El castaño estaba en los camarines de esa sede policial.
Tenía ropa limpia, una toalla, jabón, shampoo y acondicionador para bañarse.
Fue llevado ahí con ayuda, aunque el azabache lo cargaba como si nada.
Se quitó la ropa que tenía y se miró en el espejo.
Tenía marcas moradas en su piel bronceada, un par de cicatrices por antiguas peleas y una que tocó con sus dedos.
La cicatriz de una puñalada de hace años, una herida que casi le quita la vida.
Su cuerpo estaba muy delgado, los huesos de su clavícula estaban muy marcados al igual que los huesos de su cadera.
Nunca comía bien, solo a veces que algunos clientes eran simpáticos y compraban cosas para comer.
El dinero no alcanzaba mucho.
-No...-Susurro un poco triste.
Había dejado todo su dinero en ese apartamento, el dinero que tanto le costó juntar.
Pero negó con su cabeza, la libertad iba a ser difícil. Un proceso demasiado largo y tendrá que perder muchas cosas para caminar tranquilo y sin miedo.
Se quitó los parches y se miró nuevamente en el espejo.
Sus lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, se deslizaban por sus mejillas y cayeron al piso.
Se tocó su ojo, el cual estaba hinchado. Ni si quiera podía abrir el ojo.
Se dió la vuelta y vio su espalda, no se veía mejor que la otra parte. Ni siquiera se le notaban sus oyuelos de la espalda baja.
Se quitó las lágrimas y entro a la ducha.
Abrió la llave y el agua comenzó a caer.
Eren abrió su boca y bebía agua, hasta que cambió en su temperatura.
Lavó su cuerpo con el jabón y luego su cabello con el shampoo y por último el acondicionador.
Cerro la llave del agua, tomó una toalla que estaba en un perchero y comenzó a secar su cuerpo.
-Mhh...-se quejó al sentir un ardor en su ojo.
Ya secó, se vistió y se miró en el espejo.
La ropa le quedaba un poco grande, el pantalón se lo tubo que amarrar con un elástico que vio en el piso.
Estaba descalzo y no sabía qué hacer en ese lugar.
Dejó la toalla en su cabello, esperando a que alguien llegará.
-Que bueno... Ya terminaste...-
Dió un respingón al escuchar la voz grave del azabache.
Elevo la mirada con un poco de miedo, sin quitarse la toalla de su rostro.
-Quitate esa mierda...-Tomo la toalla y se la quitó.
-N-no...-Intento quitársela-Por favor... Devuélvemela... -Decía un poco angustiado el castaño.
-Tengo que hacer tus malditas curaciones...-dejo una caja de primeros auxilios al lado del castaño-Dejame ver tu rostro...-Tomo el rostro del castaño con una mano.
-¡Haa!-Se quejó por el dolor.
-No es para tanto...-Abrio la caja y comenzó a realizar las curaciones.
Pequeñas lágrimas se deslizaban por las mejillas del castaño, ya que le dolía demasiado y el azabache no era muy delicado con las curaciones.
Le puso el parche en el ojo y tomo una crema.
-Eleva un poco la camiseta...-El azabache frunció el ceño.
-Si...-Le hizo caso al azabache.
Levi vertió la crema en la espalda del castaño, esparciendola sin cuidado, no se detenía ni aunque el castaño se pusiera a llorar.
-Tus cabello... Está muy largo...-Tomo unas tijeras y sin más comenzó a cortarlo.
Eren veía como su cabello caía al piso, le causaba un poco de tristeza.
-No encontraron a tu amiga... Pero si el aparato de reproducción...-
-¿Eh?-El castaño iba a girar su rostro, pero el azabache lo impidió.
-Quedate quieto...-
-Lo siento...-
Eren nuevamente se vio en el espejo, su cabello ya estaba corto. Eso iba a favorecer a sus ojos.
Estaba preocupado, no encontraron Isabel y lo único que pudo haber pasado. Es que Will hubiese ido por ella.
-Vamos...-Levi cargo a Eren en sus brazos.
El castaño rodeaba con sus brazos, el cuello del azabache, rozando la nuca rapada del oficial.
Se sentía raro estar con él tan cerca, escuchar y percibir el latido de su corazón.
Era muy gratificante, saber que a alguien le importas, aunque sea solo un poco, lo más mínimo.
Apoye mi cabeza en su hombro y olfateaba su perfume.
Se sentía muy bien, tan bien que solo me dormí.
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NARRACIONES DE UN PROSTITUTO (TERMINADA)
FanfictionEren Jeager es un joven de veinticuatro años. Es un prostituto reconocido por varias zonas, suele meterse en problemas por territorios, clientes, drogas, alcohol y por deber dinero a los proxenetas y tener dinero para vivir. O más bien... sobrevivir...