LA FÓRMULA
Alfred recibió la sorpresa que ya no esperaba, el experto mexicano concluyó, que aquellos signos eran un conjunto de ingredientes para un bebedizo, pero lo lamentable del caso, es que algunos nombres de los ingredientes le eran completamente desconocidos. Tras estudiarlo detenidamente, optó por enviar una copia a un colega suyo, y a nuestro sorprendido amigo, aquellas primeras conclusiones.
Efectivamente, se trataba de piel humana tal como adelantó Liria, posiblemente de la época de los soberanos Tepanecas de Azcopotzalco, en el siglo XIII. Lo más curioso es que era un códice azteca, no Tepaneca, y los aztecas de forma muy tradicional, utilizaban un sistema de escritura pictográfica sobre tejido de fibra maguey, tratada ésta fibra con soluciones adhesivas de cal, o sobre cuero seco de venado, pero nada de piel humana. Se deduce así de la información, que un sacerdote de los Tepanecas se lo quitaría a un Teomamaque azteca, cuando éstos, fueron sometidos en el 1376, o puede que algún Tlatoani, jefe supremo de todos, se apropiase a la brava del cuero. De todas maneras ya estaban nuestros amigos con los nervios a saltar, pues las noticias no tenían desperdicio. ¡Una fórmula!
El capitán español seguro que no sabía eso, posiblemente cogió el cuero para fabricarse el bolsillo secreto, pero nada más. Naturalmente que el indio Tepaneca habitante del desierto si lo sabía, de eso ya estaba convencido Alfred. En el supuesto de que los eruditos encontrasen la manera de descifrar la fórmula, el viaje a la baja California era imprescindible. Liria fue muy felicitada por su afinada intuición y Loreta, por haberla llamado.
A partir de ahora, de nuevo para nuestro amigo los días serían muy largos, la obra otra vez le importaba muy poco y las empresas ya no le preocupaban en absoluto, así que, a esperar el ansiado momento de las próximas noticias. Es de suponer, que los ingredientes de la fórmula que seguramente se trataría de un brebaje, eran desconocidos, pero eso sería por el nombre para denominarlos, ya se sabe que muchos nombres cambian con la geografía y si eran plantas o frutos, posiblemente los conocería el indio.
Liria estaba tan entusiasmada como Alfred y además, nuestro amigo le hizo la promesa de que en caso de viajar hasta el volcán de la Tres Vírgenes, ella iría con la expedición. A la chica los viajes exóticos la ponían como a los niños las excursiones y ese destino anunciado, no es que fuera un lugar muy remoto, pero de agreste y desértico desde luego que sí, por lo tanto y en lo que se refiere a tragar arena en polvo, eso garantizado.
Tim era hombre de ciudad y por eso, desde que se encontraba en el campo había mejorado de los nervios, pero se le fueron al garete las ideas. Quizá sea una cuestión de laxitud debido al poco trajín en la demarcación de los prados, o puede, que la proximidad de los espacios abiertos siga siendo el bálsamo del hombre, o por afinar más, que la dulce Loreta a base de mimos y zalamerías, le hubiese puesto a remojo las neuronas. Él no se quejaba desde luego, y es cierto que no hay humano que del buen trato se queje, solo que si alguna vez regresaba a la ciudad, puede que los semáforos y otros inventos urbanos le diesen algún disgusto por zoquete.
A Tabán hay que reconocerlo, le tenían todos como a recluta enchufado. El muy pillastre, aprendió enseguida a sentarse y dar la pata. El chucho sabía que esas cosas son estupideces, pero si con esas ridículas posturas se consiguen galletas y caricias, bienvenidas sean las tontas posiciones. Las noches las pasaba atado a la puerta del almacén, pero los días iba tras su dueño a todas partes. Lo del depósito de muebles era otra memez, pues el perro en caso de ladrones si estos le daban una galleta, les ponía la llave en la mano moviendo la cola.
El señor alcalde ya no apareció más. Ni con flores, ni con bombones, ni con nada. Los más seguro era que se había enterado de la deserción de Susan y sin peces, no sirve de nada llevarse la caña al río. En un puñetero pueblo, las cosas se saben mucho antes de que ocurran y nadie piense que eso es un milagro premonitorio, lo que acontece de verdad, es que cuando se cuenta un chisme sabroso de alguien que no ha cometido tal cosa, entonces acabas de darle una idea y lo hace. De ahí, salen tantos líos entre casados pueblerinos, los emparejan las vecinas antes del encuentro y como ya están retratados, pues la pareja como es natural a revelar el carrete se ponen enseguida. Nadie crea, que los comadreos han variado adúlteras y esporádicas relaciones afianzándolas en el tiempo, pues el aburrimiento es un mal consejero en los villorrios y tener una sala cine, lo más que hace por la cultura es sacarle punta a la libido.
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Desde el sótano al desván
General FictionJoven multimillonario, compra mansiones para derruirlas completamente buscando solucionar un misterio. La muerte de sus padres le obliga a dirigir las empresas. Su vida entre grandes negocios y la búsqueda incansable del misterio, le emparejan con...