El Mago

Disipar recuerdos

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Cuatro días después de encontrar el cuerpo de Michael. Adele leía unos hechizos para recordarlos a la perfección, hace tiempo que no usa magia,ella fue una buena profesora y lo será nuevamente. Nath se encontraba con Steve quien no había dicho ni una sola palabra, solo entrenaba y entrenaba, día y noche.

Estaban muy lejos, al norte de De las puertas del bosque, Adele tenía una casa escondida entre los árboles, aquí se quedarían por un tiempo. La casa se parecía mucho a la de Michael, tenía decoraciones medievales, también tenía una biblioteca.

Adele atravesó la sala, salió de la casa y afuera estaba Steve creando destellos que ocasionan ceguera por un tiempo, repetía el hechizo.

—Steve, debes descansar — dijo Adele.

Steve no contestó.

—Puedo ayudarte con tu entrenamiento, puedo hacerte más fuerte.

Steve prestó atención a lo que dijo Adele.

—El nivel mágico que tienes aún es muy bajo, claro que se te puede considerar un mago, pero tú no serías capaz de enfrentarte al concejo, quiero ayudarte, quiero ser tu profesora.

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Arthur estaba en un cuarto conversando con Edward sobre lo que dijo el mago. No tenían pruebas contra Arthur, no podían decir que era un mago, aún.

—Arthur, supongo que sabes por qué estás aquí.

— Claro, no voy a dejar que me culpen.

— No debes tener miedo, yo confío en tí.

— Lo sé...

— Como sabes, nosotros habíamos dejado a Bob junto a Scott, él estaba seguro, no había nadie alrededor, de hecho, no quedaban más personas; sin embargo nos dijiste que vino alguien y mató a Scott de un disparo, pero no crees que hubiera gritado, es raro, además, tú encontraste el cuerpo antes que todos.

— Fue una coincidencia, una señora me seguía.

—¿Y por qué fue Bob quien recibió el disparo y no tú?

—Porque la señora simplemente lo asesinó.

— No tiene sentido... Aún así tendría que considerarlo.

—Piensa lo que quieras Edward.

Robert entró al cuarto, se sentó junto a Arthur.

—¿Edward, piensas cumplir los deseos de Clarke? — preguntó Robert.

Edward lo había olvidado, lo que dijo Clarke era cierto,van a tener que cumplir con su deseo, fue una promesa, es la palabra de Edward. Pero esperarán a que las cosas se calmen, que todos los integrantes se recuperen.

—por supuesto que pienso cumplir lo que prometí, primero esperemos, luego hablaremos con el Rey.

Esto le conviene a Arthur, si se queda en este pueblo, podrá seguir con su venganza sin preocuparse del resto de integrantes. Arthur se retiró del cuarto. Edward esperó a que Arthur estuviera lo suficientemente lejos.

—Robert, quiero que te quedes para conversar sobre Arthur.

—Está bien.

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El comandante de las cadenas ya había llegado a Calev, en este reino tiene que estar la piedra mágica que busca.

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Steve poco a poco comenzaba a controlar la esfera oscura, ya casi no le causaba dolor, en una ocasión hasta logró deformarla, quería adoptar la forma de una espada, pero solo agotó a Steve. Adele estaba pensando en algo, creía que esa esfera depende de los sentimientos del chico, Steve le había contado que cuando entrenaba con Michael aparecía siempre que se frustraba, siempre que no podía completar un hechizo, aparecía para ayudarle a cumplir el objetivo, Steve quiere vengarse, quiere matar, quiere acabar con los que asesinaron a Michael.

Steve se paseaba por la biblioteca, buscaba un libro que explicara lo de la esfera. Adele llegó.

— Steve, no pierdas tiempo buscando, sabes que quienes escribieron estos libros, los primeros en hacerlo, no entendían los hechizos que habían descubierto accidentalmente, pero experimentaron y lograron entenderlos, y cuando lo consiguieron escribieron sus conocimientos. Yo no he visto ningún libro que explicara lo que tú haces, ¿Sabes qué significa?

—Sí, lo entiendo.

—Excelente.

Las paredes llenas de libros se separaban de Steve, esto ocurría en su mente, no necesitaba de ellos en este instante. Va a aprender cómo usar su magia, va a crear su propia magia, va a entenderla y a explicarla.