Sintió aquella sensación nuevamente, algo tirando de su estómago, se estaban trasportando otra vez a algún lugar lejano, fuera del peligro. Hace tiempo que no había hecho, pero aquello le resulto extrañamente familiar.
De pronto cayo de bruces en la sala de su casa.
- Santos cielos – escucho decir a su abuela – Elizabeth...
Pero antes de que su abuela pudiera decir o preguntar cualquier cosa Elizabeth comenzó a retorcerse de dolor
- ¿Elizabeth?
- Duele
Tomo fuertemente su brazo, solo había un poco de sangre, pero el dolor era inigualable.
- ¿Qué fue lo que paso? – comenzó a preguntar su abuela mientras se acercaba a Elizabeth y trataba de curarla.
Podía escuchar el alboroto a su alrededor, Amelia pidiendo cosas a Balthazar, Julian desapareciendo para informar a sus señores. Las voces a su alrededor lentamente se fueron disipando para darle paso a voces y sonido que no pertenecía aquel lugar.
- Mi señor – escucho decir a una voz completamente desconocida – Ha escapado
- Si, pero hemos conseguido un poco de su sangre – respondió una voz fría, que estaba feliz.
Fue como si aquel ser estuviera cerca de ella. Podía sentir su aliento sobre su piel, podía sentirlo respirar sobre ella. Por un segundo incluso pudo sentir su lengua recorrer su piel. Era asqueroso, era horrible.
La sensación solo duro unos segundo pero ese tiempo fue suficiente para sentir un terrible miedo recorrer su cuerpo.
- Deliciosa, será mejor cuando te tenga
Aquella sensación lentamente desapareció, de nuevo se encontraba en la sala de su casa rodeada de su familia.
El alivio tardo mucho en llegar, pero al final el dolor ceso poco a poco. Elizabeth miro su brazo, no había herida ni rastro de la lesión, pero el dolor continuaba ahí.
- Gracias – dijo mientras se ponía de pie.
Miro a su alrededor, ahí estaban todos. Su abuela, Balthazar, Julian y Vladimir. Todo estaba en silencio, todos la miraban completamente confundidos.
- ¿Querida...
- Abuela necesito....
- MI señora ellos vienen en camino
- ¿Aquí? ¿Ahora?
- Lo que temíamos finalmente ha sucedido, han atacado a uno de nuestros señores
Antes de que alguien pueda decir algo mas aparecen. Con enormes ropajes oscuros, con una aplastante cantidad de energía, inundado la habitación con olor a nardos, con sus inmensos ojos color violeta que todo lo ven y todo lo saben.
Dimitri, Johann, Evaristus y Vladimir los cuatros jinetes de la muerte estaban aquí.
- Ha sucedido - dijo de pronto Johann mirando a Amelia – finalmente ha atravesado nuestra barrera
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La condena anticipada - El inicio de la destrucción. (CA 2) ¡¡TERMINADO!!
FantasiElizabeth finalmente ha dejado atrás aquella vida que tanto odiaba. Finalmente es normal, o todo lo normal posible para ser una bruja y la futura soberana de los hechiceros y brujas de este mundo. Sin embargo fuerzas oscuras una vez mas vuelven a...