|
Desesperación7/7/15
4:41 PMLos edificios se extendían verticalmente, se veían inmensos, y dentro de ellos se encontraban personas asustadas, personas que no querían cerca a esos asesinos del Concejo Edward, no los querían recibir, pero tenían que hacerlo, tenían que ayudarles obligatoriamente.
Robert y Edward cargaban a Ashton, Walter caminaba silencioso. Los cuatro se dirigían a la casa de un médico de Evanson llamado: Ben. Era uno de los médicos más reconocidos en ese pueblo.
Robert golpeó la puerta tres veces, nadie contestaba. Edward sostenía a Ashton mientras éste perdía cada vez más sangre.
- Demonios, Robert, apresúrate - se quejó Edward.
-!Abran la maldita puerta de una vez!- gritó Robert. ¡Ben, sabemos que está adentro!
La puerta se abrió lentamente ocasionando un chirrido que duró solamente segundos. La mitad del rostro del doctor se asomaba lentamente, el sudor del miedo se notaba en lo húmedo de su cabello.
Edward cruzó la puerta cargando a Ashton, lo dejaron sobre una camilla en un cuarto. Walter y Robert esperaban en la sala de estar.
-¿Qué fue lo que ocurrió? - preguntó Ben, mientras revisaba su maletín.
-No importa, solo ayude al chico - dijo Edward evadiendo toda pregunta.
Edward se encontraba cabizbajo, tenía las manos en la cara, quería llorar, quería arrancarse la piel de la cara, quería destruir su mandíbula, no era nadie, no era humano, él no de consideraba humano, no pudo proteger a su hijo, ya han perdido mucho tiempo aquí, no podía seguir aquí, pero si iba solamente él no lograría nada.
-Tranquilo Walter, encontraremos a tu hijo - dijo Robert, dejando caer la palma de su mano en el hombro de Walter.
-¡No me pidas eso! ¡No! ¡NO! - Gritó Walter apartando la mano de Robert bruscamente.
Walter se levantó, y dijo.
- Murió... Murió... Mi hijo está muerto, no lo encontraremos, lo único que quiero en este momento es vengarme contra esos malditos magos -
Robert estaba asustado, pero en el fondo tenía unas ganas dimensionales de golpearlo hasta dejarlo inconsciente, ¿por qué esa actitud? ¿No puede tener por lo menos una gota de esperanza?
Robert veía como Walter dejaba marcas en sus manos con las uñas, marcas que formaban la palabra: Magos.
Arthur cruzaba la puerta de entrada lentamente y directamente se acomodó en uno de los cuatro sofás que rodeaban a una mesa pequeña.
-¿Cómo está Ashton? - preguntó Arthur.
Edward no respondió, solo miró de reojo a Arthur, el que respondió fue Robert.
-No lo sabemos aún.
Edward salía del cuarto en donde descansaban Ashton. Ben llevaba en sus manos una toalla blanca.
- Ashton está bien, aún vive -dice Edward.
-¿Cuánto esperaremos hasta que se recupere por completo? - preguntó Walter.
-Probablemente más de un mes... - contestó Ben.
A Walter se le revolvieron los órganos cuando escuchó el tiempo que tenía que esperar, Fue así como cayeron las primeras lágrimas de Walter.
||
7/7/155:10 PM
Con su mirada fija en el sol que se ocultaba entre las montañas, el Rey descansaba sobre su trono, en medio de una inmensa sala, con dos caballeros en cada lado de su gran asiento, protegiendo su vida. Tres caballeros llegaron por una puerta en arco que, el Rey no se dejó distraer.
- Rey, gran Rey William, el concejo Edward sufrió un contratiempo en el pueblo Autbrey, antes de llegar a las puertas del bosque - Dijo el caballero que tenía el casco rojo, los dos restantes llevaban un casco de color blanco, porque solo ayudaban al caballero mayor, el del casco rojo.
Estos tres dejaban caer sus cabezas, mostraban su respeto inclinándose ante el Rey William.
- Sabía que pasaría algo así, así que, Mayor, ve con tus mejores caballeros y ve con medicamentos para ayudar al concejo, no importa que tarden días, los magos deben morir - Dijo el Rey.
- Sí, gran Rey.
Los tres salieron por donde entraron. Rápidamente el Mayor se separó de los dos caballeros que lo acompañaban para reclutar a los mejores, tal vez futuros integrantes del concejo Edward.
|||
Solo en esta dimensión el tiempo se aparece en su máximo esplendor, se presenta ante la muerte, en su forma más perfecta, mientras actúa sobre las infinitas dimensiones, y aunque el rey de las tinieblas se haya equivocado al dispersar y perder la mayoría de las piedras mágicas hace unos años, sabe que tan solo bastaría mandar a recoger la piedra mágica del tiempo a uno de los comandantes, el quinto comandante, tomará el papel de un cazarrecompensas, el comandante de las cadenas, cadenas que ayudan a mantener la las bestias en calma. Cadenas que rodeaban sus delgados brazos, no tenía piernas, pues flotaba, y siempre lleva la boca abierta porque tiene que estar alerta para gritar, por más insignificante que sea el movimiento de una de las millones de bestias que custodia, tendrá que gritar y hacer que las bestias escuchen su incomprensible voz, si se tratara de explicar, dirían que es la combinación de disparos truenos, lluvia, fuegos artificiales, explosiones, erupciones volcánicas, y muchos ruidos más, está voz es para que las bestias se asusten, se calmen y dejen de moverse.
No tenía dientes, solo una lengua que recorría sus labios cada dos por tres. Este comandante ya que no puede conversar oralmente tiene que hacerlo mediante mensajes mentales, usa telepatía.
La muerte mandó a llamar al comandante de las cadenas, éste recibió el mensaje y sin detenerse fue flotando, las cadenas cubrían su piel con marcas que parecían de quemaduras. Va a conseguir esa piedra.
ESTÁS LEYENDO
El Mago
Science FictionEl Concejo Edward asesina magos por una razón que muchos desconocen. El hijo de uno de los integrantes se hace lo que su padre más odia, y junto a un mago llevará la revolución al reino.