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     Ya lo he mencionado, tú tienes un hermano, uno a quien yo antes no toleraba ni por que me lo pusieran en frente con moños, flores y un letrero que dijera que era parte de tu familia. ¿Me culpas? ¡El condenada me buscaba problemas con los otros gilipollas del salón!

Si, lo admito, fui otro blanco en la sociedad para las burlas, una chica rellenita, con el cabello feo, las mejillas y la cara gorda, extraña, sin un circulo social al cual encajar y decir algo como <<¡Amigos! ¿Qué me cuentan?>> No, yo no tenía un sitio así a donde ir, ni en casa, ni en mi plantel educativo, siempre fui la aislada.

Y tu hermano se unió a ese detestable grupo que no veía que me hacían daño, mucho daño y que, si reaccionaba, con la justicia tan arrecha que existía en ese lugar, yo era la que saldría mal parada, como la mala y la culposa. ¡Que rabia me daba! Más porque estando tu hermano ahí, quien sabía lo que me sucedía contigo, hacía de sus burlas una manera indirecta de decírtelo, ¿Y tú acaso entendías? No, para ti sólo eran burlas y pedías que me dejaran tranquila, lo que te agradecía, pero no me satisfacía. Quería que al menos de esas bromas valiera algún significado además de dolor e incapacidad...

Y, ¿Sabes qué? Mi deseo se cumplió. Un día estaba contigo y los que eran mi grupito, personas quienes me trataban y simpatizaba, ellos llegaron, ese grupo de fastidioso, agarrándome con la guardia baja. Recuerdo que no estaba bien ese día y exploté diciendo lo que ellos querían <<¡Vale, él me gusta! ¡¿Y qué?!>> no supe la respuesta de inmediato pues la campana justo sonó y yo me fui de ahí hecha un lío y arrepentida por lo que después de unos días sucedió.

Traté de actuar como si nada hubiera pasado y enfrentarte para hablar de un nuevo trabajo que nos tocó, desgraciadamente ese día tú estabas con ellos y no sé si fue intencional o no te diste cuenta que no era ni el lugar ni el momento, pero en cuanto empezaron a molestarme de nuevo tú los callaste y dijiste <<Tú me gusta>> esas tres palabras, esas 9 letras, estaba segura que por un segundo mi corazón dejó de palpitar y al siguiente junto con los demás, que también estaban sorprendidos, dijimos un alto <<¿Qué?>> y <<¿Ah?>> y tu acabaste la oración, partiendo todas mis ilusiones de un martillazo <<Pero como amiga>>.

Yo me hice la fuerte y respondí para no hacer saber que me estaba muriendo ahí mismo <<Yo no te pedí en ningún momento que fuéramos algo más, tú también me gustas así>> acto seguido me llamaron y salí corriendo, escapando de ti y de los demás que empezaron a burlase de ti pues te devolví a donde me mandaste.

Las películas tenían razón, ten cuidado con lo que deseas, puede que en el momento menos indicado se te cumpla de la manera menos esperada.

Recuerdos de un amor perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora