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-Cristian, así no podés limpiar un vidrio -me reí mientras le sacaba el trapo de la mano- No sos moderno ni en pedo

-me abrazó por la cintura- Bueno che, la intención es lo que vale, ¿no? -me besó el cachete- Además te estoy ayudando a vos gorda.

-le sonreí- Ya sé.

Hace unos días, había invitado a Cristian a mi casa ya que los dos estabamos en días libres. Me había invitado a conocer a su familia, pero no estaba tan preparada.
Cristian se había convertido en algo super lindo para mi.
Cuando las semanas pasaban y Paulo y yo nos distanciabamos más, Cris me invitaba a comer y esas cosas.

Después del beso, no volví a hablar con Paulo. La única interacción que habíamos tenido, había sido en su comentario sobre mi debut. Después, no me atreví a hablarle y creo que el tampoco. Supongo que también los dos lo preferíamos así. Él estaba bien con Oriana, y aunque a mi cada día me costaba superarlo más, me distraía al final del día.
También, en unas semanas empezaba de nuevo a entrenar y mi mente tenía que estar concentrada al cien porciento.

-¿Qué querés comer hoy? -abrió la heladera.

-¿Perdón? -me di vuelta para mirarlo- ¿Quién te dió permiso para quedarte hasta la noche?

-Mmm -entrecerró sus ojos, pensando- Yo.

-Ja-Ja -reí irónicamente- Qué lástima, es mi casa

-Uuuuh -levantó los dos brazos- Perdón señorita ortiva.

-¿Qué? -pregunté desafiante.

-O-R-T-I-V-A.

Apoyé el limpia vidrios sobre la mesa y tiré el trapo en el piso.

-¿Sabés que va a hacer esta señorita ortiva? -sonreí desafiandolo más.

-Nop.

Me di media vuelta y sonreí, para luego darme vuelta de nuevo y empezarlo a correr. Cristian abrió la puerta del patio y se dignó a correr. Tenía una velocidad literalmente inalcanzable, y aunque mis pulmones seguían funcionando, el era mucho más ágil que yo.
Igual no me di por vencida y lo corrí hasta que llegó al borde de la pileta, y no me quedó más remedio que tirarlo.

-¡Celeste! -se quejó- Tenía el celular, la puta madre.

Estaba tan tentada de risa que como me dolía tanto la panza me puse en cuclillas.
Fue peor idea que la de correrlo, porque acto seguido ya estaba metida al lado de Cristian.

-¡Nooooo! -le tiré agua- Sos un zarpado

-Vos pendeja -se acercó.

-Alejate o te ahogo -mi respiración era irregular; sonreí.

-Entonces vas a tener que ahogarme -me sonrió.

Negué y se acercó más. Hubo un silencio, y de repente sólo se escuchaban nuestras respiraciones y el ruido del agua. Cristian me miró los labios, y después los ojos. Era demasiado lindo.
Se acercó más, y sus manos lentamente se posaron sobre mi cintura. Con la yema de sus dedos, me acarició.
Giró un poco su cabeza y se acercó más.
Me quedé mirándolo y no hice nada. Hasta que senti que sus labios estaban por tocar los míos, y fue ahí cuando me alejé.
Me soltó rápido y me miró nervioso, tragando saliva. Estaba avergonzado de mi rechazo. Lo miré con cara de disculpas, y se dió vuelta, nadando lento hasta las escaleras de la pileta.
Suspiré y lo seguí. Sabía que después de eso, no iba a haber ninguna conversación, ni una cena de su parte.















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Lo amo tanto a cris q me dan ganas de trompear a celeste ahre

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Choose © [Paulo Dybala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora