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Dos metros de pergamino (que no son deberes, hablamos de Harry Potter)

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Caso D.B.

DB ha estado enviando cartas con una frecuencia aparentemente aleatoria, usualmente por lechuza. La teoría más lógica es que escribe cartas solo cuando le apetece, sin seguir ningún tipo de patrón racional.

Estas notas aparecen en sobres sin sello o papeles doblados, y no hay ninguna dirección, código o firma identificable, salvo las iniciales DB. La tinta utilizada es verde esmeralda, un tipo bastante utilizado entre los alumnos del Castillo.

En una ocasión trajo dentro una rana de chocolate.

Esa es la analítica física.

Adjunto aquí el contenido íntegro de cada una de las cartas que el sujeto firmante ha estado enviando en los últimos dos meses y medio.

He aquí las conclusiones a las que he llegado acerca de la identidad del muchacho:

1° Está en Hogwarts

2° Debe de ser de un año avanzado, porque el hechizo de despeje del tubo respiratorio no se aprende hasta quinto o sexto. En el incidente del tren, debió hacerle un Obliviate a Hermione para que no lo recordara, por lo que me atrevería a pensar que es de mi generación o como mínimo está en septimo, porque hace falta talento. Probablemente sea de los que regresaron este año a hacer séptimo, como yo, o por lo menos está muy bien informado

3° Por la manera en la que habla del quidditch y de Luna Lovegood, no es ni Gryffindor ni Ravenclaw. O, por lo menos si es Ravenclaw, no tiene mucho orgullo de casa.

4° Es de sangre pura.

5° Habla mucho de mí, y parece admirarme.

Hasta aquí el informe del Caso D.B.

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Ronald Weasley dejó el pergamino de dos metros de largo en el escritorio que compartían todos los chicos gryffindors de la repetición de séptimo. Suspiró largamente y miró a un punto fijo de la pared.

-Entonces... ¿No crees que te estás pasando un poco de la raya?

A Harry le brillaban los ojos con emoción y una pizca de locura. Estaba escribiendo furiosamente en un largo pergamino, que pronto se había llenado de listas con nombres tachados, teorías y notas importantes. Parecía Bill cuando llegaba a casa de vacaciones y se encerraba en su cuarto leyendo libros, practicando hechizos y murmurando cosas sobre bóvedas ocultas, maldiciones de hielo y de gente que no paraba de meterse en problemas.

-¡No!

-Y entonces... ¿Quieres que te ayude a descubrir quien envía las cartas? -Su amigo asintió con la cabeza, sin abandonar su tarea.- Tengo miedo de preguntar por qué.

La Magia de tu Sonrisa (o cómo descubrir a tu admirador secreto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora