Capítulo 13. Miedo

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Cogió su móvil y en un movimiento rápido abrió el WhatsApp para escribirle a su hermana Ontari: «esta noche cena en mi piso, necesito que vengas, no acepto un "no" por respuesta, por favor y gracias». Guardó rápidamente el aparato electrónico y siguió con sus quehaceres, ya que aún estaba en el trabajo y le quedaban un par de masajes más esa tarde para irse a su casa.

Había cogido el teléfono solamente para mandar ese mensaje pero realmente se estaba muriendo por cogerlo para hablar con otra persona. Tenía mensajes de ella, pero ni siquiera los miró, porque sabía que sería frustrante el hecho de no poder hablar con ella por estar trabajando y tampoco quería perder su trabajo por no aguantar unas horas sin hablar con la castaña.

Se pasó toda su jornada pensando en el día anterior, sobre todo en la segunda parte del día, cuando Lexa decidió llevarla a aquel lugar que desconocía y era todavía más íntimo que la parte del casi reservado en la que estuvieron comiendo junto a su hermana pequeña, la cual después se escabulló.

Al principio no le gustó un pelo que se fuese y le hiciese aquella encerrona, porque se había puesto muy nerviosa de pensar en estar a solas con Lexa, pero después estuvo toda la noche y lo que llevaba de esa tarde agradeciéndoselo mentalmente una y otra vez.

Ese día tenía su concentración bajo cero, su mente estaba en todas partes menos en aquella pequeña sala de masajes.

Solamente podía pensar en salir de allí. Bueno, solamente no, porque estaba todo el rato recreando la tarde anterior, sentada junto a Lexa, con su rodilla pegada a la de la chica de ojos verdes.

Se atrevió a decirle que tenía unos ojos increíbles, no sabía ni cómo, ni por qué le había dicho aquello, pero le salió muy natural en un momento justo en el que los estaba observando muy de cerca.

Entre pensamiento y pensamiento de la dueña de aquel verde y de unos labios realmente tentadores, llegó a su fin aquella interminable jornada laboral. Se le había hecho la tarde larga, terriblemente eterna, porque tenía la necesidad de hablar con su hermana y contarle todo lo que le estaba pasando.

Salió del Spa lo más rápido que pudo, sin despedirse ni siquiera de sus compañeros. Tenía pensado pasar por una de las pizzerías más famosas y la favorita de su hermana. Así que eso fue lo que hizo.

Miró su teléfono móvil para comprobar primero si Ontari podía venir y se encontró con un mensaje suyo: «si me lo pides así, a las 9 estoy allí».

En cuanto subió al autobús urbano y se pudo sentar, volvió a abrir la aplicación de mensajería instantánea, pero esta vez para poder contestar a la chica que había estado invadiendo su mente desde no sabía qué momento.

Lexa

Última hora de conexión 17.30

Lexa: al final va a ser cierto lo que me decís todas, el trabajo y Lexa somos una sola cosa, pero que bonito es ser una sola con lo que adoras.

Sonrió, primero porque sabía que aquella chica amaba su trabajo, sabía que pasaba las tardes leyendo y avanzando con la tesis que tenía entre manos, y segundo sonrió porque le dio pie a poder contestarle con algo ingenioso, algo que a ella misma le había hecho gracia en su cabeza, porque siempre se reía de sus propios chistes y tonterías.

Clarke: el trabajo y tú sois un pack indivisible, como el gel y el champú.

Clarke: a mí también me gusta mi trabajo, pero no me gusta pasar tantas horas con él, tengo otras preferencias.

Lo dejó caer, sin más, seguramente Lexa se daría cuenta de que se refería a ella, a que su preferencia ahora era hablar y pasar tiempo con ella.

Performance - Clexa AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora