-PRÓLOGO-

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Moonville, una ciudad donde viven los más ricos, todos se conocen y todos conocen sus pecados. Moonville, tranquilo pero ruidoso, pacífico pero manchado de sangre. No se escuchan muy seguido crímenes pero suceden, los más ricos se encargan de desaparecer todas las pistas y por eso es extraño cuando asesinan al hijo de un dueño de una importante aerolínea en un caso y no se molestan en desaparecer el cuerpo. Dejaron todo pero a la vez nada.

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4 de septiembre de 2019

Las mañanas lluviosas siempre son mis favoritas, no sé si era por ver caer las gotas por el vidrio, el clima con más ganas de dormir o porque era la excusa perfecta para abrazar más a Caleb.

Corrí escaleras abajo y noté a mi mamá preparando algo.

—Hola mami —dije tomando una mandarina y pelándola.

—Buenos días cariño ¿Cómo amaneciste?

—Acostada ¿Y tú?

—También—amo a mi mamá,  entendía bien mi sarcasmo e ironía aunque fuera una basura—.  Recuerda que hoy pasaré un poco más tarde por ti ya que debo ir al centro a traer unos papeles de la empresa.

—No te preocupes mamá, es día de entrenamiento y los chicos del equipo de football también entrenan así que lo más seguro es que regrese con Caleb—mi madre sonrió y se escuchó un claxon— hablando de Caleb, creo que ya me voy.

Me acerqué a mamá y le di un beso de despedida, me dirigí a la puerta y vi que Drew,  mi hermano menor, bajaba.

—Adiós umpi —dije, él solo me sacó la lengua ya que no le gustaba que le dijera así, a pesar de ser solo un año y meses menor era bastante inmaduro.

Salí corriendo hacia Caleb. Él estaba recostado en su camaro,  con una sombrilla cubriéndolo. Lo abracé muy fuerte y él  correspondió mi abrazo.

—Hola princesa —él me abrazó tan fuerte y lo bese, fue un beso muy dulce una de sus manos se metió en el bolso trasero de mi pantalón, el sonido de una bocina de auto nos separó de un susto.

—Cojan adentro o se te congelará el p... —se escucho la fastidiosa voz de mi hermano mayor.

—Cállate Josh —mi papá le pegó. Mi hermano bajo la cabeza como perrito regañado—Suéltala Straw o te pasaré el auto encima tres veces y si te levantes te pasaré un camión —la voz de mi padre era algo escalofriante. La cara de horror de Caleb era muy visible.

—Esta bromeando Caleb, adiós papi —le dije y él me guiñó un ojo.

—Te amo princesa —luego dirigió su mirada a Caleb— a ti te detesto —mi padre sonrió, aceleró el auto y se fueron. Giré a ver a Caleb que tenía la mirada perdida.

—Mierda, me pasara un camión encima —dijo— ¿Sabes lo que pesa un camión?

—No te asustes. 

—No me asusto, digo solo es un camión —dijo sonriendo, yo reí. 

— ¿Nos vamos? —le pregunté a Caleb, él asintió ambos entramos al auto.

—Nuevos vecinos —dije viendo la casa blanca a unos metros de la mía. En nuestra comunidad,  ubicada en la ciudad de Moonville era raro si habían nuevas personas. No éramos conservadores, nada que ver, en la ciudad vivían en su mayoría millonarios y sus hijos estudiaban en nuestra escuela, solo imaginen chicos con mucho dinero, libres y súper sensuales todo encajando perfecto para la ciudad más ruidosa. A pesar de todo eso era bastante segura, era muy extraño si alguien cometía un delito y todos se enteraran. La mayoría de la población joven creció en Moonville y nos conocemos desde la infancia es por eso que nuestro círculo de amigos suelen ser las mismas personas. 

No te calles CalebDonde viven las historias. Descúbrelo ahora