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4 semanas después.

-¿Me querés matar? -le dí un beso.

-No es la idea peeero... -sonrió entremedio del beso.

-negué; me mordí el labio inferior- Tonto.

Sonrió una vez más y se acurrucó en mi pecho. Parecía un nene chiquito, me daba muchísima ternura.
Le acaricié el pelo y le di un beso en la frente. Noté como sonrió de lado con los ojos cerrados.
El amor que le tenía cada día era más grande. El amor que me transmitía era increíble, y cuando estaba con él, sentía que no quería estar con nadie más.

-Gorda... -murmuró.

-Hmm.

-¿Cocinamos sushi? -se levantó de golpe y con el pelo todo despeinado abrió los ojos como dos platos.

-¿Qué? -rei irónicamente- ¿Estás loco?

-Sii -asintió- Loco por el sushi -se mordió el labio.

-Shh -le hice seña para que se callara- Podés despertar al sushi -susurré- podés hacer que se excite el sushi.

-me miró confundido- ¿Qué clase de macumba sexual estás diciendo, amor?

-reí y me tiré encima suyo- Una -le guiñé un ojo y me paré de la cama.

-¡No se vale!, yo quería seguir escuchando la historia del sushi -se cruzó de brazos, frunciendo el ceño.

-Otro día será -elevé mis hombros y me dirigí hacia la cocina.

Saqué la sartén y unos huevos de la heladera.

-¿En serio? -rodeó sus ojos- Pensé que íbamos a comer comida.

-El huevo frito es la comida más satisfactoria del mundo. -lo miré de reojo.

-Es como la milanesa de soja.

-Callate y ayudame porque te las tomas Paulo -lo empujé con la cadera.

-Bueno bueno, loquita -me abrazó por atrás y me dió un beso en el cuello.

-Tomá -le dí la pala y la escoba- Ayuda con la limpieza.

-¿Eh? -se cruzó de brazos- No y no.

-me quedé quieta por unos segundos- Paulo, sos peor que un pibe de ocho años -suspiré con intensidad y cerré los ojos.

-Pero gorda -resongó.

-Bueno boludo entonces anda al sillón y quédate ahí.

-Bueno -sonrió y se dirigió al sillón- Prendió la tele y se quedó mirando un partido.

Pero me encantaba la idea de que el no hiciera nada, y yo cocinara y limpiara todo.
Un plato menos que alimentar.

(...)

-Que olor rico dios -se mordió el labio sentándose en la mesa y me miró.

-Es huevo frito, ¿no era que no te gustaba?.

-Pero tengo hambre -hizo una mueca.

-Bueno, yo subo, cualquier cosa que necesites avisame dale? -le guiñé el ojo y agarré el plato. Subí a la pieza.

-Celes -escuché de lejos.

Jodase.

Choose © [Paulo Dybala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora