La bestia negra que nos esperaba a las puertas del atelier me hizo dudar que algún diplomático o magnate empresario, hubiera traído a su mujer -legal o de las otras- a invertir un buen caudal de dinero en las maravillosas creaciones de Bernabé. No fue así, nos esperaba a nosotros.
—¿Y el Mini Cooper? —increpé a mi amigo, cuando gentilmente, me abrió la puerta trasera del vehículo.
—A dónde vamos no podemos llegar en tu auto...
—Es más tuyo que mío Fey, sabes que no manejo. Es más, quédatelo no quiero nada que me haga recordar a esa.... Mierda.
—No entiendo por qué Lorenzo te regaló un vehículo sabiendo que odias manejar...
No quise detenerme a pensar en la razón.
No conversamos mucho más en lo que restó del viaje. En sí, no fueron más de diez minutos lo que tardamos en llegar al pequeño pero refinado Hotel Boutique ubicado en una zona céntrica y exclusiva de la ciudad.
Siguiendo el mismo estilo que el atelier de Bernabé, el hotel conservaba la fachada de antaño, pero se notaba la remodelación y ampliación a casi diez pisos, de toda su estructura.
A excepción del personal, el botones que nos abrió la puerta y la recepcionista que nos dio una discreta bienvenida, el lugar parecía desierto.
Tanto secretismo empezaba a ponerme los pelos de punta.
—Ya estamos aquí, en pocos minutos sabrás a que venimos...
—Espero que no sea tarde...
Fey apenas me respondió con una sonrisa hermética.
Luego de atravesar pasillos, corredores y lujosas salas salidas de una película de época, nos encontramos frente a una enorme puerta a dos hojas de lo que parecía oro macizo, ridículamente trabajado con formas celestiales y demoniacas en las escenas más obscenas que haya visto jamás.
Frente a la puerta, un hombre alto, enzarzado en un delicado traje más negro que la noche, nos recibió.
El hombre, con porte de caballero medieval, llevaba puesta una exquisita máscara de estilo veneciano. Negra, incrustada de piedras semi-preciosas.
Al llegar junto a él, Fey le extendió un sobre.
El portero extrajo una tarjeta de su interior y luego de observarla por unos pocos segundos, abrió las puertas y con una reverencia, nos cedió el paso.
Dentro de la oscuridad absoluta, mi corazón latía desaforado. Fey debió de asirme del brazo y tirar de él para obligarme a avanzar.
—Fey, a donde caraj...
La caterva de insultos que venía masticando desde que pusimos un pie dentro de aquel hotel, se vio interrumpida por la aparición de una luz tenue que fue incrementando su potencia, hasta iluminar la sala.
No pude ahogar el grito de sorpresa al percatarme de la presencia de un sujeto vestido con una túnica y una máscara, frente a nosotros.
Sin emitir palabra alguna, el enmascarado nos tendió simultáneamente una elaborada máscara a cada uno y mediante un gesto, nos instó a colocárnosla.
Una vez listos, se dio media vuelta y avanzó hasta el final de la solitaria y lúgubre sala. Con una mano apartó el pesado telón rojo para invitarnos a avanzar, con un gesto de su otra mano.
Busqué aterrada la mirada de Fey. Él me tomó de la mano y tiró de mí suavemente hasta que nos adentramos en el amplio salón.
Nos encontramos en un ambiente repleto de gigantescos sillones de pana roja, sumido en luces tenues, tirando a rojizas. Una música suave pero sugerente flotaba en el aire atiborrado de aromas frutados, cítricos y dulces, una mezcla de las diversas esencias con la que las mujeres vestidas de gala se habían empapado de pies a cabezas. Tardé un momento en percatarme que la mayoría de las personas allí, eran en efecto, mujeres. Todas ellas llevan máscaras, cada cual, una diferente. Bebiendo tragos en la barra, sentadas plácidamente en los sillones, siendo atendidas por camareros vestidos con túnicas ligeras, de cuerpos atléticos.
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La Noche de las Valquirias
Romance***MUY PRONTO COMPLETA EN WATTPAD*** 🌑🌒🌓🌔🌕🌖🌗🌘🌑 Con 30 años Ava lo tiene todo: Un compromiso idílico, una carrera exitosa y un futuro más que prometedor. Descubrir a Lorenzo, su prometido, engañándola en la celebración de su cumpleaños, es u...