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-Dejá de joder Paulo -fruncí el ceño.

-Celeste yo no voy a arriesgarme nada, soy futbolista.

-Mas que futbolista, un boludo -rodeé los ojos- Es un mosquito, tanto quilombo

-Si me pica, después me jode toda la noche. Así como cuando me jodes vos.

-¿Yo te jodo toda la noche? -elevé una ceja y me paré del sillón- Si antes pensaba que eras un boludo, ahora pienso que sos un tarado.

-Bueno che -se acercó- No me ejerzas tanta violencia, yo te quiero "novia" -se rió.

-Que lástima, porque yo no -me crucé de brazos.

-¿Desde cuando tan difícil? -sonrió de lado.

-Nunca fuí fácil.

-¿No? -elevó una ceja- Que yo sepa la que firmó un contrato que llevaba la palabra de ser novios, habiéndonos conocido hace menos de un mes, fuiste vos.

Me había empezado a disgustar la conversación. Parecía todo mas serio. Al principio había pensado que era todo una joda, hasta ahora. Me quedé quieta por un minuto, pensando en mi respuesta.

-Tanto como firmé el contrato, puedo romperlo cuando yo quiera -hice una pausa- Así que, pensá antes de hablar Paulo. -sonreí irónicamente.

Agarré mi mochila y caminé hasta la puerta.

-Dale, ¿en serio te haces la enojada? -suspiró- Te enojas por cualquier cosa culiada.

Y no la paraba de cagar. Dios.

Abrí la puerta y me fui.

Lo que más me había molestado era que yo sí había empezado a joder, pero él desde el minuto uno se lo había tomado en serio. Me daba vergüenza tener que aclararle desde el principio que estaba jodiendo, capaz habría quedado mal en frente de él, o no sé.

El cielo estaba horrible. Llovía sin parar, y no había llevado el auto a la casa de Paulo. De hecho despues de la cafetería nos habíamos ido directo a la casa de Paulo.
Mientras caminaba el frío me consumía viva literalmente. Tenía ganas de llegar ya, y aunque no habían tantas cuadras de diferencia, me daba muchísima pereza. Mi ropa estaba empapada, y no paraba de pensar en lo que había pasado.
Capaz si yo la había exagerado, cómo siempre. Me dieron inmensas ganas de llorar y así fue. Me tapé la cara mientras negaba rotundamente. A veces me daban ganas de no ser yo, porque cada momento que quería lo desperdiciaba. Como el primer partido de la Juventus. Y a pesar de eso, Paulo había estado ahí para mi.
Todo había empezado a dolerme más. Ya veía más cerca mi casa, así que me senté por un momento en el borde de la calle, y puse mi cara entre las piernas. Llorizquee un poco, hasta que por la suerte de la vida, pasó un auto y me empapó el doble de lo que ya estaba empapada.
Me sentía Floricienta. Solo que no estaba esperando a nadie.
Me paré, y empecé a caminar más rápido. Todo mi maquillaje estaba fuera de lugar, mi pelo se había comenzado a enrular y mi ropa era un río.
Al llegar, saqué las llaves y dejé las zapatillas a un lado.
Abrí la puerta, y prendí las luces.

-¡SORPRESA! -un imperio de gente gritó.

Me digne a mirar, y ví sus caras espantadas.

Estaba toda mi casa decorada con globos, con cosas dulces y saladas. Un cartel gigante con todos mis partidos y la gente rodeando todo el salón.
Estaba mi hermano, mi familia, mis sobrinos, los de siempre, y estaba hasta mi mejor amigo. Estaba Gio.

Mi cuerpo se encontraba estático. No sabía qué hacer ni como reaccionar.
Sólo quería seguir llorando, al pensar que estaba hecha un desastre en frente de todos.

Los miré una vez más, y caminé cerrando los ojos hasta las escaleras. Subí y sentí como alguien me seguía.
Llegué a la habitación y cerré la puerta. Me tiré a la cama y empecé a llorar. Golpeé algunas veces la almohada y la apreté con mis dientes.

La puerta se abría de a poco.

-¿Celes? -susurró una voz.

Ya me imaginaba quién era.
Me senté de a poco y lo miré.

-Amiga -me miró apenado y rápidamente se sentó al lado mío y me abrazó.

-Gio -susurré.











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Celes se enojó por una boludez pero le chocó :(.
¿Qué será esa fiesta? 🤔

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Choose © [Paulo Dybala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora