45

1.3K 60 0
                                    

Paulo:

Las noticias me atormentaban cada vez más fuerte. Parte de mi se caía a pedazos cada vez que la televisión sonaba.
Alguna vez de mi vida dije algo como "no hay peor momento que el escuchar o enterarse de algo de lo cual no te querías enterar, y sentir que todo se te viene abajo". Y no tenía palabras, ni corazón, ni alma.
No me sentía estable, ni un vaso de agua arreglaba lo roto y hecho mierda que estaba mi corazón.
No me ayudaban ni las sábanas, ni las almohadas.
Solo me nacía la necesidad de verla. De escuchar de nuevo su voz, o de oler su perfume que se encontraba tan intacto en su piel. Quería abrazarla. Quería contarle cuantos goles había metido, y por dentro cuántos le había dedicado. Quería contarle la historia de mi familia, y que me contara la de ella. Quería disfrutar de una película, mientras los dos terminamos llorando a causa de mil anécdotas de nuestras vidas.
Quería compartirle y dedicarle todo de mí, pero en otras palabras, nunca se lo había demostrado. La quería.

Cuando me enteré que a Celeste la habían internado, lo único que supe hacer, fue tirarme en la cama, y llorar desconsoladamente como un nene de cinco años.
Ni salía de mi casa, ni comía, ni completaba la semana con los entrenamientos.

Porque sabía que había sido mi culpa, sabía que todo en lo que ella había caído, era por mi culpa. Sabía que se podía llegar a sentir sola, y sabía sobre su pasado. Pero no hice nada, como un idiota no había hecho nada.

Lo peor era que en algún momento tenía que juntar fuerzas e ir a verla. Porque era lo único que quería con el alma, pero era tan cobarde que seguía dando pasos hacia atrás.

Pero ya no podía escapar más.

Choose © [Paulo Dybala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora