23. No es un final feliz

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Al despertar esta mañana, estaba abrazada a Isco. Con la sabana tapandonos.

Con cuidado de no despertarle, me levanto de la cama y me visto. Salgo de la habitación y hago el desayuno.

Me tomo mi café de por las mañanas mientras ojeo el periódico.

-Hoy tengo partido. ¿Vendrás?

-Claro. ¿En el Bernabeu?

-Si, contra el Barça.

Después de desayunar, él se va a su casa para cojer todo lo del entrenamiento.

De la habitación de Emma sale Marco, en boxers.

-¿Que se supone que habéis echo?

-Tranquila fiera. Hemos dormido. No malpienses.

-Es que me lo pones muy difícil Marco.

-Bueno, si lo hemos echo, cosa que no hemos echo,-Dice al ver mi cara.-no se hubiese oído. Ya ahogabais vosotros el silencio.

-Marco... Vete de mi vista antes de que te eche a patadas de mi casa.

Se va de la cocina y oigo sus risas al salir por la puerta.

Termino mi café y me dirijo al colegio.

Una llamada telefónica me asalta a la salida del portal.

-Hey Isco.

-Hola.

-Dime.

-¿Puedes venir hoy al entrenamiento?

-No puedo.

-Pero... Hoy no trabajas. Es fiesta. Porfa.

-Vale.

Cuando cuelgo, vuelvo a subir a casa.

Pero que demonios se me pasa por la cabeza. Hoy, 1 de noviembre, es día de todos los santos. Como puede ser que se me haya olvidado.

Dejo todo mi material en casa y hago una parada antes de ir a Valdebebas.

El cementerio de Madrid no es especialmente pequeño y me cuesta encontrar la tumba, pero una vez que la encuentro, dejo las violetas que eran sus favoritas.

-Hola Amadeo. Se que ya no estas entre nosotros, pero, también se que allí donde estés, me estas escuchando. Te echo de menos. Fue muy duro separarme de ti. Sobre todo, después de aquellos cuatro años de colegio e instituto. He conocido a Isco. Es especial. No te gustaría. Es del Real Madrid.-Una lágrima cae sobre mi mejilla.- Creo, que nunca me imaginé un mundo sin ti. Y se que suena muy cursi. Gracias por aquellos maravillosos años.

Dejo la ultima violeta y me levanto.

-Hasta la próxima.

Salgo del cementerio y me dirijo a Valdebebas.

Ni me acuerdo de como llegar al campo. Le pregunto a un guardia de seguridad.

-Por donde se va a los vestuarios?

-Em... ¿Que haces aquí?

-Ver a mi novio.

-Has pasado hace veinte minutos.

-No. Acabo de llegar.

Una vez que me indica la dirección a los vestuarios, me alejo de allí. Se habrá equivocado de persona.

Al llegar al pasillo de los vestuarios, oigo voces. Ya habrán terminado de entrenar. Pienso mil y una disculpa para decirle a Isco.

Me encuentro a Marco caminando por el pasillo.

Como Un Hermano Mayor||Nacho FernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora