La Revolución magica

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Los dragónes estaban sobre las casas, esperando a atacar, al igual que los magos. Michael estaba nervioso, pero quería que esto termine ya, Michael aunque lo hubiera querido, no podía dejar que Steve participara en esta batalla, es muy peligroso. Steve le había platicado hace semanas que su padre era un integrante del concejo. Michael cubrió la mitad de su rostro con la capucha oscura y suspiró.

Walter apareció de la oscuridad, y del mismo lugar aparecieron el resto del concejo y los caballeros de Calev.

Walter, Arthur, Edward, Robert, Ashton y los caballeros empezaron a caminar, prepararon ballestas, revólveres, espadas, escudos y lanzas.

- Debí hacerme el muerto cuando me dispararon... -dijo Ashton.

- Ya no puedes retroceder a estas alturas, Ashton, nadie puede - dijo Edward.

-Robert, cuida a Ashton, Walter y Edward irán juntos, yo lucharé junto a unos caballeros - dijo Arthur.

- Me parece bien - dijo Edward.

-Dejen de hablar, Edward, vamos - dijo Walter.

Las primeras lanzas fueron lanzadas, los magos las detuvieron y las devolvieron. Los escudos protegían muy bien. Los dragones comenzaron a escupir, su saliva cayó sobre el rostro de algunos de los caballeros y estos salieron corriendo hasta caer sobre la hierba.

Walter y Edward entraron a una casa, dentro había un mago, Walter le trató de disparar, pero el mago la esquivó, Edward aprovechó y lo asesinó con sus espada. Pero apareció otro tipo y les lanzó piedras, estos se cubrieron con sus escudos, el mago utilizó un hechizo que incendió los escudos; Edward y Walter los soltaron y de escondieron en un cuarto. El mago ingresó a la casa, Walter se asomó y disparó sin acertar, el mago se iba acercando, pero apareció un caballero de Calev y lo asesinó utilizando una ballesta, la flecha atravesó su cabeza.

Arthur corría y disparaba a la vez, él ya había asesinado a una buena cantidad de magos. Su escudo le ayudaba a protegerse de las balas que devolvían, pero cuando no tenía tiempo usaba su magia y les regresaba los hechizos que le lanzaban.

Los dragones no paraba de morder los cuerpos de los caballeros de Calev, estos intentaban dispararles, pero su piel escamosa era un buen escudo. Un dragón que aún volaba recibió una flecha en su ojo izquierdo y cayó se desvió cayendo sobre una casa, aplastando a algunos niños y magos.

Nath saltaba de casco en casco, iba escupiendo y acertaba siempre, había una fila de caballeros de Calev con el rostro lleno de quemaduras. El dragón de cuatro cuernos utilizaba su cola para empujar a los caballeros que quedaban, un caballero de Calev usó su espada y logró herir al dragón en la cola y la pata, una grieta roja que despedía sangre, el dragón se levantó y con toda sus fuerzas aplastó al caballero.

Quedaban ochenta caballeros de Calev, al principio habían más de cien. Nath se escondió detrás de un árbol para no recibir una flecha que le dañe. Los magos levantaban a los caballeros de Calev y los lanzaban al bosque, ninguno regresaba, porque seguramente sus piernas estaban como ramas rotas. Algunos amigos hacían rodar troncos gigantescos que aplastaban a los caballeros, uno de los troncos aplastó a Robert, pero no lo mató.

Arthur disparaba y disparaba hasta que una de sus balas se le fue regresada y él no pudo hacer nada, la recibió en el hombro.

-Michael, me devolviste la bala... -dijo Arthur.

- Eres una mierda, Arthur, ¡Eres una mierda! - gritó Michael.

Arthur tuvo la mala suerte de toparse con un mago muy furioso.

-¿Cómo te atreves? Arthur, este lugar es donde naciste, es donde creciste, es donde te convertiste en un mago, fuiste un alumno de la mejor profesora de magia en este Reino, fuiste mi compañero - dijo Michael.

- No importa a quien tenga que asesinar para vengarme, Michael.

- ¿Venganza?

-Sí, Michael. Nuestra estúpida profesora asesinó al gobernador de éste pueblo, a mi padre, yo la veía recoger el cuerpo de mi padre.

-¿De qué mierda hablas? Adele es incapaz, es nuestra profesora, ella nos enseñó todo lo que sabemos.

- Es por eso que me duele, es por lo que me quiero vengar, y no solo ella asesinó a mi padre, también el estúpido rey de este reino. Mi padre, como gobernador, tenía que asistir al Castillo, pero se olvidó unos papeles, yo fuí a llevárselos, cuando llegué, estaba el cuerpo de mi padre en el suelo, ella llevaba una túnica que le cubría todo y el rey tenía una espada, luego nuestra profesora luchó contra el rey hasta matarlo, se dió cuenta de que estaba ahí, me abrazó, entonces apareció el hijo del Rey y se quedó paralizado al ver a su padre muerto, la profesora saltó por la ventana conmigo en brazos y cuando nuestros pies tocaron el suelo del bosque me dijo: Arthur, escúchame, lo que viste no fue mi culpa. Pero no le creí y me fuí corriendo hasta desaparecer.

- Lo que fuese que viste no fue culpa de Adele, ¿Entendiste, Arthur? -dijo Michael.

-¡Claro que sí!

Arthur le disparó a Michael en el hombro también, El mago de la revolución retrocedió, molesto le lanzó un puñete en el rostro a Arthur haciendo que soltará el escudo y el revólver, Michael avanzó y le pateó el rostro. Arthur reaccionó y le dió una patada en el estómago a Michael, Arthur se levantó rápidamente y retiró la bala que tenía en el hombro. Michael se apoyó en la pared de una casa.



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