Mi nuevos baúles han sido llenados con nueva ropa hasta los topes. Son tan bonitos con sus flores talladas y pintadas a mano que lo primero que he hecho ha sido deslizar mis manos enguantadas sobre ellos y suspirar con una mezcla de tristeza y alegría. Este... viaje me ha dado cosas que jamás en la vida me habría podido permitir, como toda esa ropa carísima que ni siquiera he elegido, pero también me ha quitado muchas cosas. La libertad es algo que uno no valora hasta que la pierde. Un caballo salvaje no valora el poder cabalgar a su aire hasta que no lo doman y lo encierran en un establo para pasarse el resto de su vida cargando con un peso a su espalda, hasta que un día se parte una pata y le pegan un tiro en la cabeza porque ya no sirve. Me pregunto, ¿cuándo se dará Austin cuenta de que yo no sirvo? Y, ¿conseguiré que no se dé cuenta?
Paul, ahora nuestro... esclavo, me dedica una mirada intensa mientras coloca los baúles en la parte trasera del carruaje. Un único baúl de esos podría servirle para vivir toda la vida. En cambio, le ponemos el caramelo delante de la cara para después recordarle que nunca jamás podrá ser saboreado por su paladar, porque a los ojos de esta gente, alguien como él no podría tan siquiera apreciar la dulzura del mismo.
-¿Estás lista, querida? -pregunta Austin mientras se dispone a subir al carruaje-. Nos espera un largo camino por delante.
Asiento mientras le dedico una sonrisa falsa. Cuanto más lo pienso más me perturba la idea de tener que hacer a este hombre pensar que estoy embaraza de él y no del gilipollas de mi clase. En fin, he cambiado a un gilipollas por otro, se ve que en eso del amor no doy una.
El viaje hasta Dover durará dos días enteros y pasaremos la noche en casa de unos conocidos del tío de Austin, porque, según él, las posadas son para comerciantes. Y, sí, señores y señoras, dice esto después de haberse hospedado en una mientras me investigaba... y tener un hijo con una esclava negra. En fin, por la boca muere el pez.
Los Sutcliffe se han quedado con mi cuadro. Era bonito, supongo, mi piel era demasiado pálida para mi gusto pero de acuerdo con los estándares de la época. Aun así, los Sutcliffe han prometido que lo colgarán en su casa, en la habitación en la que han dejado que me quede todo este tiempo. Es realmente raro que hayan querido hacerlo sin apenas conocerme y puede que solo lo hayan dicho para ser cortés y, lo mismo, lo queman en el jardín de su casa. Me gustaría, en realidad, que lo tuviesen colgado para siempre y que sobreviva a muchos siglos, lo mismo algún día estará colgado en algún museo importante y alguien me reconocerá y... En fin, eso dejaría a alguien me conozco totalmente tocado de la cabeza, vaya. Sería algo muy perturbador.
-Eiri -interrumpe Austin mis pensamientos mientras me pasa una caja metaliza con pastas-. ¿Me estabas escuchando?
-Sí, sí -respondo con rapidez y torpeza-. Puedes seguir por donde ibas.
Austin asiente y se aclara la garganta, creo que no me ha creído. Me remuevo incómoda en el asiento de terciopelo azul oscuro, no solo por sus palabras sino también por el simple hecho de estar realmente incómoda embutida en el corsé al estilo salchichón.
-Pues como te decía: Abraham, Jefferson y yo habíamos sido mejores amigos desde que comenzamos a tener tutor. Todos vivíamos relativamente cerca por lo que, el señor Samuel, nuestro tutor, pudo impartirnos clases a los tres. Se podría decir que todos recibimos la misma educación y aprendimos bajo los mismos métodos. De hecho, fue el señor Samuel quien sugirió que realizásemos el Gran Tour todos juntos para expandir nuestros conocimientos más allá de lo que lo hace la mayoría. Todos nos pusimos de acuerdo y el señor Samuel fue quien nos acompañó en nuestra gran aventura. Y, he de decir, que no fue únicamente sobre artes lo que aprendí, ¿sabes? -asegura mientras apoya su mano sobre mi rodilla, cubierta por un millar de capas de ropa. Y, aun así, su toque llega a tocar hasta la fibra más interna de mi ser.
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LA HIJA DEL TIEMPO (EPOCA GEORGIANA)
Teen Fiction3ª PARTE DE LA SAGA "LAS HIJAS DEL TIEMPO" Eiri Milwood sabe tres cosas con certeza: Es vegetariana, está embarazada y su exnovio es gilipollas. Claro que ninguna de estas tres cosas van a impedir que vaya al baile de disfraces de su instituto, ni v...