Adolescencia perdida Parte I: Rocío.

CAPÍTULO 1

"Hoy es el primer día de instituto, comienza un nuevo curso y de nuevo una nueva oportunidad para seguir aprendiendo y disfrutar de la mejor compañía del mundo, Paula, Sara, Diana y Tamara, las mejores amigas del mundo... Así que vayamos para el San Eugenio. "
Estos son los pensamientos de Rocío que con 14 años y a punto de empezar su segundo año de secundaria ya ha sido nombrada la mejor alumna de Dos Hermanas.
Ella es del pueblo de toda la vida, allí nació y allí se a criado. Es la pequeña de tres hermanos, los dos mayores Diego y Abel ya están independizado y es la que queda en casa por lo que sus padres, Carmen y Antonio, le consienten absolutamente todo.
Esto unido a sus amigas con quienes son una piña y que juntas son las más populares del instituto, le hacen ser la niña más feliz del mundo...
Es 23 de Septiembre y son ya las ocho de la mañana, deprisa, termina de maquillarse y colocar los libros en la mochila y sale de casa camino del instituto...
-¡Me voy mamá, que no quiero llegar tarde a clases y menos el primer día! ¡Te quieroooooooooooooo!
Le da un beso a su madre y marcha.
Veinte minutos más tarde llega a la puerta del instituto.
-¡El San Eugenio!
Es su templo, aquellos que no admiran su belleza la critican por pasar horas y horas dentro de él como si fuera su propia casa.
A cuentagotas van llegando sus amigas, todas con la misma belleza que la de Rocío, ninguna tiene nada que envidiar se mutuamente.
Aún queda media hora para el comienzo de las clases y tienen tiempo para ponerse al día de lo que han hecho durante el verano y es que aunque han estado hablando durante estos tres meses pero les emociona el contarse las novedades en persona.
-¡Vaya, vaya, vaya¡ Así que parece que de todas nosotras la que mejor suerte ha tenido ha sido Sara... Cuenta cuenta, pillina, ¿Y, como es ese moreno que te ha robado hasta el colgante de Dolce&Gabanna?
-No seas tonta, Tamara, tu siempre igual, solamente fueron cuatro besos durante las vacaciones de París, Le conocí el segundo día que llegué y claro como solo podía estar veinte, pues ahi se tuvo que quedar... Una pena la verdad.
-¡Niñas, déjense de cotilleos amorosos para luego que ya va a comenzar la clase! - Oyeron a su espalda la voz de la señorita Camila, la profesora de Literatura, una mujer de unos cincuenta años muy chillona pero a su vez igual de adorable.
En realidad con todo lo que habían vivido durante el verano no habían oído ni el timbre que daba inicio a la primera clase del curso.
"Buenos días muchachos", volvió a hablar Camila,"Como es de lógica y nada nuevo para ninguno de nosotros comienza un nuevo curso, y como es de costumbre, siempre llega alguien nuevo al aula, en esta ocasión se trata de Saul, el no sólo es nuevo en el San Eugenio sino también en el pueblo, viene de Camas y todos nosotros esperamos que le recibáis con respeto... Ahora dicho esto, muchacho puedes sentarte."
Por casualidad, el único asiento libre que quedaba era al lado de Rocío, quien nada más verlo se quedó embelesada de aquel moreno de ojos verdes que sin cruzar palabra y mucha chulería se sentó a su lado.
Sin darse cuenta ninguna de ellas, llegó la hora del descanso y con ello la vuelta a los cotilleos...
"¿Habéis visto el pedazo de moreno que Le han endosao a Rocío? ¡Ella sí que se ha dado cuenta eh, pillina!" Soltó Tamara muerta de la risa.
"La verdad es que es guapísimo, no voy a negar que me ha gustado mucho, sabéis que yo no soy así, pero por lo que veo no solo me ha gustado a mí eh." Respondió Rocío entre risas también.
Con esto todas comenzaron a reírse con todas sus fuerzas hasta que vieron entrar en la cafetería un grupo de otros cinco muchachos, todos vestidos con ropa de cuero, no tardaron en reconocer a Saul, quien miró a Rocío con sonrisa juguetona.
"¿Habéis visto que pintas?" Preguntó Diana, quien era la más tímida y la más miedosa del grupo.
"Sí, pero ¡Sobre todo! ¿Habéis visto como ha mirado Saul a Rocío? ¡Nena, o estoy loca o tu también Le has embrujao! Dijo Tamara.
A ninguna Le dio tiempo a contestar cuando sonó el timbre que las devolvía a las clases.
Al final de la jornada las "Sevisweet"se despidieron con un abrazo y un hasta mañana...