"Siempre estaré a tu lado, ¿o no?, sabes que haría cualquier cosa por ti, sin importar las consecuencias. "
Natalie O'Conner | Scratch, una chica dispuesta a dar la vida por todos, totalmente opuesta a sus allegados.
Seasons 2-8
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Eda...
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— ¿Mamá? ¿Qué está pasando?— Pregunté asustada mirando por la ventana mientras estaba arriba del sofá.
La ciudad era un caos, personas corriendo por todos lados, coches estrellándose contra personas, otros coches, edificios y personas atacando a otras personas, era tan extraño ver como se abalanzaban contra las otras personas y les mordían la parte de cuerpo que pudieron alcanzar.
— Dios mío...— Dijo mi madre tapándose la boca. — Tenemos que irnos, ve a tu habitación y guarda ropa, rápido Natie.—
Fui corriendo a través de todo el departamento para entrar a mi habitación, abrí y el armario y agarré la primera mochila que encontré, metiendo todo tipo de ropa. Realmente no puse atención a lo que estaba empacando, lo que si eché con detenimiento fue mi peluche de conejito llamado Linlin.
Salí de mi habitación para ver a mi mamá empacando la comida que teníamos almacenada, mi mamá realmente se encontraba alterada y nerviosa.
— ¿Y papá? — Pregunté con preocupación.
— No lo sé cariño, debe de estar en el trabajo, ya llamé a su oficina pero... no hubo línea. —
Mamá actuaba raro, estaba muy nerviosa y con los ojos llorosos y era obvio. Personas atacando a otras personas, la ciudad siendo un caos, solo pude mantener la calma por ella, me irradiaba mucha seguridad y mientras estuviera con ella todo iba a estar bien. No salimos luego luego de tener las cosas empacadas, mamá creyó que sería mejor esperar hasta el día siguiente, durante el día nos mantuvimos en silencio, mi mamá había puesto el sillón en la puerta, ya que era la única entrada al departamento, nuestro desafío era salir del edificio sin lastimarnos.
Cayó la noche y fue peor, lo único que escuchaba eran disparos y explosiones, una tras otra, cada vez más cerca del edificio donde estábamos.
— Mamá...—
— Tranquila cariño, todo estará bien. No dejaré que nada malo te suceda. — Me abrazó, poniéndome en sus piernas, puse mi cabeza en su pecho y ella acariciaba mi cabello para tranquilizarme.
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