Almuerzo

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-No tan rápido, Junior- reía el castaño miel observando como su primogénito succionaba con glotonería.

Le sostenía entre brazos, acunándolo cerca de su pecho para que el pequeño bebé de tan solo unos meses bebiera la tan preciada leche que se almacenaba en su pecho.

Era un día como cualquier otro en la residencia Redfield-Nivans, Chris estaba en la base mientras el descansaba a causa de su reciente maternidad, cómodo en el sofá, alimentando al pequeño fruto de su relación.

Si le hubieran dicho en el pasado que un día debía amamantar a otro ser se hubiera reído a pesar de saberse un Omega; seguía sin creer que podía hacerlo, aún cuando en los últimos meses de su embarazo se hizo evidente.

Solía recordar el día en el que el y Chris se dieron cuenta de cuando empezó, su alfa había aprovechado la oportunidad para "limpiarlo y quitar el exceso de su pecho".

Sacudió su cabeza intentando alejar el recuerdo de su mente un momento y volvió su atención a su hijo.

El niño de cabellos oscuros parecía comer de forma ansiosa, una actitud que el notó, había heredado de ambos padres, sobretodo de él más que de su pareja.

-¿Has terminado?- preguntó notando como el pequeño ponía sus manitas en el pecho del omega, empujando suave como señal de satisfacción.

Piers lo alejó un poco de su pecho y lo acercó a su rostro para observarlo; su pequeño niño hacía gorgoritos y apenas hipaba.

-Ven aquí- la voz de su alfa y las manos grandes rodeando el cuerpecito de Junior hicieron que Piers girará su rostro para observarlo.

-Hola, capitán bearfield, no lo escuché entrar- sonrió coqueto pero dulce

El alfa acercó al pequeño hacia el y lo recostó suave sobre su hombro.

-Hola cachorrito- saludó a su omega devolviendo la sonrisa cálida, seguido pasó a dar pequeñas palmaditas sobre la espalda del infante.

-¿Qué tal el día? ¿Mucho papeleo?-

-Tuve que revisar una montaña de informes y evaluar a los nuevos cadetes-

A los pocos segundos se escuchó el pequeño eructo del menor, Chris lo separó de su cuerpo y lo miró unos segundos con una sonrisa boba en el rostro.

-Eres igual de glotón que tu madre, ¿Verdad, mi pequeño cachorrito?- lo alejaba y acercaba a su cara y el menor reía como respuesta.

El castaño miel se acercó a ambos con el ceño fruncido, tomó el pequeño torso del bebé, rozando apenas sus manos con las ajenas y lo atrajo a su pecho.

Besó al de ojos azul grisáceo fugazmente, luego llevó al bebé a su habitación para recostarlo en su cuna.

Depositó al bebé en el suave colchón rodeado por pequeños peluches de osos y perritos, seguro que no iría a ningún lado. El niño estiró sus brazos al mirar como su madre se alejaba. 

-Ya vuelvo, cariño. Mamá debe preparar el almuerzo pero regresará pronto- besó al pequeño en la frente, y se dispuso a salir de la habitación.

Al cruzar el umbral de la puerta, Chris apresó al menor entre sus brazos.

-Chris, por favor... - rodó los ojos riendo ligeramente, sabía que era lo que estaba pensando ese hombre musculoso.

El alfa lo acercó más a el, sus dedos acariciaban sobre el cuerpo del menor, su pecho estaba desnudo y sensible a causa de la reciente lactancia.

-Papá oso, ya hablamos sobre esto- jadeó al sentir el roce sobre sus pezones ligeramente hinchados, sabía lo que estaba planeando.

-Vamos, cachorrito... Junior ya terminó de comer... Es mi turno de probar tu leche- susurró sensual en su oído

-¿No puedes esperar hasta después del almuerzo?-

Estimulaba su pecho, masajeaba los pectorales duros esperando que el cuerpo del omega se relajara.

-Chris... El bebé...- gemía suave, sintiendo como la leche empezaba a salir gota por gota.

-No me la voy a terminar...- suplicaba viendo con lujuria y fascinación las reacciones del cuerpo de Piers -...por favor...-

-hmm... Ahhh...- estaba perdiendo su sentido común con tan solo ser tocado por su pareja.

-...por favor...-

-Chris... Hmmm- más y más del néctar blanquecino salía, manchando su pecho y los dedos del mayor.

El alfa lo giró haciendo que quedara su rostro frente al de él.

Sonreía travieso, se relamía los labios con glotonería y el mas joven temblaba al verle así.

-no... No hagas esto...-

Lo atrajo a él, guiándolo al sofá donde antes se encontraba alimentando a su hijo, el de cabellos negros  se dejó caer en este, jalando con el al castaño miel.

-me gustaría... Intentar algo... ¿Me dejarías?- preguntó, jugueteando con el pecho inflamado del mas joven.

-Ahhh... Alfa- gimió al sentir la presión de los dígitos sobre sus pectorales

Sentía como el miembro de su alfa se endurecía entre sus glúteos, su entrada estaba lubricando como respuesta al tacto, su miembro empezaba a despertar y con este también su excitación se hacía mas grande.

-Hmm... Gime más- acercó su boca, lamiendo las perlas dulces que salían, ahora eran más frecuentes y más grandes.

-Alfa... Alfa...- sus pezones hinchados ardían, la leche fluía de estos liberando parte de esa molestia.

-un poco más... Solo un poco más- gruñía.

Metió aquel pezón a su boca, mordisqueando y succionando ansioso, saboreando en su lengua el líquido mientras su otra mano amasaba el pezón que había quedado libre.

Piers se sentía mareado, todo esto era demasiado para su cuerpo.

-Ahhh... Ah... Chris... Basta... Yo... Algo viene...-

"Bingo" pensó el susodicho.

Se separó de su pecho, dejando un hilo de saliva apenas perceptible, sus manos seguían con su labor, masajeando y presionando en los sitios correctos, haciendo gemir a su omega.

-Piers...- susurró su nombre

La imagen de su pareja era una delicia, el rosado de sus mejillas y sus ojos cerrados... sentía que podía devorarlo vivo así como así.

Piers abrió la boca al sentir como salía de su pecho un gran cúmulo de leche, un escalofrío y la sensación orgásmica se quedaron en su cerebro. El blanquecino néctar empapaba el rostro de su pervertido marido, quien gustoso abrió su boca para beberlo todo, en respuesta, Piers desvió la mirada avergonzado, mientras las manos grandes y callosas juntaban ambos pectorales y empezaba a chupar.

-Mío...- gruñía, disfrutando totalmente del momento y la leche de su hermoso omega.

-Idiota...- murmuró apenas sonriendo, seguía sin dirigirle la mirada, no quería encontrarse con esos ojos, no así...

***

Chris no paró hasta estar seguro de haberse terminado hasta la última gota que había salido del de ojos verdes.

-¿El bebé grande ya esta satisfecho?- se burló al mirar el rostro de su esposo.

-¿Por que no me limpias?- se abrazó a su pecho, posesivo y arqueando una ceja, una clara invitación que Piers no podría rechazar.

-A diferencia de Junior, tu eres un "niño grande"- alejó las manos traviesas de su cuerpo y se levantó del regazo ajeno.

Chris refunfuñó, pero debía aceptarlo. Se quedó estoico en su sitio, observando como su cachorrito tomaba una de sus camisas, dispuesto a preparar el almuerzo.

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Bearfield and Puppiers antology (CANCELADO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora