Capítulo 17 - NUNCA, ES UNA PROMESA

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Esta vez, Fey era el encargado de pasar por mí ya que el fin de semana no tuve necesidad de mi vehículo

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Esta vez, Fey era el encargado de pasar por mí ya que el fin de semana no tuve necesidad de mi vehículo.

Aún adormilada y con la humedad clavada en los huesos, me envolví en mi ruana favorita y una chaqueta de cuero negro. Las botas con piel, a arduas penas lograban que mis pies no se congelaran.

— Buenos días Ava, bienvenida a otro precioso lunes de Julio.

Mascullé algo parecido a un buen día. No me encontraba de mal humor porque mi fin de semana resultó demasiado perfecto. Pero solo pensar en que ese lunes me tocaba empezar trabajando en la sesión fotográfica de Rita, me provocaba dolor de estómago.

El vaso térmico tamaño XL que Fey me tendió sirvió de consuelo. Al menos, durante el viaje a la oficina.

Fey hablaba sin parar, como todas las mañanas. Con el tiempo de conocerlo adquirí la capacidad de abstraerme de su parloteo, lo suficiente, como para apenas captar las palabras clave.

El sonido de mi teléfono móvil me desconcertó. No solía recibir llamadas tan temprano a menos que tuviera alguna sesión programada a esas horas y debiera ultimar algún detalle.

— ¿Quién es?

— No lo sé... —repuse frunciendo el entrecejo mientras intentaba dilucidar a quién podría pertenecer el número desconocido que titilaba en la pantalla.

— ¿No vas a atender?

Un nudo de nervios tomaba forma en mi estómago. Aunque el fin de semana procuré no pensar más en el asunto de Rita y las Valquirias, luego de la conversación con Zac el miedo seguía martillando con sorda latencia. Quizá lo de Rita no fuera más que una superflua amenaza con el único fin de asustarme. Pues si así lo fuera o no, los resultados eran evidentes.

No lo vi venir, Fey me arrebató el aparato que se resbaló de mis dedos.

— ¿Aló?

Alguien respondió del otro lado de la línea.

— Sí, es su número. ¿Quién le habla?

El ceño de Fey empezó a arrugarse, invitando al mío a imitarlo.

— Soy su asistente. ¿Cuál es el asunto del llamado?

Fey comenzaba a impacientarse, sin dudas, quien se encontraba al otro lado de la línea no conocía a mi amigo.

— ¿Decorador? Ella no tiene ningún decorador le agradecem... ¿Quién? Zacarías...

Escuchar ese nombre de los labios de Fey me hizo salir de mi trance. Fue momento de recuperar mi teléfono.

— Hola, habla Ava.

— ¿Ava cómo estás?

— ¿Quién habla?

— Soy Esteban. ¿Me recuerdas? El amigo de Zac.

— ¡Claro! ¿Cómo estás?

— Disculpa la hora, es que estoy por entrar a mi clase en la universidad. Pero como Zac me comentó lo de la decoración de tu departamento, y bueno, si te interesa puedo darte una mano.

La Noche de las ValquiriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora