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Narra Paulo:

-¿Te gustan? -le susurré.

Me quedé estático mirándola. Sus manos estaban algo frías y sus ojos, cerrados. Le cubría la mitad de la cara el respirador.
El médico decía que escuchaba pero que como estaba tan medicada no tenía demasiadas fuerzas para hablar.

-Hoy voy a hablar yo. -hice una pausa y sonreí- Siempre sos vos la que más habla de los dos, así que... -suspiré- Me gustaría poder expresarme bien, decirte lo que realmente quizá quisieras escuchar. -negó- Celes, cuando... -algo inesperado hizo que mi voz se quebrara, y que mis ojos se empezaran a cristalizar- Cuando me enteré que habías intentado sacarte la vida, no hubo otra cosa en la que pensé. Todos los días me despertaba, y me arrodillaba, pidiendo que estés bien, que nada te pasara. -le toqué la mano. cayó una lágrima- Porque realmente, siempre supe que eras lo más importante que tenía -me mordí el labio con fuerza- Blu... te amo. -le besé la mano- Y no quiero que sigamos hablando cada meses, no quiero que sigamos distanciados, ni que te sientas sola, nunca más -la miré fijo- Perdón por no tener los huevos bien puestos y decirte realmente lo que siento -susurré- Pero algún día, te prometo que las cosas van a cambiar. Entre vos y yo.

Le solté despacio la mano y miré hacia la puerta. La visita había terminado.

-Señor... -el médico me indico que saliera del cuarto, y asentí.

Salí de la sala, y pegué un gran suspiro. Leo, Sanni y Gio caminaron a abrazarme. Los cuatro habíamos sido los únicos que habíamos pasado la noche entera esperando alguna noticia de Celeste.

-¿Cómo la viste? -preguntó Gio.

-elevé los hombros- No sé.

-Está mejorando -agregó Sanni.

Asentí y empecé a caminar hasta el asiento de la sala de espera.

-Pau... -Leo pasó una mano por mi hombro- Tenés que volver a tu casa.

Miré al suelo y cerré los ojos.

-No puedo -lo miré.

-se relamió los labios- Hace horas no comes ni tomas agua. Hacelo por ella.

Me pase las dos manos por la cara y me rasqué la nuca.

-En un rato vuelvo.

Leo asintió y me dió unas palmadas en la espalda en forma de saludo. Me despedí de Sanni y salí del hospital.

(...)

Salí en ropa interior del baño. Me miré al espejo, y me senté en la cama. Sentía que se me cerraban los ojos solos, como si mi mente estuviera despierta, y mi cuerpo completamente dormido.
Un ruido de una puerta me hizo despertar de golpe. Me paré de la cama y me terminé de vestir.
Los pasos se dirigían a la habitación.
La puerta se abrió.

-Amor... -Oriana se acercó a mi y me dió un beso.

Le respondí algo seco y le sonreí un poco.

-¿Recién llegas? -dejó su bolso en la mesa de luz, y se sacó el abrigo que llevaba puesto.

-Si.

-Bueno... -me abrazo por atrás- ¿Cómo está tu amiga?

Al instante, se me aparecieron imágenes de Celeste en camilla, con un respirador, yo sosteniéndole la mano, y contándole como me sentía.

-Está mejor.

-me dió un beso en el cachete- Me alegro. Escuchá -rodeé los ojos al escuchar eso- Necesito que me ayudes a comp...

-Oriana -la miré- Me voy al hospital ahora. Volvi para bañarme y comer algo.

-suspiró- Gordo, estuviste casi dos días ahí metido, tenés que dormir en casa... -se acercó y me alejé- Además tenés que ayudarme con las cosas del cumple de mi sobrina.

Una gran impotencia creció en mi. Celeste estaba en el medio de una crisis emocional, internada, y medicada, y Oriana se dignaba a pedirme que la ayudara para el cumpleaños de su sobrina.

-Oriana -bufé.

-¿Qué? -me miró mal- Entiendo que sea la persona que más querés -rodeó sus ojos- Pero también tenés una pareja y convivís con ella.

-fruncí el ceño- ¿Me estás haciendo elegir?

-Asintió- Algo así.

-reí un poco irónicamente- No te la puedo creer. En serio. Pensé que eras mas inteligente. -me froté la cara- Pero veo que no, y lo veo en tus ojos que me están diciendo que no la vaya a ver, pero -elevé los hombros- No voy a dejar de ir a visitarla. Así que -agarré la mochila- Perdón por no presenciar el evento de tu sobrina, pero si mi amiga está grave, lo que menos quiero hacer es inflar un globo. Permiso.

Salí de la pieza, y nuevamente me dirigí al hospital.
Había dejado a Oriana con las palabras en la boca.

Choose © [Paulo Dybala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora