Existen distintos tipos de angustia. La existencial, la neurótica, la desesperada, por mencionar solo las freudianas. En todas, la infelicidad es el motor y el detonante. Nunca realicé ningún tipo de análisis psicológico, soy de las personas que creen que, con tener un hombro para llorar, un oído que te escuche y el consejo de un amigo es más que suficiente. Pero últimamente estaba en falta de los últimos dos ingredientes para que esta receta mágica funcionara. Y mis síntomas, se estaban volviendo crónicos.
Me producía angustia la claustrofobia que sentía estando junto a Lorenzo, así también, la libertad vertiginosa que experimentaba junto a Zac.
Pero la angustia era solo un síntoma. El síntoma de un problema intangible, profundo y oscuro.
El vacío instalado en mi interior, el desconocimiento de mi propio ser. Ese limbo en el que me encontraba inmersa, perdida, perpetua.
Si quería mitigar mi angustia, debía reconocer la naturaleza de ese vacío y solo tenía una manera de hacerlo. Enfrentándolo.
Pero ese vacío era un misterio en sí mismo. Sin forma y al mismo tiempo, camuflándose de todas las formas que le fueran posibles. Un vacío caótico, un agujero negro con la capacidad de engullir toda clase de felicidad que se cruzara en su camino. ¿Cómo enfrentarlo entonces? Me preguntaba.
Frente a mí se abría un agujero tremendamente profundo, y yo, me sentía incapaz de sostenerle la mirada. Así que decanté mis opciones y decidí al fin, recurrir a la menos vertiginosa: Fey.
Lo salpiqué de mi angustia y observé como su rostro fue transformándose a medida que mis palabras surgían de mi boca, en una máscara de mármol fría, distante y con una expresión que, si bien no puedo describir con precisión, no auguraba nada bueno.
— Por primera vez me he quedado sin palabras —respondió al fin. Y era sorprendente viniendo de él, aunque era consciente de lo difícil que resultaba asimilar la historia que acababa de lanzarle.
Más allá de tener la remota esperanza de poder contar con su consejo, solo con haberme liberado de tremenda carga me sentía muchísimo mejor. Sin embargo, continuaba a la deriva. No podía negar aquello. Estaba muy lejos de la orilla y no había signos de que tierra firme me esperara cerca.
— Por favor Fey...
— ¿Qué quieres que te diga Ava? ¿Lo que quieres oír o lo que realmente pienso? Porque lo que pienso ya te lo dejé claro. Tengo la sensación de estar viviendo una especie de déjà vu.
— No es lo mismo Fey, te acabo de confesar todo.
— Más a mi favor.
— Vamos... lo siento. Pero sabía que no entenderías.
— Tú eres la que no entiende, estás ciega, totalmente obnubilada por ese niño y es comprensible. Lo entiendo ¿ok? Es un bombón, ¿quién no querría devorarse un hombre semejante todas las noches de su vida? ¿Pero qué pasa luego? ¿Qué hay más allá de la piel que puedan llegar a tener juntos?
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La Noche de las Valquirias
Romans***MUY PRONTO COMPLETA EN WATTPAD*** 🌑🌒🌓🌔🌕🌖🌗🌘🌑 Con 30 años Ava lo tiene todo: Un compromiso idílico, una carrera exitosa y un futuro más que prometedor. Descubrir a Lorenzo, su prometido, engañándola en la celebración de su cumpleaños, es u...