Soul tattoo (parte 2)

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Piers no se detuvo a pensar mucho en las indicaciones que la doctora Chambers le dio hasta que volvió a su departamento y sacó las cajas con la medicación.

Tomó uno de los supresores mirándolo entre sus dedos, se veía bastante común para ser algo especial.

-Tal vez sea una mentira- jugaba con el frasco, observando el líquido que tenía dentro balancearse como una pequeña marea embotellada.

Las burbujas que se iban formando parecían llamar su atención entre el ocio y la soledad que eran esas 4 paredes, era tan relajante que su mente comenzó a divagar entre los sucesos más importantes del día.

Podía mirar de nuevo al legendario Christopher Redfield frente suyo, su risa socarrona y personalidad ligeramente arrogante pero agradable.

Sus labios se curvaron inconscientes mientras sus ojos seguían hipnóticos la ahora espuma ligera que iba formándose.

-"No puedo esperar para volver a hablarle"- pensó esperanzado, tratando de ocultar parte de sus emociones en el fondo de su ser.

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Chris miró de reojo a la omega que entraba sonriente a su oficina, su ceja se arqueó apenas distinguió ese aroma hostigante en el aire.

-Hola, Chris- saludó sin ningún tipo de formalidad cargando con una caja llena de carpetas amarillas entre sus brazos.

-Veo que has terminado con lo que te pedí-

Rebecca asintió ocultando apenas sus ansias por gritar su descubrimiento al hombre frente suyo, se acercó entonces depositando la caja en el escritorio de madera.

-Así es, cada nuevo recluta ha sido revisado y dado de alta en nuestra base de datos- tomo algo de aire y continuo su discurso- y como me lo has pedido también tengo los expedientes médicos escritos y archivados por jerarquías-

El alfa tomó una carpeta al azar y ojeó superficialmente el contenido, corroborando la información recibida por su compañera.

-Gran trabajo como siempre, Rebecca-

-Y... Y... Y... Tengo algo importante que debo hablar contigo-

Por los pequeños saltos que daba y el como su esencia iba creciendo y volviéndose algo insoportable, el de cabellos negros ya podía intuir de lo que se trataba.

Suspiró derrotado y le hizo un gesto para que siguiera, si seguía conteniendose la mujercita frente suyo iba a apestar su espacio.

-Bueno, creo que he descubierto quién podría tener tu soultattoo-

-Rebecca, ya hemos pasado por esto antes, sé que tienes las mejores intenciones pero...-

-No, no- lo detuvo antes de que siguiera con ese discurso tan conocido -esta vez sí estoy segura de lo que ví-

Chris negó con la cabeza, no quería saber más, conocía bien la fama de la omega de "tener un don natural para unir almas".

-Enserio, no quiero seguir con esta conversación... Será mejor que te retires-

-Pero Chris...-

-Solo hazlo, tengo documentos que revisar-

Su esencia comenzaba a formar un escudo amargo a su alrededor, su frialdad al hablar y la mirada ahora cortante que le dedicaba a su amiga fueron lo suficiente para auyentarla, dejándolo solo y molesto rodeado de trabajo pendiente.

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Rebecca Chambers no era una omega común y corriente, además de haber sido una de las sobrevivientes en el incidente de Raccoon City era conocida entre sus compañeros como una casamentera natural; solía encontrar de forma fácil e inconsciente al destinado de quién conocía con tan solo ver el soultattoo.
Su talento había ayudado tantas veces a muchos quienes merecían encontrar su complemento teniendo un nulo margen de error... Hasta que emparejó a Chris y a su antigua compañera y mejor amiga Jill Valentine; Jill, quién en ese entonces era una joven de 20 años, seria y de carácter relajado poseía un soultattoo bastante peculiar: se encontraba en su espalda baja, mostraba lo que parecía ser la silueta de un animal parecido a un zorro entre un par de viñas de uvas. Al interpretar el animal pensó que Chris podria ser la representación del mismo, a primera vista confundiendo la figura como la de un perro...

Bearfield and Puppiers antology (CANCELADO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora