Casándose

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Miraculous pertenece a Thomas Astruc y este fic es por mera diversión.

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26. Casándose

Words: 913
Rated: K

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Marinette estaba en la entrada de la Iglesia, con los nervios a flor de piel. Aun su corazón latía con gran fuerza al ver a aquel hombre de cabellos rubios y ojos verdes mirándola desde el altar, pero con lo que había sucedido con ellos la noche anterior, tuvo miedo de que este momento fuera arrojado por la borda. Porque, no cualquier pareja se pone a discutir un día antes de la boda, mandando casi todo a la mierda. Incluso ellos mismos. Y aunque se amaban con locura y solían hablar sus cosas para arreglarse ―porque es lo más normal en la pareja― los nervios y el estrés antes de la boda los tenía a los dos con una escasa y nula paciencia.

Marinette caminaba del brazo de Tom hacia el altar y Adrien miraba atentamente a la chica. Ni siquiera sonreía. Y eso tenía a la ojiazul preocupada.

En el momento en que el dueño de la mejor panadería de París entregó a su hija a su futuro marido, éste agradeció esbozando una leve sonrisa.

Adrien por su parte también estaba nervioso con todo. Pero cuando vio que Marinette entraba por la iglesia, en el fondo de su corazón estaba completamente feliz y entregado a lo que sucedería. Verla tan radiante con el vestido que ella misma confeccionó para este momento especial había causado en él un centenar de emociones sentimentales y carnales.

Era una tontera tirar todo por la borda por una discusión, que solo se elevó por el grado de estrés que ambos chicos tenían. Las cosas entre ellos siempre tenía soluciones, no en vano llevaban tanto tiempo juntos y habían decidido dar este paso, para compartir la vida con el otro hasta que la muerte los separe.

El chico miraba de reojo a la ojiazul quien no despegaba la mirada del sacerdote quien llevaba la ceremonia adelante.

Asimismo, Marinette contemplaba a Adrien con su traje, e instintivamente se mordía el labio ante su elegancia.

Cuando sintió que la mano de él alcanzaba la suya y entrelazaban sus dedos, su sonrisa fue más genuina y el corazón saltó de alegría y se regocijó en la paz que estaba buscando desde el día anterior.

Y al momento de colocar los anillos, Adrien comenzó a hablar:

―Yo, Adrien Agreste, te acepto a ti Marinette Dupain-Cheng como mi esposa y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida ―la miró directamente a sus ojos y besó su mano, tal cual como Chat Noir suele hacerlo con ella―. Recibe este anillo en señal de mi amor...

Marinette estaba conteniendo sus deseos de llorar...

―Yo, Marinette Dupain-Cheng, te acepto a ti Adrien Agreste como mi esposo y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida ―cuando el anillo de Adrien lucía en su mano izquierda sonrió divertida, viendo como en su otra mano seguía su anillo plateado―. Recibe este anillo en señal de mi amor ―e imitó el gesto de besarle la mano.

Cuando finalmente declararon casados a la pareja, todos los amigos y familiares aplaudían con euforia. Tom y Sabine abrazaban a su hija con mucho amor, y Gabriel ―quien se encontraba presente― saludó también a su hijo con recato.

Nino y Alya, quienes eran los padrinos y testigos del matrimonio, también estaban felices, sobre todo porque nadie mejor que ellos conocían toda la historia de ellos, y por además, habían sabido de lo sucedido el día anterior.

Cuando subieron a la limosina que los llevaría hasta el lugar donde iban a celebrar, Adrien y Marinette estaban en absoluto silencio, siendo presenciado por sus kwamis que salían de sus escondites.

Las pequeñas criaturas veían a ambos jóvenes y luego se miraron.

―Adrien ―habló la chica. Y éste volteó para observarla mejor―. Yo...

―Luces hermosa Marinette ―interrumpió él―. Jodidamente hermosa.

―Tú también luces... maravillosamente ―sonrió de lado.

―Sabes que... a pesar de lo que discutimos ayer y que hoy estaba... estaba nervioso pensando en todo―Marinette comenzó a acercarse al rubio―. Siempre he estado seguro de querer compartir el resto de mi vida contigo... a tu lado...

Mon Chaton... ―susurró cerca de su rostro― sabes que mi vida es tuya, en las buenas y en las malas, mi vida es contigo.

Adrien se acercó a besarla, con anhelo y lujuria. Quería expresarle de todas las maneras posibles que ella es la mujer de su vida y que nada ni nadie arruinaría este día, ni siquiera una absurda discusión un día antes de su matrimonio.

Tikki y Plagg suspiraron ante la imagen de sus portadores. Habían presenciado en primera fila todo y estaban algo asustados, pero confiaban en que el amor era más fuerte. Las palabras que se dedicaron hace un momento lo corroboraban. Incluso lo que el maestro Fu había dicho desde un comienzo.

―Son el uno para el otro― dijeron al unísono y ocultándose dentro de la limosina al presenciar como las cosas entre los recién casados comenzaban a subir de tono.

―¿Sabes lo mejor de las peleas, ma lady? ―habló pícaramente Adrien intruseando bajo el vestido de novia de Marinette.

―¿No vamos a esperar hasta la luna de miel? ―habló ella, con el mismo tono fogoso, moviendo sus manos por encima del pantalón de él.

―No... ―dijo con una sonrisa cerca del rostro de su amada.

30 day OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora