevaba un pantalón de mezclilla negro y una camisa blancas, que podrían ser un poco demasiado para el clima, ya estaba comenzando a sudar.

Tome un taxi que conseguí ni bien llegue a la puerta de la estación y le indique el camino ya conocido.

Mientras íbamos circulando por la ciudad, vinieron a mi memoria recuerdo de lugares y personas de mi infancia. Es agradable volver.

Cuando por fin llegue  a la casa, todo parece igual, los arboles, las plantas, la Sra. de al lado regando el césped.

- Buenos días Sra Min, es agradable verla.

- Oh pequeño Jimin, esperábamos verte, querido estas tan guapo.

- Gracias sra Min usted también.

Golpeo la puerta y una mujer de cabellos castaño y una hermosa sonrisa me recibe en un fuerte abrazo.

- Oh cariño, te extrañe muchísimo- dijo mi madre mientras me aprisiona entre sus brazos

- Yo también pero creo que ya no tengo aire- bromee.

- Mi niño, estas más delgado, a ver déjame verte- soltando su agarre se alejo un poco y me observo de arriba hacia abajo.

Prohibido (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora