Capítulo 3. Entrenamiento mágico

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3/7/15
2:19 PM

Steve no podía dejar de recorrer el hogar de Michael, no podía dejar de ver los cuadros, los animales disecados y los adornos medievales. Michael sabía que no corría peligro al dejar al chico sólo en su casa, Steve no podría salir de esa casa a menos de que encuentre la manera de hacer aparecer la puerta mágica.

Steve decidió descansar un momento en el sofá que estaba frente a la mesa, en la palma de su mano derecha reposaba la piedra que lo trajo aquí, ya hace un rato que había recuperado su color natural, ese morado tan hermoso. Tenía miedo de desear algo y que la piedra lo llevara a otro lugar, así que la dejó junto a él, en el sofá; esta piedra hubiera solucionado los problemas del concejo Edward con tan sólo desear estar en un bosque mágico, ¿Pero cómo saberlo? Steve no había usado más de una vez la piedra para saber si depende del lugar en donde te encuentres, tal vez sólo puedes ser llevado a un lugar en un radio de dos kilómetros, tal vez mucho más, pero de lo que Steve si estaba seguro era que si cae en manos equivocadas, todo estaría perdido, también tenía una idea del tiempo que tomaba en "recargarse" la piedra.

La puerta mágica apareció, luego apareció Michael, traía puesta la típica toga negra con la que se le había visto cuando asesinó a uno de los integrantes del concejo Edward, lo único diferente es que no tenía la capucha cubriendo la mitad de su cara, Steve imaginó que tuviera entre 24 y 29 años, no quería preguntar, de alguna forma, entre toda esa admiración sentía miedo, ¿Miedo a qué? No lo sabía exactamente, tiene muchas preguntas, y desde pequeño siempre fue curioso.

-Muy bien, Steve, si quieres ayudarme a conseguir las piedras mágicas, tienes que ser entrenado -dijo Michael.

-¿Podré aprender magia?

-Sí.

Algo interrumpió la conversación, fue volando de una pared a otra, Steve no logró ver nada, sólo sabía que algo había volado porque lo sintió, volvió a volar entre Michael y Steve, esta vez pudo ver su figura, el chico lo siguió con la mirada y lo vio acomodarse en el extremo derecho del sofá, su piel escamosa, esa cola, y ese pequeño cuerno.

-Steve, te presento a Nath, mi dragón mascota -Dijo Michael. La cabeza del chico voló nuevamente por los aires.

-¿Es un dragón? En los libros de magos se podía leer sobre dragones mascota grandes y poderosos.

-Esta raza de dragón es especial, sus escamas de color verde un poco oscuro, sus alas tienen un color entre naranja y verde, y lo que lo hace aún más especial, es su único cuerno, no es que lo perdiera en un accidente, sino que su raza se caracteriza por tener sólo uno.

-¿Existen otras razas de dragones?

-Por supuesto.

Steve no dudó en acercarse a tan majestuoso animal, no podía imaginarse conviviendo con un dragón, simplemente no podía. Nath estaba quieto, como una estatua, Steve estaba acercando su dedo índice a una de esas alas que reposaban sobre el extremo de sofá, repentinamente abrió el ojo izquierdo con el cual seguía el dedo, Steve se detuvo un momento por el miedo a ser mordido ya podía ver uno de sus colmillos asomándose por sus labios y las escamas en su cuello empezaron a tornarse de rojo poco a poco. Michael se percató que Nath estaba a punto de escupir saliva muy caliente en el rostro de Steve.

-¡Nath, detente!

Nath levantó la cabeza y la giró en dirección a Michael, Steve retrocedió y cayó sobre sus codos en el suelo, el chico recibió uno de los mayores sustos de su vida.

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