Capítulo 18. «Seguramente».

1.6K 86 22
                                    

Tras aquella primera cita, no habían vuelto a verse más.

No era porque no quisieran, ya que al menos ella se moría por volver a verla, más bien era porque sus respectivos horarios de trabajo no se lo permitían.

Hablaban casi todos los días, pero le parecía horroroso que no se pudiesen ver viviendo en la misma ciudad, una aberración del planeta Tierra, una alineación indebida y mal hecha de todos los planetas del Sistema Solar.

Quizá estaba siendo un poco dramática y eso a ella nunca le había gustado, el dramatismo siempre se lo había dejado a los demás, pero en esa ocasión hablar y pasar tiempo, el poco que el Sistema Solar les dejaba, con Clarke, le estaba haciendo ser así.

No le disgustaba, porque hacía tiempo que no se sentía así, alegre y feliz. Alegre y feliz de verdad, sin mentiras.

Ese tipo de alegría que le permitía hacer bromas, ser dramática y reírse por las ocurrencias varias que pasaban por su mente.

Cuando hablaba con la masajista el tiempo volaba, porque el tiempo era muy relativo y, nuevamente, el Universo le hacía replantearse el porqué de que los minutos corriesen más rápido que los segundos cuando compartía sus horas con ella, de forma virtual o en forma de una repentina, y casi estupenda, primera cita.

Casi estupenda, porque descubrió cosas que no le gustaron nada de nada.

Aún seguía dándole muchas vueltas al por qué de todo aquello. ¿Por qué Octavia nunca le había contado que Madi era una Griffin? ¿Tan importante era hacerle creer que llevaba el apellido Blake?

No encontraba respuestas a sus preguntas y eso le frustraba, mucho.

Sentía como si un fuego interno comenzara a crearse dentro de su pecho, provocándole a su vez un malestar que tampoco le gustaba.

No había encontrado la ocasión para hablar con su mejor amiga, aunque sí que habían coincidido tanto en el apartamento como en el local, pero en ningún momento estaban ellas dos solas.

Consideraba que para hablar de aquel tema tendrían que estar solas, por lo que cada vez que Octavia llegaba a casa con compañía, solía meterse a su habitación con la excusa del trabajo. No quería caer en la tentación de sacar el tema teniendo gente delante, así que prefería prevenir refugiándose en su lectura.

Durante aquel tiempo en el que no había visto a Clarke, sí había acudido al local junto al resto de las chicas, así que Ontari le dio unos tres o cuatro micro-relatos más de aquella tal Wanheda. Le parecían increíbles y, estos últimos en especial, relataban mucho lo que ella sentía a nivel personal.

Y qué hacer con estas ganas, estas ganas de ti

Y qué hacer con estas prisas, estas prisas por verte a ti

Y qué hacer con todas las emociones que guardo en mi

Y qué hacer con tanto todo, todo sobre ti

Justo en ese momento se encontraba en su habitación, con un moño mal hecho, las gafas puestas y frotándose el tabique nasal, porque no lograba concentrarse ante todo el papeleo que tenía delante de sus narices y no podía permitírselo, no más.

«Venga, Lexa, concéntrate de una vez».

Era lo que se decía una y otra vez mientras se daba pequeños golpecitos en la frente con el bolígrafo que portaba en su mano.

En vano, porque todos los papeles que tenía delante de sus ojos, no tenían ni un solo color que no fuese el de las palabras impresas a ordenador.

Performance - Clexa AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora