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Mentirosa

<<A veces eres tan ciego que eres capaz de lastimar y no lo ves, tanto que haces que duela>> recuerdo que dije cerca de concluir nuestro último año de bachillerato, un tiempo antes de graduarnos; yo lloraba, no recuerdo porque, estaba molesta, desconsolada y te encontré, dijiste algo y respondí con todos los sentimientos acumulados en un puño en el corazón, sé que no tenías la culpa, pero quería sacarlo, así que lo hice y luego bajé escaleras para no involucrarte más.

Hay veces en que el corazón y la mente se ponen de acuerdo, ¿Sabes cuál? Cuando no queremos vernos vulnerables frente a las personas que nos importan porque a nadie le gusta meter sus problemas en la vida del otro, cada uno lidia con una vida, interferir en otra es un acto tal vez de estupidez, somos masoquistas, somos estúpidos, somos humanos queriendo pegar los trozos rotos del otro y somos tan orgullosos como para aceptarlo.

Recuerdo que cuando terminaba de leer "La hija del sepulturero" —uno de los libros más largos, ricos e increíbles que he leído—, Rebecca le dijo algo a su hijo sobre eso, que el orgullo no es para nosotros, se que lo decía en otro contexto, pero me atribuye el siguiente pensamiento.

El orgullo te hará sentir más fuerte, pero nunca más feliz, lo entendí muy bien cuando lo que comenzó con un vaso, dejó caer una gota al mar, junto con el punto final de esta historia.

Comenzábamos en la universidad, me sorprendiste cuando me dijiste que pensabas cambiarte a mi carrera, estaba feliz, luego te fuiste a atender una llamada, te veía desde las mesas del patio de tanto en tanto mientras conversaba con uno de mis compañeros y mientras más tiempo pasaba más raro me parecía.

Admito que hasta ese entonces tenía sentimientos encontrados hacia ti, después de todo era una nueva etapa, estábamos juntos, ya las molestias adolescentes se habían acabado y podía comenzar de nuevo; en otras palabras, tenía esperanzas, mínimas, pero las tenía.

No me sentía preparada para escuchar nuevos desastres tan pronto... y menos noticias como las tuyas...

—¿Con quién hablabas hace rato? —pregunté super casual luego de un rato que te sentaste de nuevo, viendo que continuabas mandando mensajes por el teléfono—. Tuviste buen rato ahí.

—¿Serían tan extraño si te dijera que con mi novia?

Mi reacción fue una O cerrada, llena de sorpresa, llena de intriga, mezclada entre emociones, una sonrisa se extendió por mi rostro mientras que mis ojos amenazaron con aguarse y los cerré.

—¿En serio? —Volví a abrirlos—, ¡Que sorpresa! ¿Cuándo pensabas contármelo? ¡Me tienes desactualizada! ¿Qué es eso?

—No se... —Sonreíste—. Fue todo tan rápido que no tuve tiempo de contarte.

Y así me fuiste contando, un amigo en común nos había presentado una chica en el introductorio de la universidad, no le había tomado importancia, me sorprendió mucho así como también me dolió.

Obviamente no te lo dije, obviamente no me opuse, nuevamente volví a callar.

¿Por qué? Tal vez por nuestra amistad, tal vez porque deseaste y me dijiste muy emocionado que querías que nos lleváramos bien, tal vez porque no quería arruinarlo ya, porque deseaba acabar con ese tema de una vez por todas y dejar de ilusionarme.

Ya no quería llorar... "Soy una maldita mentirosa", pensé mientras me contabas todos y luego yo respondía lo muy feliz que estaba, pero la única felicidad que tenía era que aparte de nosotros estaba un compañero acompañándonos y era una excusa más para no soltar las lagrimas, así también como luego estaba con mi padre de camino a la casa

No sé, las personas alrededor se volvieron como un escudo que me impedían gritar y romper en llanto, lo mismo, odiamos que nos vean vulnerable, nos mueve el orgullo. Pienso ahora que vivir a base de orgullo es vivir a carencia de sinceridad.

Me sentí una actriz mientras hablaba contigo de tu nueva relación, no sé si te diste cuenta, no preguntaste ni insinuaste al respecto, tal vez lo hiciste, pero no quisiste preguntar, si el corazón es un actor la mente te escribe el guión mientras que la vida dirige la película.

Pueden decirme que no, el miedo, podría rechazarme como antes, pero después de ese único rechazo me privé de escucharlo de nuevo y luego de ese día solo me rendí, perdoné, me abracé y al día siguiente de las inscripciones para el inicio de clases saludé a tu pareja y le di mis buenos deseos.

Este capítulo ya no es para ti, si no para todos, no vivan a base de orgullo, no vivan como actores, sean más sinceros y cuando tengan a alguien que de verdad les guste no tenga miedo, no siempre será correspondido, pero es mejor que callarse y nunca intentarlo.

Tomen consejos, yo también soy un corazón roto que tuvo su amor perdido.

Recuerdos de un amor perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora