Parte 26

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Jimin

Entramos al ostentoso departamento de Jungkook, la vista era mucho más hermosa de lo que recordaba. Todo estaba muy limpio y ordenado, salvo por la oscura maleta en el piso de la sala.

- Déjame buscar unas cosas más y nos vamos.- Jungkook se dirigió a su habitación y yo permanecí observando la ciudad desde el gran ventanal.

La ciudad se extendía blanca y brillante sobre los diferentes edificios. Afuera la nieve caí lenta pero sin detenerse. Seúl era un bellísimo lugar. Me pregunte que estaría haciendo mi madre, como estaría sintiéndose, Busan también era muy frio

El frio de repente recorrió mis huesos, me abrace a mí mismo. Tenía que solucionar esto tenía que decirle a Jungkook que no podía quedarse con migo, que regresara a Busan.

Unas tibias manos recorrieron mi cintura, cerré los ojos con fuerza. Su pecho presionando mi espalda y sus labios besaron mi cabeza.

Se sentía tan malditamente bien estar así con él, me hacía creer que cualquier problema sería menos si él se aferrara de esa manera a mí.

Presiono fuerte su agarre como leyendo mis pensamientos y aspiro profundo sobre mi cabeza, podía sentir cada movimiento, cada respiración.

- Quiero besarte- mis ojos se abrieron y todo mi cuerpo pareció ponerse en alerta- no sabes cuánto deseo besar esa hermosa boca tuya.

Gire para mirar al hombre que estaba perturbándome incansablemente. Se apresuro y me acorralo contra el cristal. La pequeña diferencia de estatura parecía abismal por la intensidad con que los ojos de Jungkook me miraban. Trague en seco porque ya solo necesitaba lo mismo que el pedía, besarlo.

Los brazos de Jungkook se acomodaban a los lados de mi cabeza por sobre el cristal y el frío material contrastaba en mi tacto con el calor que estaba sintiendo al sentir el cuerpo de Jungkook tan cerca del mío.

Jungkook se acerco más y beso mis labios, el beso era profundo y caliente, las lenguas se rosaban y acariciaban, la entrepierna de Jungkook rosaba mi pierna de manera obscena y mi masculinidad estaba pidiendo más

- Quiero hacértelo contra el cristal- no necesite mas para girarme y estirar mis nalgas esperando por él.

Fue dulce y delicado, fue suave y tierno. Sus labios acariciaban mi nuca y su respiración se agitaba en mi oído.

Me derrame jodidamente delicioso sobre el trasparente material y Jungkook me inundo tan caliente y profundo que mis piernas fallaron.

- Lo siento, lo siento. Estas bien?- la voz de Jungkook preguntaba preocupado.

- Si solo que contigo es tan intenso- dije sonriendo y sus cálidos labios volvieron a los míos.

Subimos al auto y emprendimos camino, pero esta vez me di cuenta de que no íbamos para mi departamento.

- A donde vamos?

- Necesito pasar por un lugar.- asentí silencioso realmente me había vuelto muy dócil.

Llegamos a un enorme edificio acristalado y nos sumergimos en el igualable en tamaño estacionamiento.

- Baja- dijo sonriendo y solo lo seguí.

En el ascensor nos miramos sin decir nada, mi corazón estaba rebosando felicidad, sus ojos me tenían totalmente perdido, era como un mágico sueño. Donde todo aquello que deseaba se hacía realidad,

El pitido de llegada nos saco del momento y las puerta se abrieron, una lujosa recepcionista nos dios la bienvenida.

- Buenas tardes, Jin está en su oficina?

- Buenas tardes Sr Jeon lo anunciare.- dijo una pequeña chica muy nerviosa. Podía ver lo intimidada que se encontraba por Jungkook, tanto así que supuse no había notado mi presencia.

- Puede pasar.- indico y permaneció en reverencia.

- Wow sr Jeon si que es importante- dije chistoso

- Eso sucede cuando eres el dueño del lugar.- mis ojos como platos los observaron-

- De Verdad?

- En realidad mi padre me dio el lugar para obligarme que trabajara para él, por eso me fui a Busan para que no siguiera insistiendo.

Lo seguí detrás mientras se hacía paso imponentemente. Atravesamos una puerta de cristal y las altas cortinas rojas de la habitación me sorprendieron. El lugar parecía sacado de una película de la mafia, grandes cuadros y tupidas biblioteca.

- Kooki!!! No deberías estar en Busan- un hermoso hombre unos años mayor que Jungkook nos recibió, su piel era clara y su cabello castaño rojizo. No se parecía en nada a Jungkook.

- Surgieron unos contratiempos y me tuve que quedar.- el hombre más mayor pareció por fin notar mi presencia.

Su belleza era igualable a cualquier modelo de ropa cara, en eso podía decir que si se parecía a Jungkook, tan elegantemente vestido con un bello traje a medida. Me avergoncé de mi sencillez, yo llevaba unos pantalones negros ajustados y un grueso jersey de lana bajo un saco de paño, pero parecía que no era correcto para la ocasión. Los ojos del mayor me observaron y recorrieron cada fibra de mi ser. Extendió su mano y dijo sonriente.

- Jimin, verdad? Soy SeokJin, hermano mayor de Jungkook. Es un placer conocerte.

Correspondí el saludo con una sonrisa.

- Claro Jisoo te lo habrá mencionado- dijo Jungkook y su hermano sonrió.

- Nam también lo ha hecho.- y eso último ilumino totalmente sus ojos. Observé a Jungkook y parecía nervioso.

- Jin, que te parece si cenamos? Podríamos reunirnos, ya sabes Jisoo, Nam que dices.

- Me parece genial Kooki. Llamare a Jisoo.- El hombre parecía entusiasmado y feliz.

- Ok estaremos ahí a eso de las 8. Tenemos que hacer unas cosas antes así que nos vemos.

Jungkook se dirigió a la salida y Salí detrás saludando con una reverencia al bello hombre que parecía feliz de ver a su hermano.

Cuando regresamos al departamento ya eran cerca de las 5 de la tarde, Jungkook traía la pesada maleta, por las pocas escaleras del campus.

- Era más sencillo quedar en mi departamento, no te parece? – dijo al fin un poco cabreado por tener que arrastrar el peso.

- Te dije que podía estar solo y tu insististe-

- Ya te dije que no voy a dejarte.

De nuevo lo decía, de nuevo mi corazón daba brincos en mi pecho, mi cara habría expresado todo lo que dentro estaba ocurriendo, porque Jungkook sonrió mientras nos introducíamos dentro del lugar para acorralarme y besarme dulcemente, después de cerrar la puerta.

Prohibido (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora