CAPITULO 17

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El día está siendo eterno para Rocío, Saul salió de casa hace ya un par de horas diciéndole que cuando terminase de hacer sus tareas y trabajar iría a buscarla para ir al pub de su amigo, donde esa misma noche empezaría a trabajar.
Desde entonces, no ha parado de caminar de un lado a otro de la casa, sus nervios están a flor de piel e incluso su apetito a terminado por desaparecer por completo.
El pequeño Martín comienza a llorar desesperadamente, y en esta ocasión no sabe ya que hacer, ya le ha dado de comer, le ha cambiado el pañal, ha intentado acunarlo entre sus amorosos brazos... Pero nada, absolutamente nada hace que el bebé calme su llanto.
Desesperada a la par que desconsolada, decide llamar a sus amigas, Diana y Paula no le cogen el teléfono, la madre de Sara la han tenido que llevar al hospital, ya sin saber que hacer, se decide por llamar a Tamara, a sabiendas de que si Saul llega a enterarse se enfadará... Y mucho.
Un bip...
Dos...
Al tercero, Tamara, sorprendida por la llamada de su amiga le coge el teléfono.
.-Hola Rocío, dime, ¿Ha pasado algo?
.-Tamara...-Consigue hablar Rocío, después de varios segundos de incomodo silencio para las dos amigas y tragando las lágrimas que la chica no quiere que su amiga note- Es Martín, lleva más de media hora sin parar de llorar y ¡¡¡Ya no sé qué hacer!!! Le he dado de comer, le he cambiado el pañal, le he intentando dormir... ¡¡¡Pero nada!!! No sé que es lo que le pasa...
.- Estás en casa del cerdo ese,¿verdad?
.- Saul ni es ningún cerdo, Tamara, pero sí aquí estoy...
.- No se te ocurra moverte de ahí, en quince minutos llamo a la puerta, ¿me oyes?
.- Gracias, amiga.
Dicho y hecho, quince minutos después, Rocío oye que llaman a la puerta y al abrir, no es otra que su amiga Tamara.
Como llegue Saul, se va a montar una bien buena, piensa la chica, olvidándose por un momento del llanto de Martín.
Momento en el que Tamara entra en la casa a toda velocidad y coge al bebé entre sus brazos.
.-¡¡¡Dios mío, Rocío!!! Pero... ¿No te habías dado cuenta de que esta criaturita está abrasada en fiebre? Normal que no pare de llorar, ¿Pero en qué mundo vives hija? Aunque viéndote la cara que tienes normal que no te des cuenta ni de estas cosas... De verdad... Alucino.
.- Y,¿qué hacemos,Tamara?
.- Pues, ¿Qué vamos ha hacer? Yo en este mismo momento llamar a mi hermano para que venga con el coche... Y tú ir a vestirte y a cambiarte un poco esa cara de muerta viviente que tienes, porque en cuanto llegue mi hermano nos vamos con este pequeñin al hospital.
.- Como venga Saul y vea que estoy contigo, o se entere de que he salido de casa contigo, me va a liar una muy grande, Tamara.
.- Mira, rica, si ése te quiere tanto como dice y sobre todo quiere a su hijo... Le va a dar igual que estés conmigo o con la mona chita, me entiendes, ¿no? Así que tira a vestirte y no te hagas la loca, porque vaya madre estás hecha... Te falta experiencia por todas partes... ¡¡¡Espabila que parece que en las venas en vez de sangre te corre horchata!!!
Tras escuchar esto, Rocío sale pies pa que os quiero a vestirse.
Diez minutos después, las dos amigas y el pequeño Martín suben al coche del hermano de Tamara para dirigirse al hospital de Sevilla.

Adolescencia perdida Parte I: Rocío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora