Capítulo 20

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UN JUEGO SEDIENTO DE VENGANZA

"Si quieres ser un mejor fotógrafo, párate frente a cosas más interesantes".

—Jim Richardson.


VIOLET

—¿Adónde fue June? —le pregunto a Duncan mientras tomamos asiento en una mesa. Es cerca de media noche y el bar en el que Anton trabaja está más vacío de lo que recordaba haber visto la primera vez que entré. Ni siquiera hay algún DJ. La música que suena quizá proviene de una memoria USB.

Me siento muy nerviosa, empezando porque, gracias a la relación de trabajo existente entre Anton y Brent, cabe la posibilidad de que pueda encontrar al prestamista en este lugar, y de corazón espero que eso no suceda, o no sabría de qué manera reaccionar.

—Está haciendo una llamada —me indica. Por fin su madre le devolvió el teléfono.

Es lunes todavía y, esta misma tarde, después de la confesión de Anton, cuando June llegó a la biblioteca lo hizo en un mar de lágrimas, pues tal parecía ser, su novio la había engañado.

Me senté a su lado, reconfortándola en silencio porque June odia las palabras lamentables, así que tampoco vi oportuno contarle lo ocurrido con Anton. Y algunas horas más tarde, cuando repentinamente dejó de llorar, se levantó de la mesa y salió de la biblioteca con la idea de llevar a cabo un plan vengativo, el cual consistía en, según palabras de la misma June, hacerlo tragar sus propios huevos.

Llamó a Duncan, quien a su vez trajo a uno de sus amigos: Jake, a quien conocí alguna vez y me parece bastante simpático. Es alto, tiene el cabello rubio corto, ojos verdes, una nariz respingona de envidia, es delgado, y además usa lentes que lo hacen ver como un agraciado intelectual. De hecho, lo es, pero no de los aburridos, o de otro modo, no habría aceptado la invitación de mi primo.

Tan solo espero que su exnovio caiga en el juego tal y como lo tenemos planeado.

En realidad, la llamada es para eso.

June seguramente se encuentra hablando con un conocido, aquel que deberá enviarle un mensaje a su ex diciendo que revise el perfil de Instagram de June, sitio en el cual se subirán fotografías falsas de Jake y ella juntos.

Lo que me incomoda un poco es la idea de haber acudido al bar en el cual Anton trabaja. Jamás le dije a June específicamente en dónde estaba ubicado, por lo que no tiene la menor idea. Minutos atrás tan solo buscábamos un sitio en el cual sacar las fotografías y coincidentemente dimos con este.

—Bien. —June se nos une—. Estará al pendiente y le enviará el mensaje en cuanto suba las imágenes. Por cierto... —Se inclina hacia mí y en voz baja dice—: ¿Vinimos al cielo del resarcimiento? Anton atiende la barra, deberías aprovechar para acercarte con Duncan y provocarle celos. Es más, creo que sería mejor sacar las fotografías justamente por allá. —Me levanta de la mesa. Mi corazón de repente empieza a marchar a un ritmo acelerado—. Ojo por ojo —musita.

¡Con el ojo por ojo este será un mundo de ciegos!

—No es necesario —le digo—, de verdad June, no es necesario. —Hago una mueca que en realidad dice mucho, pero está tan ciega de venganza que no se percata de mi señal de auxilio.

—Claro que sí, el muy hijo de puta se casará con esa zorra. Todos en el campus dan por hecho ese matrimonio y lloran como si aquello significara su muerte, y no lo niego, lo es, pero después de todo lo que te hizo, ¿tan solo piensas quedarte de brazos cruzados?

—¿Hizo qué cosa? —Duncan ha escuchado todo y de pronto tiene el rostro torcido por el enfado.

—No, ¡no! —Niego desesperada.

—Ese plan es una pésima idea —confiesa Duncan—, sería mejor darme el crédito. Puedo hacer que visite el hospital en el que trabajo. —Ambas lo contemplamos aterradas, pero sobre todo yo. Sé bien que sería muy capaz—. Les ofrezco internarlo gratuitamente, después de todo, se lo merece por jugar con dos, pero, sobre todo, por meterse contigo. —Se levanta de la silla, haciéndola rechinar contra el suelo.

Me lanzo para frenarlo.

—En ese caso tú mereces la muerte —le digo. Él he estado con una larga lista de mujeres.

—En eso lamento decir que ella tiene razón —me apoya June y creo que eso, por suerte, logra calmarlo un poco.

—Jamás juego con nadie —suelta con mayor enfado.

—De todas formas, esto es un mal entendido. Su padre lo está obligando, pero él no aceptó —explico con la mayor calma que puedo reunir.

—¿Y el que no haya aceptado el matrimonio lo libra? —protesta Duncan—. El daño ya está hecho.

¿De qué daño habla?

—A ver, a ver. No vinimos a pelear. Tan solo... —June agarra mi brazo y el de Duncan, entrelazándolos—. Esta noche vamos a fingir que tenemos alguien mejor a nuestro lado. Es nuestro juego sediento de venganza.

—¡Somos primos! —le indico—. No me involucraré con Duncan de ese modo.

—¿Alguna vez le hablaste de Duncan? —pregunta June.

Cierto, Anton no sabe que Duncan es familia.

Mi rostro pierde color.

Esto es malo, muy malo.

—Como sea... —Duncan aprieta mi brazo y empieza a caminar, guiándome a la barra.

Por más que intento, no me puedo zafar. Se aferra a mí con fuerza.

Cuando volteo en busca de ayuda, veo a June y a Jake venir justo detrás. Ambos están tomados de la mano, uno de ellos luce decidido, y el otro, especialmente divertido.

Nadie me auxiliará.

Es el fin. 


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