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10 de Agosto, 23:05 p.m

Narra Celeste:

Estaba tumbada en el sillón. Algo cansada por el entrenamiento. Me encantaba volver y acostarme en el sillón mientras ponía la televisión, y comía un kilo de helado yo sola. Si, era de otro mundo.

Bostecé y agarré mi celular. Estaba muy aburrida, pero no tenía ganas de entrar a mis redes y ver cada rumor estúpido de Kichan y yo.
La realidad era que él y yo eramos super unidos. El hubiera intentado algo más, pero yo sinceramente no quise.
Estaba segura de mis sentimientos, y no era como se lo planteaban todos.
El timbre me sacó de mis pensamientos.

Abrí la puerta, y me quedé sorprendida. Tragué saliva y pestañeé varias veces.
Podía notar su rostro decaído. Sus ojos rojos, y sus ojeras con algunas bolsas que llegaban maso menos al piso. Sus labios finos, rojos y algo secos. Se veía destruído.

-Paulo -susurré preocupada- ¿Qué pasó?

Sus ojos comenzaron a tornarse mas verdes de lo que ya eran, y sus labios a temblar. Se me herizó la piel tanto que hasta sentía como mis ojos se trancaban en los suyos poniéndose algo rojos.

Una lágrima cayó por su mejilla, y fue cuando me rendí y lo abracé. Su cara se hundía en mi pecho, mientras aferraba su cuerpo con el mio posando sus manos sobre mi cintura. Mordía su labio inferior con fuerzas, evitando soltar un sollozo. Yo solo me dignaba a cariciar su pelo, acto seguido dando algunos pasos hacia atrás para cerrar la puerta.

Nos dirigí al sillón y nos sentamos. Poco a poco se fue calmando. Dejó de llorar y se alejó un poco de mi, frotando sus ojos con intensidad.

-Perdón -soltó.

-Negué- no pidas perdón, todos a veces nos sentimos mal -desvié mi mirada hacia el suelo y después lo volví a mirar- ¿Qué pasó?

-Suspiró- Es...

Hizo una pequeña pausa. Parecía no poder expresarse, nervioso y al mismo tiempo obligado a desahogarse con sus propios pensamientos. Me daba muchísima lástima verlo mal, y quería volver a abrazarlo y alejarlo de todo el mal.

-Tranquilo -me acerqué más y toqué su mano- No te apures en contarme, a tu tiempo.

-Asintió- Yo... -miró al piso- No estoy mas con Oriana.

Mi pulso se acelero, y un peso se me salió del cuerpo al escuchar esas palabras, pero todavía me sentía mal por él. No podía creerlo.

-¿Qué? -susurré- ¿En serio? Lo siento mucho...

-Si. Fue culpa mía.

-Mordí mi labio inferior- Ay Pau... no sé que decir.

-Esta bien -suspiró- No hace falta. Fue mi culpa al enamorarme de alguien que está enamorada de alguien más. A veces no elegimos esas cosas -elevó sus hombros- Vine porque necesitaba un abrazo de alguien especial.

Me sentí bien.

-¿Soy alguien especial?

-Muy -tragó saliva- Sos mi mejor amiga.

Auch.

-Asentí- Vos también -tragué saliva.

Hubo un silencio incómodo hasta que el timbre lo rompió.

-Voy.

Abrí la puerta y me encontré con Sanni. Estaba con algunas cervezas y atrás de ella estaba Gonzalo. Fucks.

Paulo se levantó del sillón y se encaminó a la puerta.

-Creo que tengo que irme -me miró por última vez- Gracias -me sonrió un poco y saludó a los chicos.

No quería que se fuera. Mi cerebro me pedía a gritos que me moviera y le dijera que se quedara, pero mi cuerpo se negaba.

Una vez mas, me jugué en contra.









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shittts ahre

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Choose © [Paulo Dybala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora