Capítulo 5: Realidad

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Tomé un autobús cerca de la carretera,  era de noche,  como las 12: 00 pm,  el autobús estaba vacío...

—¿te perdiste,  Niño?,  no puedes subir sin un adulto— me dijo el chofer

—Si,  me perdí, pero se que si subo a este autobús llegare a casa— conteste serio mientras ponía el dinero en su mano, el chofer me miró  indiferente,  para mi suerte logró ignorarlo,  me senté en una banca de atrás,  muy al Fondo,  me hice bolita y traté de dormir lo que restaba del viaje,  ¿a dónde?  Estaba por descubrirlo...

No se cuanto tiempo transcurrió,  el chofer me despertó de golpe

—Oye,  mocoso!  Ya bájate!  Hay más pasajeros— me dijo jalandome del brazo,  caminé entre dormido a través de los asientos del autobús,  me tallé los ojos, baje sin mucho ánimo y caminé sin rumbo... Una vez en la calle vi a mi alrededor,  buscando un lugar conocido o un monumento famoso,  nada,  absolutamente nada

"Creo que ahora si estoy perdido" Me dije a mi mismo, no es por presumir,  pero yo era un niño muy listo,  esa era mi arma más poderosa,  mi inteligencia. 

Me senté cerca de un árbol en un parque,  seguía sin saber dónde estaba realmente,  pero ahora siendo franco ese era mi menor problema,  abrí mi mochila y saqué mis cosas.

Me quedaban 11 galletas,  (me comí una en el camino) y las dos botellas de agua,  aparte del revólver que no quise sacar de la mochila,  aun me daba escalofríos tocarlo,  metí mi mano a los bolsillos delanteros,  me quedaban exactamente 24 dólares con 60 centavos,  debía hacer cálculos rápido

Seguí con mi camino,  comía una galleta cada 3 horas y le daba un trago a la botella de agua.... "Sólo un trago,  solo una galleta" Repetía en mi cabeza como si se tratara de una canción pegajosa,  según mis cálculos tenía para vivir 3 días pasando un poco de hambre y sed,  3 días tenía para conseguir un sustento,  un niño de 8 años en una ciudad que no conoce,  creo que fui demasiado optimista...

Caminaba sin rumbo,  perdido,  como un vagabundo, con el dinero seguí tomando autobús tras autobús cada noche para no pasar frío durmiendo en las calles, era peligroso para un niño como yo,  pero lo único que debía hacer era caminar cerca de las parejas de adultos para aparentar ser su hijo o algo así.

Para mi desgracia el dinero se agotó rápido, se hacía de noche y no encontraba refugio todavía,  comencé a sentir frío,  me senté en una esquina a descansar, pensando y pensando ¿Qué sería de mi ahora?...

Habian pasado 4 días y 3 noches,  había llegado a las afueras posiblemente porque ya no veía edificios grandes,  si que había caminado,  frente a mi estaba una tienda con muchas luces,  como en el circo,  pero era algo totalmente diferente,  un Bar.

No sabía si podría pasar la puerta sin que me echaran,  pero debía intentarlo, me estaba muriendo de hambre y sed, si no hacía algo rápido no sobreviviría un día más,  Me decidí, al menos pediría que me llenaran mis botellas con agua.

La puerta rechinó al abrirla,  e inmediatamente todas las miradas se posaron en mi,  me asusté un poco,  todos eran hombres grandes,  algunos lucían muy fuertes, creo que me metí a la boca del lobo...

Me abrí camino con pasos temerosos,  me acerque al mostrador y el cantinero me miró un tanto desconcertado

—Hola— comencé. — mi nombre es Aslan... Em... — no podía evitar ver a los clientes de reojo,  un instinto desagradable me hacía sentir en peligro

—¿Te perdiste, pequeño?—me dijo el cantinero limpiando una gran taza de cristal

—Em... Yo... Sed... — puse las botellas sobre la mesa,  mis brazos ya estaban débiles,  las botellas rodaron en la mesa y cayeron al suelo,  las recogí con dificultad,  ya estaba a mi límite,  sentía como si mi estómago se quemara y tuviera cortadas en la garganta que me impedían respirar

—Dale agua al muchacho,  yo lo pago— dijo de repente un anciano sentado al otro lado del bar,  en cantinero asintió,  miré al anciano como si se tratara de un Dios,  el me sonrió,  el Cantinero trajo una gran taza de cristal llena de agua fresca,  la bebí tan rápido que podría jurar que lo hice de un trago,  dejé la taza en el mostrador,  apreté los puños... Y empecé a llorar

No sabía si de felicidad o de tristeza,  al menos viviría un día más... Un día...

El anciano se acercó a mi,  puso su mano en mi hombro,  inmediatamente una imagen llegó a mi cabeza,  el entrenador, me giré asustado y saqué el revólver,  casi por instinto,  fue en un segundo,  todos en el bar se pusieron de pie,  algunos sacaron armas también,  apuntandome,  mis manos temblaban,  mi corazón estaba  tan acelerado que escuchaba mis latidos como un tambor que resonaba en todas direcciones,  miraba de un lado a otro,  sumergido en el pánico total...

Continuará....

Hola!!!  Gracias por leer el capítulo 5!!  Ahora Ash se enfrenta a una realidad que ya temía,  ¿Que sucederá?.... Esperen el próximo!!! 😁❤
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Mientras Mi Ser Se RompeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora