capítulo trece |Especial|

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Habían pasado dos meses desde lo ocurrido.

Seokjin se encontraba mas que euforico en su habitación jugando con sus peluches. El señor Namjoon realmente le trataba bien, le mimaba y consentia mucho, también su nana y los trabajadores de la mansión.

Lo que el inocente Seokjin no sabía, es que todos ellos estaban al tanto de la situación.

Todos los abusos que vivio el castaño, le hicieron crear una burbuja en donde todo seguía siendo inocente, donde todo eran juegos y no se enfrentaba a la realidad. Podría llamarse sindrome de Peter Pan, o podría decirse infantilismo. Realmente no les importaba mucho, mientras el chico estuviera feliz, ellos igual.
Digamos que el castaño es una persona alegre, es timido y tierno, asi que termino por ganarse a los empleados, quienes se dedicaban a cuidar del chico ya que este poco a poco desarrollaba curiosidad sobre donde habitaba, lo cual le traía problemitas a menudo.

Seokjin podría llamarse feliz ahora, tenia muchos peluches, comida caliente, una cama donde dormir y cariño de los demás. Aunque, por las noches era donde todo empeoraba.

A pesar de que Seokjin visitaba un terapeuta semanalmente, y que este mejoraba a paso lento. Las pesadillas era uno de los peores temas a tocar.

Siempre era lo mismo.

Seokjin soñaba el como era lastimado en sus partes, el como le golpeaban, el como no dormia o el como le cortaban. Cualquier castigo era merecido por portarse mal, hasta quemaduras con cigarrillos.

Aún recuerda su ropa sucia entre sangre y semen, su boquita llena de ese mismo liquido porque no tenia permitido escupirlo, sus lágrimas quemaban en sus dañados ojitos y sus manos latimadas por las horrorosas sogas que le ponian en las extremidades del cuerpo. Aveces despertaba entre llanto y gritos, corriendo hasta la habitación del señor Namjoon y escondiendose bajo sus sabanas.

Otros días ni siquiera podia levantarse, tenia miedo de aparecer en ese lugar nuevamente y el terror le paralizaba.

¿El infierno existe? Porque Seokjin lo sufrío en vida propia.

Seokjin podría llamarse feliz ahora, tenia muchos peluches, comida caliente, una cama donde dormir y cariño de los demás.

Pero Seokjin realmente no mejoraba, algunos días hablaba mucho, otros no se dignaba a ver a nadie a los ojos y se encerraba en su habitacion todo el día.

Así que Namjoon se le ocurrio la idea de contratar un maestro particular psra mantenerlo entretenido y que dejara de pensar en su oscuro pasado.

Park Jimin era su nombre, especialista en pedagogía y otros transtornos. El pequeño rubio fue hasta la mansión Kim para entrar a la vida de Seokjin.

El día que lo conoció, este se escondia bajo la presencia de Kim Namjoon, el joven y nuevo heredero de las empresas Kim, con el paso del tiempo conocio a detalle la historia de su alumno, con el corazón lastimado, se dijo a si mismo que haria lo posible por conseguir esa confianza en el castaño, aunque este se comportase como un infante.

Y asi fue, con el paso de los meses este fue mejorando un poco, al menos volvia a sonreir con sinceridad, mostraba sus juguetes a Jimin, le hacia rabietas cuando no comprendia algo de matemáticas y comian galletas horneadas juntos.

Pero dejando ese tema de lado, Seokjin se hizo verdaderamente cercano al señor Namjoon.

Cuando este tenía poco trabajo o las juntas se cancelaban, llegaba por las noches con el y lo llevaba a su habitación. Permanecían juntos mientras le mimaba, contandole las anecdotas de su trabajo-y de su molesto asistente. El cual era nuevo- o simplemente leyendole adorables cuentos que mantenian a Seokjin con una sonrisa en su rostro.

My Good Boy •NJ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora