Capítulo 7. Casualidades

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Mudanzas. Que poco le gustaban las mudanzas. Eso de moverse de un lado para otro con un montón de cajas y cosas, algunas era cierto que podría ahorrarse el llevarlas, pero es que las quería tener consigo porque así le daba la sensación de hogar.

Esa semana había dado ya unos 3 viajes en total con el coche cargado de cosas. Edredón, sábanas, ropa de invierno, su almohada, parte de su colección de libros... Ese estaba siendo su última carga y su último viaje.

La almohada no podía faltar, desde luego. Que sí, su amiga en casa tenía, pero como la suya, no había ninguna.

¿Y sus libros? ¿Es que no podía vivir sin ellos? Justamente fue eso lo que pensó cuando los iba metiendo en una caja, con la palabra «libros» en mayúscula y bien grande, en negro, porque era una de las cajas más importantes. Porque no. No podía vivir sin ellos.

Necesitaba leer antes de dormir, y su tiempo libre, y hasta casi el que no era libre, lo dedicaba a leer. Le encantaba leer. Además de ser parte de su trabajo, porque con la tesis doctoral que realizaba así lo requería, era uno de sus hobbies favoritos, junto a tocar varios instrumentos musicales, que por supuesto, también había transportado ya al piso de Octavia.

La semana anterior, cuando salieron del Spa y tras todo aquel encontronazo con la chica rubia, fueron a casa de Octavia y pasaron parte del fin de semana juntas.

Lexa le comentó a su amiga aquello de que necesitaba mudarse a la ciudad para que el trabajo y los viajes no le quitasen tanto tiempo para seguir elaborando su tesis y centrarse bien en su trabajo.

Tesis y trabajo. Trabajo y tesis. Así era su vida. Pero le encantaba.

Octavia no dudó en decirle que se mudase con ella, a pesar de la insistencia de Lexa en que buscaría un estudio, para tener la tranquilidad necesaria en los momentos cumbres de trabajo. Pero con a la insistencia de su amiga, al final decidió irse con ella, ya que entre que se ponía a buscar algo decente y realmente encontrarlo, podrían pasar meses. Quizá más adelante se buscaba algún estudio o piso para ella sola.

Su amiga le dijo que si necesitaba de dos habitaciones, para meter todo lo que estaba llevando, no había problema, que todo sería en conjunto. Octavia había tenido la idea de que una de las habitaciones fuese para los instrumentos y que cabía la posibilidad de insonorizarla, y esa idea le gustó mucho. Y también le dijo que no debía pagarle nada de alquiler.

Aquello de no pagar alquiler no le gustó, por lo que estuvieron discutiendo una clausulas para la convivencia y los gastos.

Al final todo quedó en que los gastos se pagaban a medias pero Lexa se haría cargo del tema de las comidas y las compras, ya que su comida era más cara y no le parecía justo. Toda una putada. Así tampoco habría problema en que se comprasen cosas que ella no podría comer. A no ser que Octavia quisiese comprar algo aparte y por su cuenta, lo demás sería compartido.

Ese era el cuarto día que daba viajes y ya sería el último, hoy sería la primera noche que se quedaba en el piso de su mejor amiga.

Ya estaba terminando de cargar las últimas cosas en el coche, con 3ºC en la calle y a las 7 de la mañana, estaba amaneciendo. Su madre estaba ayudándole y así acabar antes, para seguidamente entrar y hacer el último desayuno junto a ella antes de marcharse del pueblo.

Seguramente volvería de vez en cuando a pasar un fin de semana o algún día para visitar a su madre. No estaba tan lejos como para no hacerle visitas pero sí estaba lo suficientemente lejos como para tener que mudarse a la ciudad por su trabajo.

– Te he preparado un bocata para hoy, para que te lo comas en el descanso. – Dijo su madre mientras le tendía una bolsa.

– No hacía falta, mamá. – Cogió la bolsa mientras negaba con la cabeza y la dejó junto a su bolso. - ¿Café con leche? – Le preguntó a la vez que ella se servía un café solo.

Performance - Clexa AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora