Epilogo

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1862...

Esta pequeña aldea esta realmente abandonada, mis padres son unos de los pocos que aun piensan que esto realmente cambiara, que nuestra situación mejorará pero ya nada es igual, la tierra es totalmente infértil y el agua está escanciando machismo, el poco ganado que tenemos muere incontrolablemente por la sequía y mi hermana Isidora esta realmente mal.

– ¡Irinea ven a ayudarme!–grito mi madre desde el patio.

–Si señora–conteste al llegar.

–Ayúdame a lavar esto–dijo mientras me pasaba un par de sabanas.

Tome un poco de agua de la que teníamos allí y comencé a tallar aquel gran trapo, le eche un poco de jabón y luego seguí lavándolo hasta que por fin termine, la puerta de la casa se abrió y nos dejó ver a mi padre con una cara de tristeza, "no ha encontrado nada de nuevo", pensé.

– ¿Cómo te fue?–le pregunto mi madre.

–No pude encontrar nada–respondió y de la nada mi hermana comenzó a quejarse desde la habitación.

–Es Isidora–dije y luego salí corriendo a ayudarla.

Al llegar me percate que tenía sus ojos blancos y temblaba demasiado fuerte, me acerque a ella y trate de detenerla pero esta no paraba, hasta que mis padres llegaron y mi madre me separo de ella para sacarme de la habitación.

"Tengo que ayudar a mi hermana", pensé para luego acercarme a la cocina y me encontré con un pequeño trozo de pan, en el pueblo más cercano podría conseguir un médico que pudiera ayudar a mi hermana, tome el trozo de pan y luego salí de casa.

La oscuridad ya estaba encima de todo el lugar, respire honde y me encamine hacia la oscuridad del bosque, ya que cruzándolo podría llegar más rápido al pueblo, el medio me estaba invadiendo ya que era la primera vez que salía sola de casa.

El crujir de las hojas secas era lo único que me acompañaba durante el trayecto, y el aullido de los lobos también me acompañaba, no tenía idea de que hora era simplemente seguí con mi camino para poder ayudar a mi hermana.

Todo el tiempo pasaba rápidamente y el cansancio ya me invadía, la sed era incontrolable y no sabía qué hacer, la agitación era lo único que estaba en mi cuerpo y simplemente me deje caer al suelo.

Mi cabeza daba vueltas y mi vista estaba un poco nublada pero a lo lejos una figura de una señora estaba parada, simplemente me observaba hasta que repentinamente se acercó con un poco de agua.

–Toma–dijo dándome una vasija con el agua, la tome entre mis manos y bebí todo lo que había allí.

–Gracias–le dije a aquella mujer.

–No es nada–dijo la mujer y luego recordé el trozo de pan que había traído conmigo y pues me sentía endeudada con ella.

–Toma–dije entregándole mi trozo de pan.

– ¿Pero es tuyo?–preguntó ella sorprendida.

–No importa–dije–tú me ayudaste–hable de nuevo colocándole el pan en sus manos.

–Toma esto–dijo ella dándome un hermoso collar.

–Está muy lindo–dije mientras lo observaba detalladamente, una gran piedra de color verde estaba justamente en el centro.

–Este collar puede ser tu salvación o tu perdición–dijo ella.

– ¿Pero porque?–pregunte agachando la mirada mientras veía de nuevo el collar, pero al levantar la mirada ella ya no estaba.

"Mi salvación o perdición", pensé, y sin más me lo coloque, pero al tenerlo en el cuello algo dentro de mi cambio, tres fuerzas fueron liberadas en mi interior, cerré mis ojos con fuerza y sentí como todo cambiaba hasta que por fin me sentí realmente bien.

Abrí mis ojos despacio y ya no estaba en la mitad del bosque pérdida, sino que ahora me encontraba en la entrada de la aldea en la que vivo, corro rápidamente hacia mi casa y al llegar me encuentro con mis padres con una expresión de preocupación.

– ¿¡Dónde estabas!?–pregunto mi padre con un grito.

–Buscando ayuda–respondí sin prestarles atención ya que me dirigí al cuarto de mi hermana porque algo dentro de mí me decía ya yo podía ayudarla.

– ¿Qué le haces a tu hermana?–pregunto mi madre.

–La estoy ayudando–respondí y en un par de minutos Isidora estaba completamente bien.

–Irinea–dijo mi hermana feliz para luego abrazarme.

– ¿Cómo hiciste eso?–pregunto mi padre asombrado.

–Tengo poder–respondí con algo de miedo.

–Eres una maldita bruja–dijo mi padre de nuevo mientras se acercaba a golpearme.

– ¡No!–grito mi madre–ella podría ser la solución a nuestros problemas–dijo mi madre–podríamos ayudar a esta aldea–hablo de nuevo.

–Está bien–dijo mi padre resignado.

Y los días comenzaron a salir, me di cuenta que los cuatro elementos me hacían caso y podía controlarlos, con lo cual pude ayudar y la tierra volvió a ser fértil, el clima fue de mucha ayuda ya que podía controlarlo, también me percate que podía convertirme en una pantera, un leopardo y un gran oso.

Perro con aquellas bendiciones, todo pasó a ser realmente horrible para mí, trate de quitarme esto pero yo sola no pude, así que organice un viaje en busca de aquella mujer que me maldijo.

1952...

Aquella mujer me dijo todo lo que me ocurría, mis poderes no eran simple casualidad, yo fui escogida desde años, por mi humildad, mi sabiduría y mi amabilidad, pero yo no quería esto para mí.

Ella me explico que con el mismo collar podía desear que esto desapareciera por siempre y eso era lo que debía hacer, pero primero debía arruinar la vida de personas así como mi vida fue arruinada.

Comencé de nuevo con mi trayecto pero en el camino me percate que un grupo grande de viajeros estaba acampando cerca y lo primero que hice fue hacerme pasar por una muejr humilde y sin hogar, las personas de allí me aceptaron y en ese momento mis ojos quedaron flechados por un grupo de jóvenes muy particular, todos felices y hermosos.

–Quiero que me acompañen–le dije a las chicas esa misma noche las cuales me siguieron.

Al llegar comencé a hablarles acerca de la magia para que así pudieran sentirse extasiadas con todo lo que les comentaba, la vida eterna, el poder absoluto de todas las cosas y así las chicas cayeron, pero en medio del ritual los chicos también hicieron su aparición y cuando estaba a punto de terminar simplemente explote, dejando mi cuerpo pero aun siendo un fantasma, pude ver como los chicos cayeron al suelo pero lo que más me impresiono fue que el collar no se destruyó, simplemente cayó al suelo pero ninguno de ellos noto su presencia, una sonrisa apareció en mi rostro y un alivio me invadió, la felicidad había vuelto a mí y sencillamente me fui de aquel lugar.

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