"Siempre estaré a tu lado, ¿o no?, sabes que haría cualquier cosa por ti, sin importar las consecuencias. "
Natalie O'Conner | Scratch, una chica dispuesta a dar la vida por todos, totalmente opuesta a sus allegados.
Seasons 2-8
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Eda...
Ha pasado mucho tiempo, realmente no se cuanto, desde hace rato he perdido la noción del tiempo. Todo este lapso, hemos estado en el bosque, entrando a cada casa que vemos para encontrar aunque sea una lata de comida, como si fuéramos ratas.
La barriga de Lori es cada vez más grande, Maggie dice que podría ser pronto el nacimiento del bebé, la presión para Rick de encontrar un lugar seguro es cada vez más grande, un bebé no puede nacer en el bosque, ni mucho menos crecer ahí.
Por la muerte de mi mamá me he vuelto aún más cerca a mi grupo inicial — Nick, Matt y Billie, que sin importar que siempre han estado para mí. —sin dejar de lado a Carl, que ha hecho hasta lo imposible para que no me sienta sola, ha sido un gran pilar para mi desde hace mucho tiempo. Glenn también se ha vuelto cercano a mi, podría decirse que es como un hermano mayor. Habíamos visto una casa no muy lejos de aquí, así que aquí estamos, Matt, Rick y Daryl revisan primero el perímetro de la casa, buscando y encontrando cualquier entrada y salida. Ahora Glenn, Hershel y Billie se adentraron a la casa para ver si realmente está limpia de caminantes o de personas.
— Vamos, está segura, entren. — Dijo Hershel abriendo la puerta.
La primera en entrar fue Lori, seguido de Carl y yo. Todos fuimos a revisar las habitaciones para encontrar algo útil, pero fue inútil, no había nada. Estaba en la cocina con Carl y el había encontrado una lata de comida para gatos, se sentó en la mesa y la abrió.
— ¿De verdad comerás eso? — Dije en un tono de desagrado.
— ¿Hay más opciones en el menú? — Dijo apunto de tomar una cucharada de la lata.
Rick entró y rápidamente le arrebató la cuchara de la mano, Carl lo vió con su ceño fruncido y su padre simplemente negó con la cabeza, como respuesta, Carl suspiró. Llegaron todos a la cocina y yo me puse detrás de Carl mientras él estaba sentado en la silla.
— Deberíamos ir a ver que tal está la prisión. — Sugirió Daryl.
— ¿Si está llena que haremos? ¿La limpiaremos? — Preguntó Matt.
— Si, poco a poco podríamos ir limpiándola. — Respondió Glenn.
Hubo un silencio, todos andaban pensando en esa posibilidad, un refugio, un lugar que podríamos hacerlo nuestro. A este punto realmente no importa si era una prisión u hospital, todos queríamos sentir esa seguridad.
— Bien. — Habló Rick rompiendo el silencio. — Nos quedaremos aquí a pasar la noche, mañana primera hora iremos. — Todos asintieron y se esparcieron por la casa, yo iba a seguir a Nick pero una mano me detuvo, me gire para ver a Carl.
— Vamos arriba, encontré unos cómics y quizás... pensaba en que podríamos leerlos juntos. — Sugirió con una sonrisa en su cara.
Asentí y ambos nos dirigimos arriba a una habitación, eran tres habitaciones así que nos dirigimos a la que pensábamos que era la más pequeña para no molestar a los demás, la habitación era de una niña, papel tapiz rosa con flores blancas, cama de princesas, repisas con peluches, un escritorio blanco, había un peluche, idéntico al que dejé en la casa Greene, un conejito blanco, chapitas rosas, con un vestido azul. Lo agarre e inmediatamente sentí un nudo en la garganta.
— ¿Nat? ¿Pasa algo? — Dijo Carl desde la cama, no había notado que el ya se había instalado y ya había sacado los comics.
— Solo... este peluche se parece al que dejé en la casa de los Greene... me lo había dado mi mamá como regalo de cumpleaños a mis cinco años. —
Pude escuchar como salió de Carl un pequeño "Oh", no voltee a verlo, solamente me quedé viendo aquel peluche en mis manos, sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas.
Sentí la mano de Carl en mi cintura haciendo que voltee, me abrazó sin decir nada pasando sus brazos alrededor de mi cintura, correspondí su abrazo pasando mis brazos a la altura de su espalda alta y pecho, poniendo en mi cabeza en su pecho tratando de aguantarme las lágrimas, el puso su cabeza encima de la mía. Nunca me había dado cuenta de la diferencia de altura que teníamos, literalmente me sacaba una cabeza, el era muy alto para su edad o yo estaba por debajo del promedio para mi edad. Nos quedamos en silencio y solo escuchaba los latidos de su corazón, empezaban lentos, por una extraña razón escucharlos me hacía sentir en paz, yéndose el sentimiento poco a poco.
Yo fui la primera en separarse, acomodándome el cabello detrás de la oreja, conecté mi mirada con la de Carl la cual no dejaba de verme.
— Gracias Carl, de verdad lo necesitaba. — Dije para después guardar el peluche en la mochila que traía.
—¿Podría preguntar que le pasó a tu mamá?—
Me recargué en el escritorio que había a un lado de mi. — Murió hace poco más de un mes, ya van cinco semanas de aquella noche, estaba con Nick y Matt en una tienda de conveniencia, fuera de ella habían demasiados caminantes y pronto los cristales se rompieron, nuestra única salida era la puerta trasera pero estaba atascada, realmente luchamos para abrirla pero fue demasiado tarde para mi mamá, se sacrificó para que pudiéramos salir vivos de ahí. Matt, Nick y yo le debemos la vida a mi madre. —
No obtuve respuesta de nuevo, volví a sentir como Carl me envolvía con sus brazos y yo dejé que lo hiciera, coloque mi cara en el hueco de su cuello y lo abrace de vuelta. — Lo siento mucho. — Dijo en un susurro cerca de mi oído.
Yo asentí y nos separamos para después ambos sentarnos en la cama, agarre el primer cómic que vi y me puse a hojearlo, sinceramente no me llamaban la atención pero no podía hacer mucho en esto, prefería hacer esto que estar haciendo nada allá abajo.
Pasó un rato y observé a Carl, estaba acostado mientras leía el cómic, muy adentrado en el contenido de este, por mi parte estaba acostada en la otra esquina y el sueño me estaba ganando pero me faltaban dos páginas para terminar el tercer cómic, no pude hacer mucho porque me ganó el sueño.
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A la mañana siguiente me despertó Nick, cuando abrí los ojos ya no estaba ni Carl ni los cómics regados por toda la cama, estaba solamente yo y tapada con las sábanas de la misma.
Me paré rápido ya que era hora de irnos a la prisión, agarré mis cosas y bajé. Ya estaban todos listos para irnos y solamente me aseguré de traer conmigo el peluche de conejito, creí que el universo o el destino me trajo de nuevo a Linlin, para nunca olvidar a mi mamá, sin Linlin o con, se me hacía difícil la idea de olvidarla.
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No pasó mucho rato y llegamos a la prisión, por fuera de veía que había muchos caminantes, sería una tarea difícil limpiar este lugar, pero es mejor que seguir en el bosque, sin un techo.