Capítulo 22

22.7K 2.3K 692
                                    


ENDEMONIADAMENTE IRRESISTIBLE

"Lo importante no es cómo el fotógrafo mira el mundo, sino su íntima relación con él".

—Antoine D'Agata.


VIOLET

Alguien hunde su dedo en mi mejilla y suelto una queja a la vez que le doy un manotazo, apartando su mano.

Tengo mucho sueño todavía.

—¿Estás viva? —La voz de Duncan se filtra en mis oídos, hiriéndome, incomodándome todavía más cuando vuelve a picarme el pómulo.

Abro un ojo seguido del otro, y la luz blanca que se filtra por la ventana los agrede a la par, produciendo una clase de estallido que pone mi cerebro a palpitar con gran desprecio.

—Son las diez de la mañana, resucita —me dice y de inmediato me incorporo sobre el colchón, tomando la cabeza entre mis manos un segundo después.

—¡Las clases! ¡Ay Dios! Espera... ¿Qué demonios haces en mi cama? —protesto.

—Esta es mía, linda. —Está sentado junto a mí y luce tan tranquilo porque asiste a la universidad durante la tarde, o a veces pasa en el hospital durante la noche.

Contemplo alrededor y el desorden me dice que estoy en su apartamento. Hay libros de química y biología regados por todas partes, también un microscopio sobre el escritorio y un maldito condón usado en el suelo, cerca de la puerta.

Mi estómago expone una queja. No sé si del hambre o acaso es un reclamo por la cantidad de alcohol que ingerí anoche.

—¿Por qué estoy aquí? —cuestiono.

Se suponía que pasaría la noche en casa de June, no en el apartamento de Duncan.

—Una vez salimos del bar empezaste a cantar The fox de Ylvis, y luego finalizaste el repertorio con Gary vuelve a casa. ¿Querías que su madre nos asesine?

Buen punto, pero...

—No recuerdo nada de lo que estás diciendo.

Mi cabeza está bien hasta el momento en el que huimos del bar.

¡Oh, por Dios! ¡Anton! Se suponía que escaparía con él y prácticamente lo abandoné.

—Ya veo... Bueno, al menos así te ahorras la vergüenza cuando veas al nuevo portero —me dice.

¿Echaron al anciano? Esto es una terrible sorpresa, era una persona cálida y agradable. Eso, o quizá se jubiló.

—¿Por qué lo dices? —pregunto.

—Diste todo un espectáculo de striptease anoche, en el hall del edificio.

—¿Qué? —Me examino bajo la sábana, descubriendo que tan solo llevo la ropa interior puesta. De inmediato los recuerdos empiezan a fusilarme, desencajando mi expresión cada vez más. Puedo verme cruzando la entrada y luchando torpemente con mis prendas—. ¿No me detuviste?

—No pude. —Se encoge de hombros—. Golpeas más fuerte que tu ex.

¿En qué momento Anton lo golpeó? Él no es agresivo. Tal vez Duncan solo hizo una suposición.

—¡No es mi ex! Es mi... —Siento la cara hervir cuando le doy una vertiginosa repasada a todo lo que le ocurrió anoche. Lo llamé culito, confesé que lo deseaba, y la parte del vómito fue la cereza del pastel—. ¿Qué hice? Fue tan solo un vaso de... ¡Lo que sea! —exclamo.

El enfoque perfecto ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora