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23 de Julio, 14:23 p.m

Estaba sentada en la banca, esperando a que el entrenador venga para hablarme y después retomar el entrenamiento, pero hace prácticamente unos veinte minutos que me habia sacado y no venía. Me comenzaba a frustrar, odiaba perderme el entrenamiento, lo necesitaba.
Después de otros diez minutos, llegó.

—Perdóname Celeste. —suspiró— Estaba organizando unas cosas.

Asentí.

—Bueno, quería hablar sobre tu carrera. —comenzó a rascarse la nuca— ¿Haz tomado una decisión?.

—Si —aclaré mi garganta— Voy a ir a la Juventus.

—Asintió— ¿Leo sabe?.

—Rodeé mis ojos— ¿Qué tiene que ver mi hermano en todo ésto?.

—Elevó sus hombros— No, no lo sé, a decir verdad, tía... —susurró— aquí tienes mas posibilidades.

—Me paré de la banca con un poco de brusquedad— Está bien, pero ya se lo que me tratas de decir y por qué. Ya tomé una decisión y ya hablé. Es mi carrera, y comprendo perfectamente tu ayuda, y agradezco todos estos años, pero me encamino a otra cosa. Como futbolista me entiendo.

—Bueno. —me miró— Pero si es por el dinero, podríamos llegar a tener un acuerdo mas equilibrado.

—No, ya está. —suspiré— Ahora si me permite —agarré mi campera— Tengo que irme.

(...)

No podia lograr dormirme con todo lo que habia pasado. Abrí las redes un poco, pero después me aburrí y deje el celular en la mesa de luz.

Era inevitable pensar en mi carrera. En todo lo que tenía que afrontar. Pero también por un lado, estaba contenta. Los años en Barcelona fueron los más lindos. Mis compañeras, el equipo técnico, absolutamente todo.

Tocaban la puerta.
Me puse las ojotas y me acomodé un poco el pelo, bajé a abrir.

—Gorda, ¿todo bien? —Leo me abrazó y dió un beso, estaba con Mateo.

—Si —dije con la voz un poco ronca— ¿Que hacés corazón?, ¿cómo estás? —Matu se me tiró en los brazos y lo alcé.

—¿Estabas sola? —cerró la puerta y dejó el termo en la mesa.

—¿Con quién más podría estar? —reí.

—No sé, capaz algún chabón —sonrió y me hizo una seña en forma de "ojito".

—Pff, no sabés, los tengo escondidos en el placard.

Rió y se sentó en el sillón con Mateo. Agarré el control y puse los dibujitos. Llevé el termo a la cocina y puse a calentar el agua.
Volví al living y me senté junto a ellos.

—¿Y Anto?.

—Se quedó en casa, Thiago estaba cansado y no tenía tantas ganas de venir.

—Ya lo voy a agarrar a ese.

Reímos.

—A vos, ¿cómo te está yendo en los entrenamientos?.

Cerré los ojos y me tapé la cara con las manos. Di un leve suspiró y retomé a mirarlo. Me seguía mirando, a punto de cagarse de risa.

—No te rías, forro —reí un poco— Bien, que se yo.

Hubo un corto silencio.

—¿Vas a la Juve?.

Choose © [Paulo Dybala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora